
La Galerna
·19 Maret 2025
El madridismo de Sinatra

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La Voz. En mayúscula. Ese era el apodo de Frank Sinatra, uno de los cantantes más conocidos de la canción popular y una de las mayores figuras artísticas del siglo XX. Su legado musical es uno de los más prestigiosos de todos los tiempos. A lo largo de las décadas, su icónica estela ha marcado a generaciones enteras de creadores. Desde compañeros de generación como Tony Bennett a rockeros como Bono de U2.
Sinatra era un gran cantante y algo más. Sinatra presumía de que él vendía un estilo. Tenía una voz dotada por los dioses para el jazz y el swing, pero su presencia escénica y su carisma a la hora de vender su estatus artístico hacían de él un frontman completo. No contento con ello, Sinatra también tuvo una carrera cinematográfica bastante extensa y estimable. Tanto es así que llegó a ganar el Óscar al mejor actor de reparto por De aquí a la eternidad. Sin lugar a duda, Sinatra representa todo un icono popular y está tallado en piedra en la memoria sentimental de generaciones de personas alrededor de todo el mundo.
Siendo uno de los mayores intérpretes que la música popular ha conocido, su carrera discográfica abarca cerca de seis décadas. Además, su producción discográfica ha seguido más allá de su muerte. El archivo de Sinatra parece inacabable: álbumes en directo, box sets y colecciones se editan cada tanto para deleite de sus numerosos seguidores y completistas. Su legado está más vivo que nunca y sus ventas de discos así lo refrendan.
Su magnetismo fue irresistible para algunas de las grandes damas de su tiempo, Marilyn Monroe o Jacqueline Kennedy se encuentran entre sus amantes. Sin embargo, la actriz Ava Gardner fue la mujer que más encandiló al cantante. Juntos protagonizaron numerosos escándalos e historias legendarias. En sus idas y venidas, rupturas y reconciliaciones incluidas, llegaron a casarse en 1951. El matrimonio duró 6 años y marcó para siempre a Sinatra. Es curioso cómo en asuntos sentimentales se puede llegar a manejar el intérprete de tantas deliciosas canciones de amor tan inmortales como Something stupid, You make me feel so young, Young at heart o Prisoner of love.
Porque si hablamos de Frank Sinatra como icono, el Sinatra intérprete y seleccionador de temas tampoco tiene rival. Sinatra supo buscar en el catálogo de los mejores compositores de la época como Irving Berlin, Jimmy Van Heusen o Cole Porter e hizo suyas sus canciones. De Cole Porter dio a conocer al gran público canciones como Night and day o Begin the beguine. En definitiva, Sinatra fue uno de los artistas que dieron a conocer y potenciaron el cancionero estadounidense conocido como el Great American Songbook.
De entre todos sus estándares clásicos, es francamente difícil seleccionar un puñado, pero creo sinceramente que mis favoritas son I've Got You Under My Skin, It Was A Very Good Year, The Lady Is A Tramp o Fly Me to the Moon. Aunque también podría citar September of My Years, L.A. Is My Lady o la inmortal New York, New York. No obstante, siento especial debilidad por That´s life, ese himno de un libertino que con mirada cínica paladea cada palabra de esa canción con chulería.
Sinatra también ganó la Decimoquinta en Londres
Sin embargo, hay una canción que sobresale de entre todas. Una canción muy especial que se le asocia a Sinatra como un guante. My Way fue publicada en 1969 y desde entonces se convirtió en la canción más conocida y reproducida del cantante natural de Nueva Jersey. Con 75 semanas, My Way posee el récord de permanencia en la lista de los 40 mejores sencillos del Reino Unido.
My Way es en realidad una adaptación al inglés de Paul Anka. El cantautor canadiense había escuchado la original Comme d'habitude de Claude François y decidió darle la vuelta como un calcetín. Si en la original el protagonista se quejaba de que su amor había caído en la rutina, Anka hizo un retrato de un hombre que hace repaso de su vida. En mi opinión, Anka compuso una obra maestra. Su versión es superior en todo a la original y encontró en Sinatra su intérprete definitivo.
Desde junio de 2014 adquirió para mí un significado extra. El 7 de julio de ese mismo año falleció en Madrid don Alfredo Di Stéfano. Al día siguiente el Real Madrid rindió homenaje a su leyenda y Presidente de Honor con un vídeo muy especial repasando su carrera. Ese vídeo estaba acompañado con la canción My Way. Fue un momento tan emotivo que pudimos ver a Florentino Pérez derramar lágrimas por el que fue su ídolo de infancia. Desde el Palco de Honor del Santiago Bernabéu, donde tenía lugar la capilla ardiente, el máximo mandatario recordó la figura de la Saeta Rubia: "Hoy es un día de enorme tristeza y enorme pesar. Hoy es un día para el agradecimiento, porque Di Stéfano cambió la historia de este club, ayudó a cambiar el Real Madrid. Era el alma del Madrid".
Para acabar, quisiera confesar que Sinatra me ha acompañado esta pasada temporada en momentos claves. Una tarde, poco antes de que arrancara la vuelta de cuartos frente al City, estaba cumpliendo con mis obligaciones mientras de fondo escuchaba el Live at the Meadowlands de Sinatra. Llevaba un tiempo haciéndolo en bucle. Pues bien, llegó la hora del partido y bajé el volumen y fui directo al salón para no perderme el arranque. Con las prisas olvidé apagar la música y ésta seguía reproduciéndose. Al término del partido me di cuenta de que Sinatra seguía cantando en mi habitación. Lo tomé como un guiño del destino y decidí hacer de este olvido una cábala. Y por supuesto, seguí oyendo a Sinatra frente al Bayern y también antes de la final con el Borussia Dortmund. Así que Sinatra también ganó la Decimoquinta en Londres.
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