El nuevo VAR en Primera Federación: un avance con demasiadas sombras | OneFootball

La introducción del VAR en la Primera Federación ha sido recibida con expectación y cierto optimismo. Por primera vez, la tercera categoría del fútbol español se dota de una herramienta tecnológica que, en teoría, debe aportar justicia y transparencia en la toma de decisiones arbitrales. Sin embargo, tras las primeras jornadas de aplicación, la sensación es agridulce: el acierto de la medida choca con unas carencias que amenazan con empañar su utilidad.

En primer lugar, es justo reconocer el valor de la decisión de la RFEF. Dotar a la categoría de un sistema que hasta ahora estaba reservado a la élite supone un paso adelante en la profesionalización de la competición. En un fútbol cada vez más globalizado, donde los clubes de Primera Federación reclaman visibilidad y rigor, la llegada del VAR envía un mensaje claro: la Tercera División española también merece estándares arbitrales más altos.

No obstante, los problemas son evidentes. El más señalado por jugadores, entrenadores y aficionados son las interminables revisiones. Acciones que deberían resolverse en segundos se prolongan durante minutos, rompiendo el ritmo del juego y generando más confusión que certeza. El VAR nació para corregir errores claros y manifiestos, no para convertir cada jugada polémica en un debate eterno frente a la pantalla.

A ello se suma otro aspecto preocupante: la calidad técnica del sistema no está a la altura de lo esperado. Las retransmisiones cuentan con menos cámaras y ángulos que en categorías superiores, lo que limita la capacidad de análisis y genera decisiones discutibles. Se vende tecnología de vanguardia, pero en realidad el producto ofrecido parece una versión reducida, con menos fiabilidad y precisión que la que se ve en Primera o Segunda División.

En definitiva, la Primera Federación acierta al incorporar el VAR, pero el modo en que se está ejecutando deja mucho que desear. Si el objetivo es garantizar justicia, transparencia y profesionalización, el sistema necesita una revisión profunda: más agilidad, mejor calidad técnica y protocolos claros que eviten que una buena idea se convierta en un lastre.

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