Diario La Escuadra
·22 Januari 2025
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El Estadio Metropolitano fue escenario de un momento inusual que desató una tormenta en redes sociales, pero que concluyó con un gesto conciliador. Todo comenzó durante el partido de la Liga de Campeones entre el Atlético de Madrid y el Bayer Leverkusen. El gol inicial de Piero Hincapié dio pie a una polémica celebración en la que el jugador neerlandés Jeremie Frimpong pateó un ramo de flores, símbolo de una tradición profundamente arraigada en el corazón de la afición colchonera.
La tradición del ramo de flores en el estadio del Atlético de Madrid tiene sus raíces en 1996, cuando el equipo jugaba en el antiguo Estadio Vicente Calderón. Todo comenzó con una predicción de Margarita Luengo, una aficionada apasionada del club. Antes de un partido contra el Athletic Club, Margarita decidió llevar al estadio cuatro claveles, convencida de que su equipo marcaría cuatro goles. Sorprendentemente, el equipo colchonero cumplió su predicción, y desde entonces Margarita adoptó la costumbre de colocar un ramo en honor al jugador serbio Milinko Pantić, una de las figuras clave del histórico «Doblete» de Liga y Copa del Rey en la temporada 1995-96.
El ramo siempre se sitúa en el córner derecho del fondo sur, donde Pantić ejecutaba sus precisos centros. A lo largo de los años, esta tradición ha sobrevivido al paso del tiempo y a los cambios de estadio, manteniéndose como un emblema de la conexión entre el equipo y su afición. Incluso durante la pandemia de COVID-19, cuando el público no podía asistir, el propio Atlético de Madrid se encargó de mantener esta costumbre, colocando el ramo en el Metropolitano antes de cada partido.
El enfrentamiento entre el Atlético de Madrid y el Bayer Leverkusen transcurría con alta intensidad, y el gol inicial de Piero Hincapié fue un momento de celebración para los jugadores del equipo alemán. En medio del júbilo, Frimpong, sin conocer el significado del ramo de flores en el córner, lo pateó con fuerza mientras se unía a sus compañeros. Este gesto, aparentemente insignificante para él, desató una ola de indignación en el estadio.
José María Giménez, uno de los líderes del Atlético de Madrid, reaccionó inmediatamente y se encaró con el neerlandés, recriminándole lo que acababa de hacer. La situación elevó la tensión en el terreno de juego, y el estadio entero respondió con abucheos hacia Frimpong. La acción le valió una tarjeta amarilla a Giménez, pero quedó claro que el gesto no había pasado desapercibido.
Mientras tanto, la afición rojiblanca, conocida por su pasión y su defensa de las tradiciones del club, se mostró visiblemente afectada. Para ellos, el ramo de Margarita es mucho más que un adorno: es un símbolo de la historia y el orgullo colchonero.
El enfado de los aficionados se trasladó rápidamente a las redes sociales, donde el Atlético de Madrid no tardó en reaccionar. La cuenta oficial en inglés del club publicó mensajes irónicos y desafiantes, incluyendo frases como “No te metas con el Atleti” acompañadas de imágenes y memes que ridiculizaban al Bayer Leverkusen. Estas publicaciones viralizaron el incidente, manteniendo viva la polémica.
Horas después, Frimpong reflexionó sobre lo ocurrido y utilizó sus redes sociales para pedir disculpas. En un mensaje sincero, escribió:«Después del partido de ayer, me enteré de la tradición del ramo de flores en el Metropolitano. No lo sabía y, en el momento del gol, me dejé llevar por la emoción y cometí un error. Perdón a la afición del Atlético y especialmente a Margarita.»
El mensaje de Frimpong fue recibido con gratitud por los seguidores rojiblancos, quienes valoraron su gesto. Incluso el Atlético de Madrid respondió públicamente:«Thank you for your message, Jeremie. Your words are a testament to your integrity. Aceptamos tus disculpas y se las trasladaremos a Margarita.»
Este intercambio puso fin al episodio, transformando un acto desafortunado en una muestra de humildad y respeto mutuo.
El incidente del ramo de Margarita es un recordatorio de cómo el fútbol trasciende lo deportivo para convertirse en un espacio de emociones, tradiciones y aprendizaje. La disculpa de Frimpong no solo apaciguó los ánimos, sino que también mostró que los errores pueden convertirse en oportunidades para construir puentes entre rivales. En un deporte tan apasionado como el fútbol, este desenlace demuestra que el respeto y la empatía son valores que siempre deben prevalecer.