
La Galerna
·8 Oktober 2025
El Real Madrid contra el imperio del reguetón

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·8 Oktober 2025
Segundo parón de selecciones y el Real Madrid llega a él como líder de La Liga. En Europa, estamos clasificados como segundos en la liguilla con dos victorias en dos partidos. Salvo por la clamorosa derrota en el Metropolitano, el balance del Madrid de Xabi Alonso es notable. Todos los parones de selecciones son momentos perfectos para autoevaluarnos, digamos que funcionan como los pequeños parciales que ponen los profesores antes de los exámenes finales. Por ahora, hemos salvado los dos primeros con cierta cintura.
Sigo viendo con claridad que este nuevo Madrid está construido desde la defensa, es ésta la línea más importante y sobre la misma se edificará el proyecto. Hasta tres nuevos jugadores llegaron este verano para apuntalar una zona que en las dos últimas temporadas se ha visto mermada por una serie de trágicas lesiones. Es importante que jugadores como Dean Huijsen y Álvaro Carreras vayan cogiendo experiencia, pues de su evolución como conjunto dependerá la suerte que corra el equipo. Y, si bien el centro del campo necesita dar un par de vueltas, la delantera va sola.
Teniendo los pies en el suelo, y dando pábulo a la premisa que nos transmiten algunas de las firmas mejor informadas, el proyecto de Alonso está en construcción y el club tiene total confianza en el técnico tolosarra. Si el Real Madrid le ha dado un margen de tres años al entrenador, debemos entrar en esa nueva dimensión anglosajona en la que los técnicos poseen el mando de la dirección deportiva más allá del cortoplacismo ibérico.
La resonancia cultural del Real Madrid ya tiene suficiente eco en el mundo que nos sobrepasa. El Real Madrid es un estado mental, un concepto. El madridismo imprime carácter y el madridista tiene en su club un espejo donde mirarse para manejarse en la vida
Una vez concluido este segundo parón, octubre será un mes importante para saber dónde estamos situados. Getafe, Juventus y Fútbol Club Barcelona son tres rivales importantes. Cada uno con sus características, los tres equipos nos exigirán bastante. Seguramente Alonso usará la salida al Coliseum para rotar y dosificar esfuerzos de cara a la semana final de octubre con dos invitados de altura en el Bernabéu. El próximo parón nos alcanzará el 10 de noviembre.
Y así seguimos contra todo y contra todos. Esto me lleva a una reflexión que hice el otro día tras una nueva entrega de Los Pepes, ese canal magnífico que llevan Javier Alberdi y Pepe Herrero. A cuento de estas luchas intestinas que se dirimen entre el Madrid y los tattaglia del fútbol, decía Pepe Herrero que sin darnos cuenta le estamos pidiendo al Madrid un imposible. A continuación añadía que en el fondo le exigimos a Florentino Pérez luchar contra el reguetón. Francamente, cuando escuché este ejemplo pensé que ahí había suficiente inspiración para una columna que tenía la obligación moral de escribir.
La excelencia del Madrid no se negocia. La universalidad de nuestro equipo es tal que ya trasciende lo deportivo. La resonancia cultural del Real Madrid ya tiene suficiente eco en el mundo que nos sobrepasa. El Real Madrid es un estado mental, un concepto. El madridismo imprime carácter y el madridista tiene en su club un espejo donde mirarse para manejarse en la vida. Digamos que quien conoce bien nuestra historia posee una especie de brújula moral para afrontar los retos del día a día.
A su vez, nuestro universalismo se extiende hasta los límites más insospechados. Parafraseando al genial Mark Knopfler, hay una evidencia del madridismo en cada lugar porque nuestras huellas permanecen, más allá del placer y el dolor, en lo sagrado y en lo profano. Taylor Swift ha sido la última celebridad en sumarse y menciona al Real Madrid en su nuevo álbum.
En su canción Wish List, la norteamericana traza una lista de deseos que las personas ambicionan. «Quieren esa libertad, vivir fuera del sistema. (...). Y ese buen surf, sin hipócritas. Lo quieren todo. Quieren un contrato con el Real Madrid». Esto canta la artista estadounidense más célebre del panorama actual.
Segundo caso de nuestro universalismo. A finales de septiembre, el club recibió al histórico jugador de baloncesto Scottie Pippen. Para los que no estén familiarizados con el baloncesto, digamos que Scottie era el Benzema de Jordan. Con sus Chicago Bulls consiguió ser una superestrella en la década prodigiosa de los ‘90s. Junto a Michael Jordan, Dennis Rodman o Steve Kerr consiguió seis anillos de la NBA en dos ciclos de tres campeonatos consecutivos. Es decir, la dinámica más parecida al Real Madrid de la última década en Champions.
Pippen, que estaba por Madrid como Embajador del All Star Inclusivo de la Fundación Sanitas, realizó una visita por el Bernabéu junto con Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del Real Madrid, y Rudy Fernández. Lo más sorprendente es que la leyenda decidió subir a su Instagram una instantánea de su visita donde lo más llamativo fue que eligió la siguiente máxima de Di Stéfano: “Ningún jugador es tan bueno como todos juntos".
Llegados a este punto, pareciera un poco fuera de lugar preocuparnos por el pequeño corto plazo. El Real Madrid tiene una cita con la historia. La única sombra del Madrid es su propio legado. Por ello, difícilmente podemos rebajarnos a luchar contra rivales menores. Un león no se preocupa por las moscas que le estorban. Nuestro reto es estar a la altura de nuestra leyenda. Porque, como nos enseñó Florentino Pérez, en el Real Madrid la exigencia es máxima. Seguiremos luchando contra el imperio del reguetón. Tenemos a Taylor Swift, nada puede fallar.
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