Elche expone las costuras del Madrid: igualdad final y señales de desgaste | OneFootball

ELCHE, SPAIN - NOVEMBER 23: Kylian Mbappe of Real Madrid reacts during the LaLiga EA Sports match between Elche CF and Real Madrid CF at Estadio Manuel Martinez Valero on November 23, 2025 in Elche, Spain. (Photo by Angel Martinez/Getty Images)Angel Martinez

El Madrid salió del Martínez Valero con la sensación de que el empate era un mal menor y una advertencia mayor. Elche le jugó de frente, sin complejo ni miedo a la camiseta, y durante muchos tramos lo desnudó: le quitó ritmo, le cortó las líneas y lo obligó a remar a destiempo. El 2-2 es un reparto de puntos, sí, pero también el reflejo de un partido en el que el líder pareció correr siempre detrás del plan del rival.

El inicio fue tosco. El Madrid quiso instalarse arriba, pero el Elche le cerró cada pasillo con una disciplina que no suele verse en equipos que pelean abajo. Salían junta la línea defensiva y la de medios, robaban arriba cuando tocaba y, cuando no, se abrochaban atrás dejando muy poco espacio para que Bellingham, Rodrygo o Güler recibieran con ventaja. Xabi Alonso pedía paciencia, pero la circulación blanca no encontraba continuidad.

El partido cambió después del descanso, y no porque el Madrid mejorara, sino porque el Elche olió vulnerabilidad. En el 53’, una acción que parecía muerta se reactivó con un taconazo de Germán Valera; el balón terminó en Febas, que encontró el hueco justo tras un rebote y clavó el 1-0. Fue un gol simple, pero simbólico: los locales estaban interpretando mejor cada situación.

El golpe despertó al Madrid. Se adelantaron los interiores, Alexander-Arnold empezó a aparecer más por dentro y el área se llenó de camisetas blancas. En un córner, al 78’, llegó el empate: centro tenso de Trent, barullo y Huijsen cazando la pelota para hacer el 1-1. Parecía que el líder iba a imponer jerarquía… pero el Elche no compró esa narrativa.

Ocho minutos después, otro golpe. Recuperación rápida en la frontal, transición limpia, pase filtrado y remate cruzado para el 2-1. El Martínez Valero rugía y el Madrid volvía a verse forzado a remar contra su propia desconexión.

Ya en el añadido, cuando el partido parecía perdido, apareció la insistencia. Una jugada prolongada, un remate de Bellingham, un rebote que se queda suelto y el 2-2 que salvó el punto. Poco más. Ni claridad, ni ocasiones limpias, ni sensación de autoridad.

El Elche cerró el partido como lo jugó: serio, ordenado, sin regalar nada. El Madrid lo cerró como lo empezó: incómodo, trabado y con la impresión de que cada avance costaba demasiado.

Al final, el empate es justo y dice más del Elche que del líder. Los locales mostraron carácter y una idea muy trabajada; el Madrid, en cambio, dejó la pregunta abierta: ¿qué pasa cuando la calidad no alcanza para sostener el plan?