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·28 November 2024
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El futbolista francés perdonó desde los once metros tras ‘rascar’ Lucas Vázquez la mejor ocasión del Madrid en el minuto 62
Kylian Mbappé saltó al césped de Anfield sabiendo que regresaba a una posición que en su día, no hace mucho, le hizo adueñarse de la escena en el planeta fútbol. Su poderosa zancada e impredecibilidad a la hora de sacarse de la nada el disparo le ayudaba a romper defensas con una facilidad inusual y su innata calidad hizo el resto. Sin embargo, en su última temporada en el PSG todo cambió y acabó siendo relegado a una posición, más centrada, que no le terminaba de convencer. En busca de la felicidad, el francés decidió aterrizar en Madrid para perseguir su sueño de conquistar la Champions… pero ahí se encontró con Vinicius, el futbolista más determinante en la actualidad, y se tuvo que conformar con contadas apariciones por la banda del 7.
La lesión del brasileño le abrió un camino al olimpo blanco, pero con el paso de los minutos en Anfield la puerta que acabaría tocando sería la del infierno. El crack francés vivió una auténtica pesadilla frente al Liverpool, la mejor defensa de la Premier, para terminar completando un partido que tardará en olvidar. Y si antes de lo vivido en este partido el cuerpo técnico no tenía dudas sobre quien debía ser el dueño de la banda izquierda del Madrid, la actuación de Mbappé terminó de dictar sentencia. Errático en el pase, en los controles y con una confianza tan mermada que se antojaba difícil que algo le saliese bien. Lo intentó en todo momento, pero sin el atrevimiento necesario para hacer al menos cosquillas a un Bradley que firmaría en su cara el mejor tackle de su carrera deportiva.
Y es que cuando las cosas no quieren salir, aunque la lección diga que uno no debe nunca rendirse, la cabeza acaba mandando unas señales al resto del cuerpo que acaban siendo letales. Con la confianza por los suelos, Mbappé lo siguió intentando, porque es su trabajo, pero pensando que no lo iba a lograr. Y si uno ejecuta acciones pensando que nada va a salir bien… la lógica advierte que así es imposible que algo funcione. Su primera pérdida casi termina en el 1-0, ocasión salvado en la línea de gol por Asencio, y desde ahí una concatenación de desgracias y malas decisiones que alcanzaría su cota más alta en el minuto 62. Porque aunque no fue la noche de Kylian, el fútbol si quiso darle una última oportunidad para redimirse, pero Kelleher, el mayor ‘parapenaltis’ de la historia del Liverpool, decidió que su entrada al infierno tenía billete de ida pero no de vuelta.
Ceballos filtró un balón perfecto que llegaría a las botas de Lucas Vázquez, que pese a controlar el balón mal, supo reaccionar a tiempo para poner el caramelito tan cerca de Robertson que acabó metiendo el pie cuando no debía. El colegiado señaló el punto de penalti y Mbappé, sin mirar a nadie más que a la pelota, asumió la responsabilidad, una que pese a los reveses de la noche nunca dejó de lado. El 9 ejecutó la pena máxima sin decisión, como todas sus acciones durante el partido, y resultado acabó siendo el mismo que todas las anteriores. Balón a media altura la izquierda del portero, un sitio más conocido por ser el más favorable para el portero al tener que, ‘simplemente’, adivinar el lado. Así fue, el portero Red, que ya ha superado a Reina (5) como el portero ‘red’ que más penaltis, adivinó las intenciones del francés y evitó un tanto que hubiera devuelto la esperanza al Madrid. Un 1-1 que nunca subió al marcador y que tardará tiempo en olvidarse en la Casa Blanca… y de la cabeza de Mbappé. Con 15 pérdidas en el partido, el francés abandonó el césped de Anfield sin querer saber nada de nadie y encomendándose al mensaje lanzado por Ancelotti en rueda de prensa: «Hay una medicina que es ser paciente. Es un momento complicado para él, sobre todo tras fallar el penalti. Todo el mundo tiene que apoyarlo».
/Marca