Le pidieron 12.000 dólares para arreglar su coche y lo arregló por un precio ridículo | OneFootball

Carl Hartley es dueño de un Bugatti Veyron, uno de los coches más exclusivos y caros del mundo. Un verdadero sueño para cualquier amante de los superdeportivos. Pero a veces, incluso los coches más lujosos pueden presentar problemas inesperados y, lo que es peor, absurdamente costosos.

Después de cuatro años con su Veyron, un pequeño detalle se volvió un gran problema: el botón para ajustar los retrovisores dejó de funcionar. Parecía una reparación sencilla, algo que cualquier taller podría resolver sin complicaciones. Pero en el concesionario oficial Bugatti le dieron una respuesta que lo dejó boquiabierto.

Un presupuesto desorbitado por una reparación simple

El concesionario oficial le presupuestó nada menos que 12.000 dólares para arreglar el botón del retrovisor. Sí, doce mil dólares para cambiar el motor que mueve el espejo y la carcasa completa. Un precio fuera de toda lógica, especialmente para algo que parecía tan simple.

El botón para ajustar los retrovisores dejó de funcionar | Wikipedia

Esta cifra sorprendió y frustró a Hartley. ¿Cómo podía costar tanto arreglar un botón? Decidió entonces buscar una segunda opinión, lejos de la red oficial de Bugatti.

La sorpresa de un mecánico especializado

Hartley acudió a un mecánico con experiencia en piezas de Fórmula 1, alguien con conocimiento profundo en tecnología avanzada y componentes delicados. El diagnóstico fue mucho más sencillo: una pequeña pieza estaba defectuosa.

En solo 25 minutos, el mecánico cambió ese componente y el retrovisor volvió a funcionar perfectamente. ¿El costo? Apenas 1,25 dólares. Increíble, ¿no?

La pieza en cuestión es idéntica a la que usan las Volkswagen Transporter, vehículos muy comunes y accesibles, lo que explica el bajo precio. Este contraste entre los costos oficiales y los independientes es más común de lo que parece en el mundo de los coches de lujo.

En el mecánico le cobraron 1,25 dólares | Europa Press, Pixelshot

El verdadero coste de la exclusividad

El caso de Hartley pone sobre la mesa una realidad incómoda: mantener un coche de lujo no solo implica un gran desembolso inicial, sino que también puede implicar reparaciones exorbitantes. Las marcas como Bugatti protegen su exclusividad con tecnología patentada y piezas que solo pueden conseguirse a través de su red oficial.

Además, para no perder la garantía, los propietarios deben usar exclusivamente centros autorizados y piezas originales, lo que eleva aún más el costo. Esto genera que hasta una pequeña reparación pueda convertirse en un gasto enorme.

Por ejemplo, un llavero de Bugatti puede costar casi 14.000 dólares y unas luces traseras superan los 50.000. Un solo neumático puede acercarse a los 10.000 dólares. En este contexto, el precio de doce mil dólares por un botón deja de parecer tan descabellado.