Lucas Vázquez se va dolido con sus compañeros. Solo dos le han respondido | OneFootball

Después de más de una década defendiendo los colores del Real Madrid, Lucas Vázquez se ha marchado. Lo que debería haber sido una despedida emotiva y llena de cariño por parte del vestuario blanco, ha terminado en una amarga decepción personal.

Pese a su papel secundario en las últimas temporadas, Lucas siempre fue un ejemplo de compromiso, trabajo en silencio y fidelidad al escudo. El jugador esperaba algo más. Pero lo que recibió fue el silencio de casi todos.

La respuesta que nunca llegó

Fuentes próximas al futbolista gallego aseguran que solo dos compañeros le han escrito para desearle suerte tras anunciar su salida. Uno de ellos, Kylian Mbappé, que lleva apenas unos meses en el club.

Lucas Vázquez esperaba otra respuesta de sus compañeros | Getty Images, Madrid-Barcelona

El francés le mandó un mensaje privado de agradecimiento y admiración. Un gesto inesperado, pero muy valorado. El otro, un canterano con el que Lucas mantenía una relación muy estrecha.

Y acudió personalmente a su despedida, junto a Lunin, y a Marcelo, que interrumpió sus vacaciones para compartir el adiós de su amigo Lucas Vázquez al Real Madrid.

El resto, silencio absoluto. Ni veteranos como Carvajal, ni referentes como Modric o Vinícius, se han tomado la molestia de responderle.

Un vestuario más frío que nunca

Este gesto —o la ausencia de él— ha hecho daño. Lucas se va con la sensación de que el vestuario ha cambiado. Que ese espíritu de familia, de grupo unido, ya no existe en el Real Madrid.

Las nuevas generaciones llegan con otras prioridades. Y los pesos pesados parecen vivir en su propio mundo.

Lo cierto es que el Real Madrid ya no es lo que era por dentro. Y para alguien como Lucas, que lo dio todo, duele.

Carvajal fue uno de los grandes ausentes en la despedida de su amigo Lucas Vázquez | Getty Images, Madrid-Barcelona

Mbappé da ejemplo

Paradójicamente, quien ha quedado mejor parado en toda esta historia ha sido Mbappé. El francés, recién aterrizado, ha demostrado más empatía y compañerismo que muchos con años en el club.

Su mensaje ha dejado en evidencia a gran parte del vestuario. No solo por el gesto en sí, sino por el contraste con el silencio generalizado.

Un final injusto

Lucas Vázquez no esperaba una fiesta, pero sí algo más de humanidad. Más de una década en el club, múltiples títulos y mil batallas no han sido suficientes para convocar a la mayoría de sus compañeros.

Su salida deja una reflexión incómoda en el madridismo: algo se ha roto en el vestuario. Y si alguien como Lucas se va dolido, el problema no es menor.