Müller, con orgullo pese al golpe de Vancouver en MLS Cup | OneFootball

By MLS Español

Fue grandísimo mientras la carrera estaba en pie. Y sin dudas lo disfrutó.

Thomas Müller habló con honestidad tras la derrota del Vancouver Whitecaps en la final de la MLS Cup ante el Inter Miami de Lionel Messi.

No solo describió un partido doloroso, como lo fue la final perdida el sábado, sino el cierre de un viaje emocional que sorprendió a toda la liga y que dejó al veterano alemán profundamente marcado.

“Estoy aquí desde agosto”, dijo Müller con la voz todavía temblorosa por la emoción del momento. “Los muchachos hicieron un gran trabajo antes de que yo llegara, y después… incluso mejor. Disfruté muchísimo ser parte de este ambiente. Todos aquí, ustedes incluidos, fueron parte de este viaje. No fue solo divertido: fue algo de lo que podemos estar orgullosos. Y por eso duele. Duele porque estuvimos tan cerca. Lamentablemente lo dejamos ir, un poco por mala suerte, un poco porque las finales son así. Pero sé que volveremos más fuertes la próxima temporada, mucho más fuertes”.

Sus palabras reflejaban cansancio, tristeza… pero también una convicción feroz. Müller insistió en que este dolor, aunque profundo, es el tipo de dolor que empuja a crecer. “Tenemos un grupo joven, talentosísimo y con tanta hambre. Y ya sabes cómo es: las grandes derrotas generan mucha energía para el futuro. Así que intento enfocar mis emociones un poco más en los próximos meses, porque si pienso demasiado en lo que pasó hace una hora y media… duele. Duele, pero en el mejor sentido posible en que puede doler".

El alemán también reveló el golpe emocional dentro del vestuario. “No se trata de mi mensaje. Lo que hablamos ahí dentro queda entre nosotros”, explicó. “Pero te puedo decir que están devastados. Especialmente los que han estado años en esta liga. Ganar la MLS Cup habría significado muchísimo para ellos. Trabajaron tan duro para tener esta oportunidad… y ahora sufren, sufren mucho. Pero también sé que este grupo se va a levantar. Lo vamos a hacer juntos, como lo hemos hecho toda la temporada”.

Quizá las palabras más emotivas llegaron cuando habló de la ciudad y de la conexión que construyeron en tan poco tiempo. “Es increíble pensar que en Vancouver, una ciudad conocida por el hockey, logramos crear este ambiente, esta energía. Lo hablamos hace dos o tres meses… y sucedió. Y vivirlo con este grupo fue algo hermoso”, dijo Müller, aún sorprendido por la fuerza del vínculo con la afición. “La relación entre los fans, el club y los jugadores estuvo en un nivel altísimo. Yo no sé cómo era antes, pero ahora se siente como si estuviera en su mejor momento. Y eso es gracias a ellos. Cuando ven nuestro lenguaje corporal, creo que pueden ver cuánto los queremos y cuánto apreciamos lo que nos dan”.

Una temporada que nadie esperaba que terminara en una final de MLS Cup, terminó justo ahí. Y aunque el trofeo no viajó a Vancouver, Müller dejó claro que este equipo ganó algo igual de poderoso: la certeza de que pertenece a este nivel.

Una caída dura, sí. Pero también una promesa. Vancouver volverá.

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