
La Colina de Nervión
·21 April 2025
Ni contigo, ni sin ti

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·21 April 2025
Don Joaquín Caparrós ya era del Sevilla Fútbol Club y entrenador de fútbol antes, en el año 2000, cuando llegó al banquillo de Nervión. La diferencia con el ahora, 2025, es que en estos momentos de la vida es mucho más sabio. Veinticinco años después, llega un hombre más maduro y con mayor conocimiento futbolístico acumulado. El trabajo de un entrenador no consiste en una actividad exclusivamente muscular, sino cognitiva. La inteligencia de un entrenador no es cinética, sino emocional, estratégica, lógica, lingüística… Ninguna de estas inteligencias tiene por qué verse afectada o mermada por la edad —salvo que medie una patología incapacitante, como en cualquier otra etapa de la vida—; al contrario, se enriquece con la experiencia y la práctica.
Puede que la intención de quienes han designado a Joaquín Caparrós sea que su carisma entre el sevillismo tape la patente falta de simpatía y liderazgo de la actual dirigencia del club. Puede ser. Pero esa aviesa intención, a mí —y creo que también a gran parte del sevillismo y al propio Joaquín Caparrós—, nos importa un pito. Nos duele el club y el escudo. No estamos dispuestos, con tal de tirar el agua sucia de la palangana (nunca mejor dicho), a arrojar de camino al niño. El clima era irrespirable.
La sola presencia del utrerano lo cambió todo, aunque no pudo cambiar más. El planteamiento de Joaquín Caparrós funcionó hasta el minuto 48, cuando el Alavés empató el partido en una acción insulsa que desbarató los planes tácticos del entrenador sevillista, quien ya buscaba el vestuario. Después del descanso hubo que reequilibrar al equipo, mientras el club vasco asustaba en varias —no muy claras— ocasiones. Los cambios en la segunda mitad —Sow, Suso, Saúl y Juanlu— casi le dan el partido al Sevilla Fútbol Club, pero ni Lukebakio ni Suso acertaron en dos oportunidades clarísimas, justo cuando mejor jugaba el equipo.
Al final, no pudo ser, pero pudo ser peor. De momento nos mantenemos lejos del descenso, pero no llega ni la tranquilidad, y mucho menos la utopía europea. Es el sino de estas temporadas: cada partido en el Pizjuán, desde Lopetegui, es un sufrimiento. Y aunque Joaquín Caparrós sea un santo patrón para el sevillismo, no todos los días —y con tan poco tiempo y recursos— puede obrar milagros. Falta calidad y sobran nervios. Esperemos que este calvario termine pronto, y bien.
“La evolución nunca diseñó nuestros cuerpos para durar mucho más allá de la reproducción. Por eso, el envejecimiento parece una posdata biológica”
George C. Williams