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·19 Mei 2025
¡Overbooking de 'cracks' en el Barça! Fermín López sigue en modo estrella

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·19 Mei 2025
No todos los héroes usan capa. Algunos calzan tacos, visten de azulgrana y aparecen justo cuando el partido comienza a desmoronarse como un castillo de naipes. Fermín López, el joven onubense de mirada serena y alma incendiaria, ha sido en la temporada 2024/25 del FC Barcelona ese tipo de jugador que no necesita focos para brillar, porque su luz proviene de otro sitio: del hambre, de la intuición… y de una zurda que cuando se enoja, marca diferencias.
En una era de jugadores programados como algoritmos, Fermín es una anomalía deliciosa. No parte como titular indiscutible, y sin embargo, cuando entra, trastoca los guiones como un actor secundario que se roba la película. Su papel en la plantilla de Hansi Flick ha sido el de revulsivo dorado: el comodín que, más que llenar huecos, dinamita partidos.
Y si hay que elegir un instante que condense su esencia, basta retroceder a la Jornada 37 contra el Villarreal. El marcador adverso, el tiempo apremiando y ese balón suelto en la frontal del área como una oportunidad caída del cielo (o del caos). Fermín, sin titubeos, conectó un zurdazo que hizo temblar el poste derecho y, de paso, despertó al Lluís Companys.
"Fue una clara referencia a lo ocurrido durante el reciente Clásico, cuando el gol de Fermín contra el Real Madrid en los últimos minutos fue anulado tras una polémica revisión del VAR"
Pero lo mejor vino después: la celebración. Nada de volteretas ni bailes virales. Solo un gesto seco con las manos: el símbolo del VAR. Una ironía convertida en coreografía silenciosa. ¿Mensaje? Clarísimo. “Recuerden aquel Clásico, aquel gol mío que nos birlaron con bisturí digital”. Un grito sin voz, una protesta que dijo más que mil ruedas de prensa.
No fue un golpe de suerte. En el derbi contra el Espanyol —ese que selló la vigésima octava Liga del Barça—, Fermín volvió a irrumpir como un susurro que acaba en trueno. Entró en el minuto 65 y en el 90+6 liquidó el partido con un derechazo de quirófano. Una especie de redención futbolística tras el cumpleaños más agridulce de su vida, marcado por ese otro gol anulado. Hay quien apaga las velas, y hay quien las enciende a balonazos.
Cifras que cuentan historias
Los números, que a veces mienten con frialdad, esta vez hablan con franqueza. 45 partidos oficiales, 8 goles, 9 asistencias y casi 2.000 minutos de juego. Fermín ha intervenido en una acción de gol cada 114 minutos. Una productividad quirúrgica, digna de un francotirador emocional.
Ha sido actor en cinco conquistas colectivas: LaLiga, Copa del Rey, Supercopa de España, Eurocopa 2024 y unos Juegos Olímpicos donde fue máximo goleador con España. Si esto es solo el prólogo, que alguien prepare ya el capítulo dos.
Antítesis con botas
Lo más fascinante de Fermín López es que representa una contradicción hermosa: no ser titular, pero ser imprescindible. Vivimos tiempos en los que el ego se mide por minutos en cancha, y él demuestra que la eficacia no necesita abundancia, sino oportunidad. Es el suplente que define finales. El joven que juega como veterano. El revulsivo que lidera sin brazalete.
Mientras otros se diluyen entre promesas y cláusulas, Fermín se consolida como una certeza. Tiene contrato hasta 2029, sí, pero más importante: tiene el alma del barcelonismo de su lado.
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El centrocampista fue titular por primera vez en la temporada ante el Bayern Múnich y respondió a la confianza de Hansi Flick sobre el campo con un doblete de asistencias.
Fermín López marcó su primer gol de la temporada en la goleada al Estrella Roja (2-5). El andaluz alcanzó los 50 partidos con el Barça.
Resumen general
Detalle por competición
Rendimiento destacado
A sus 22 años, Fermín López ya es parte de la memoria colectiva del barcelonismo. No por acumular portadas, sino por grabarse en la retina de quienes saben que el fútbol, como la vida, se decide en los detalles. Y él, con cada gol, con cada gesto, ha convertido los detalles en destino.
Quien lo haya visto este año sabrá que no exagero. Y quien no lo haya visto... que se prepare. Porque en un mundo lleno de ruido, a veces basta un revulsivo en silencio para cambiarlo todo.