Si la U pasa a semifinales, su rival será Lanús | OneFootball

En un partidazo, el conjunto argentino igualó 1-1 con Fluminense en el Maracana y clasificó por haber ganado 1-0 en la IDA

No tuvo miedo escénico en el mítico Maracaná. Tierra de miles de batallas, del primer campeonato de Leo Messi con la Selección Argentina y cientos de hitos. Sin embargo, lejos de quedarse atónito y de apichonarse, Lanús dijo presente. Se paró firme, se puso de pie a pesar de los palos que la Policía de Río de Janeiro le dio a sus hinchas y dejó mudo a todo Fluminense: sacó adelante un partido chivo, igualó con un golazo de Dylan Aquino y se quedó con la serie para dejar a un peso pesado en los cuartos de final y avanzar a la semifinal de la Copa Sudamericana. Aquino estoy yo…

Sin chances de gol, sin poder pisar el área de Fábio (fue un espectador de lujo con una vista envidiable) con pelota dominada y sin la posibilidad de dar un par de pases en una misma jugada. Así fue el primer tiempo de un Granate que sufrió muchísimo, que padeció cada vez que el Flu pudo asociarse y que se aferró al gol agónico convertido por Marcelino Moreno en la ida en La Fortaleza para seguir cultivando el sueño de seguir con vida en la competencia internacional.

El desarrollo del juego fue diametralmente opuesto a lo que sucedió una semana atrás en el Sur. En medio del calor de Río de Janeiro y con un estadio Maracaná imponente, los dos tuvieron otro semblante: el Grana pasó de dominar a ser dominado y Fluminense pasó de tener una postura pasiva a una activa. El local tomó las riendas de la pelota y mostró una cara similar a la que supo reflejar hace casi dos meses en el Mundial de Clubes (llegó a la semifinal y terminó cayendo con el Chelsea de Enzo Fernández), siendo decidido en ataque y fuerte en defensa, con la experiencia de los 41 pirulos de Thiago Silva y la entrega del argentino Juan Pablo Freytes.

La clave del PT estuvo en el desequilibrio del Flu por las bandas. Gonzalo Pérez y Sasha Marcich sufrieron con la verticalidad de Kevin Serna y de Agustin Canobbio, los dos más peligrosos. Los ataques, tanto por el sector izquierdo como por el derecho, fue la receta más buscada por un equipo que lastimó cada vez que se lo propuso. ¿Lo positivo para el Grana? Que el resultado quedó corto y que apenas logró convertir una de las chances, cuando el colombiano fue profundo, tiró el centro atrás y el charrúa se inventó una pirueta tras la asistencia de cabeza de Luciano Acosta, el ex Boca.

Cuando parecía que su presencia en el torneo corría riesgo, Lanús cambió su postura en el complemento. Como si los cobardes ataques de los efectivos policiales a los fanas fueran una inyección anímica, los jugadores dieron un paso (o dos) hacia adelante, se acomodaron mejor y no les dieron tanta libertad a un Fluminense que le costó todo más, que no le fue tan fácil llegar con claridad. Es cierto que Nahuel Losada le sacó el 2-0 a Matheus Martinelli y que Freytes desperdició un cabezazo, pero los del Sur se enchufaron aún más con el ingreso de Aquino, el pibe que fue clave en la serie contra Central Córdoba de Santiago y que también fue determinante en Río.

Con apenas 20 años, Dylan sacó provecho de una contra, armó una pared con el gigante Marcelino y definió con muchísima calidad para estampar el 1-1. Y si bien el palo de Germán Cano (justo un ex Grana) casi arruina todo, el equipo dijo presente en el Maracaná. Historia pura.

Lanús se transforma así en el primer semifinalista de la Copa Sudamericana 2025 y espera rival, que saldrá el jueves del partido entre Universidad de Chile y Alianza Lima

/escrito por Matías Arena para Olé