La Galerna
·30 dicembre 2025
Cantera: más presencia como deseo

In partnership with
Yahoo sportsLa Galerna
·30 dicembre 2025

Restan apenas unos días para dar la bienvenida a 2026, un periodo que trae consigo nuevos propósitos y aspiraciones para todo el mundo, también para los futbolistas. Metas renovadas, de mayor o menor calado según quién las formule. Las ambiciones de quienes ocupan la élite —por estatus—, como pueden ser Vinicius Jr. o Mbappé, suelen ser previsibles: conquistar la Champions League o ganar el Mundial. Difícilmente alguien sorprenda en ese terreno. Sin embargo, hoy quiero situar el foco en los deseos de quienes están más abajo en la jerarquía, cuyo principal objetivo no es otro que ganar protagonismo en el primer equipo.
Son muchos los mensajes en redes sociales reclamando un mayor uso de la cantera, pero la pregunta es inevitable: ¿a quiénes exactamente? Porque resulta evidente que ni hay sitio para todos ni el nivel es el mismo en cada caso. Si el análisis se limita estrictamente a las necesidades de Xabi Alonso, ya sea por el rendimiento insuficiente de los futbolistas disponibles o por la falta de alternativas derivada de lesiones y sanciones en determinados encuentros, hay una serie de demarcaciones con mayores opciones de nutrirse desde abajo. En concreto: el lateral derecho, con Fortea y David Jiménez; el eje de la zaga, donde aparece Joan Martínez; el mediocentro defensivo, con Cestero; y la posición de interior o mediapunta, en la que destaca Pitarch. Con matices y distintas combinaciones posibles, el abanico está abierto. Un ejemplo reciente fue el estreno de Valdepeñas —lateral izquierdo con capacidad para actuar como central— frente al Alavés, motivado por la imposibilidad de convocar a los tres laterales izquierdos del primer equipo para el desplazamiento a Vitoria. No obstante, lo habitual es que al menos uno de ellos esté disponible, lo que reduce considerablemente las opciones de que Xabi Alonso (o el que llegue) pueda ofrecerle continuidad en forma de minutos.

Comenzamos con Joan Martínez, un central cuya imagen y forma de jugar evocan al Sergio Ramos de sus comienzos, no al futbolista ya consagrado. Con apenas 16 años, empezó a captar la atención de los aficionados del Real Madrid más atentos a la cantera gracias a su calidad en la salida de balón y a un dominio aéreo notable, favorecido también por sus 1,92 metros de estatura. En pleno proceso de crecimiento, y tras viajar con el primer equipo durante la pretemporada de agosto de 2024, la mala fortuna se cruzó en su camino con la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, una lesión que frenó en seco su progresión. Tras meses de trabajo en silencio pero constante, fue ya entrado el verano de 2025 cuando se confirmó su recuperación. Desde entonces, su regreso ha sido paulatino, alternando sesiones entre el Juvenil A y el Real Madrid Castilla, donde ha logrado consolidarse como una pieza indiscutible para Arbeloa.
No hay dudas de que se trata de una de las joyas más prometedoras de Valdebebas. En el club mantienen intacta la confianza en su proyección como central con futuro en el primer equipo y, sin duda, cuando suenen las campanadas, uno de sus principales anhelos será aumentar su protagonismo a ese nivel. Un futbolista diferente, de esos a los que conviene no perder de vista.
Continuamos con la demarcación que, probablemente, más dolores de cabeza está generando en el Real Madrid: el lateral derecho. La grave lesión sufrida por el capitán, Dani Carvajal, ha condicionado su regreso a los terrenos de juego, marcado por diversas recaídas musculares. Un escenario comprensible tras un proceso de recuperación tan exigente, pero que resulta inevitable tener en cuenta a la hora de abordar la planificación deportiva.
Por su parte, Trent tampoco ha logrado continuidad, encadenando problemas físicos que, por ahora, le han mantenido más tiempo en la enfermería que como opción real para el equipo. Esta situación ha provocado que, en varios momentos de la primera mitad de la temporada, haya sido Fede Valverde quien ha tenido que ocupar esa posición de manera circunstancial. Ante este escenario, se hace imprescindible contar con un plan alternativo. Es en ese contexto donde aparecen David Jiménez y Jesús Fortea. Del primero ya pudimos ver su estreno recientemente, cumpliendo con solvencia en su debut frente al Talavera. El segundo, Fortea, despejó las dudas sobre su continuidad durante el pasado verano y terminó ampliando su vinculación con el club hasta 2029.

En David Jiménez nos encontramos con un futbolista más asentado, algo lógico si se tiene en cuenta la diferencia de edad: nacido en 2004, cuenta con tres años más que Jesús Fortea (2007). Se trata de un producto puro de La Fábrica, a la que llegó en 2013, y cuyo crecimiento ha sido constante dentro del club. Su papel resultó clave en el ascenso del Real Madrid C y se ha consolidado como titular habitual en el Castilla. Destaca por una capacidad de trabajo sobresaliente, siempre activo y participativo en ambas fases del juego. Incansable por naturaleza, responde siempre con fiabilidad en el apartado defensivo pese a su marcada vocación ofensiva.
Esta temporada 2025 está firmando cifras más que correctas en cuanto a aportación directa al gol, con cinco asistencias y un tanto en 14 encuentros disputados. A todo ello se le suma un factor diferencial: tras 13 temporadas en la casa, su conocimiento del ADN del Real Madrid es absoluto. Esa identidad se refleja en el campo a través de una gran madurez competitiva y una lectura del juego muy acorde a lo que demandan los partidos en cada contexto.
Desplazamos el foco ahora hacia Jesús Fortea, lateral que aterrizó en el Real Madrid en 2022 en una incorporación no exenta de polémica, procedente del eterno rival capitalino y envuelta en la supuesta ruptura de un pacto no escrito de no agresión entre ambos clubes. Desde entonces, su nombre ha estado ligado con frecuencia al de Dani Carvajal, ya que muchos le señalan como su relevo natural a largo plazo. Internacional en categorías inferiores con la selección española, Fortea formó parte del Mundial Sub-20 disputado en 2025.

Destaca por una técnica muy cuidada que le facilita una importante participación en el juego interior. En fase ofensiva es un futbolista veloz, vertical y con recursos en el uno contra uno. Es cierto que, quizá por una cuestión de madurez y tiempo, su desarrollo defensivo aún no parece estar del todo preparado para asumir minutos de forma regular en el primer equipo, donde la exigencia y el ritmo competitivo son sensiblemente superiores a los de su actual categoría. No obstante, si logra evolucionar en ese apartado, reúne las condiciones necesarias para convertirse en una alternativa real en el lateral derecho del primer equipo en un horizonte de medio plazo.
Cambiamos de registro para situarnos ahora en la medular. En esta parcela, la urgencia no suele venir marcada —toquemos madera— por una plaga de lesiones, más allá de los problemas físicos recurrentes que está arrastrando Eduardo Camavinga. Se trata de una zona en la que el Real Madrid cuenta con efectivos suficientes para confeccionar un once competitivo en prácticamente cualquier contexto. Sin embargo, es la falta de continuidad en el juego, más que la ausencia de nombres, lo que acaba generando interrogantes. En ese escenario es donde emergen perfiles como Jorge Cestero (2006) y Thiago Pitarch (2007), dos futbolistas que podrían incrementar su protagonismo en el primer equipo a lo largo de 2026.

Jorge Cestero es un mediocentro posicional que, salvando las distancias, evoca por inteligencia táctica y estilo al ya retirado Toni Kroos, convertido en leyenda. Su principal virtud reside precisamente ahí: en la capacidad para ordenar el juego y marcar el tempo que debe adoptar el equipo en cada fase del partido. En su repertorio aparecen también esos envíos verticales y precisos que caracterizaban al futbolista alemán. Gracias a su excelente lectura del juego, aporta de forma constante en la ocupación y protección de espacios, convirtiéndose en una pieza clave dentro de la estructura defensiva colectiva. Es una de las grandes revelaciones del filial y en el club confían en que su progresión continúe. De hecho, pese a que Arbeloa lo haya definido ya en alguna ocasión como “el mejor seis de España”, refiriéndose a los de su categoría, su margen de crecimiento sigue siendo considerable.
Por último, aunque no menos importante, toca hablar de Thiago Pitarch, un jugador que estuvo muy cerca de debutar en el partido de Copa del Rey frente al Talavera, aunque un gol inesperado de los locales lo devolvió al banquillo. Su ascenso en la estructura del club ha sido fulgurante, casi como la espuma de una cerveza mal servida. Thiago se formó en las canteras del Atlético de Madrid, Getafe y Leganés antes de incorporarse al Real Madrid en la temporada 2023/2024. Su progresión ha sido vertiginosa: pasó del Juvenil B al A en un abrir y cerrar de ojos, y durante la pretemporada de 2025 dejó impresionados tanto a Xabi Alonso como a jugadores del primer equipo.
Se podría definir a Pitarch como un organizador con alma de delantero, capaz de rendir en distintas posiciones de ataque, con especial proyección como mediapunta. A sus habilidades técnicas se suma un temple notable en situaciones de alta presión, un rasgo que parece innato en él. Sin duda, es una de las joyas más prometedoras de La Fábrica y, pese a la competencia, se espera que continúe sumando entrenamientos y convocatorias con el primer equipo a lo largo de 2026. Además, posee ese talento para llegar desde segunda línea, similar al que exhibe Jude Bellingham.
Por supuesto, también podríamos mencionar a Aguado, Manuel Serrano, Bruno Iglesias o Daniel Yáñez, entre otros talentos, pero, a día de hoy, tanto por sensaciones como por necesidades, los jugadores analizados anteriormente parecen llevar la delantera en cuanto a futuras convocatorias y la posibilidad de sumar minutos durante 2026. Ojalá que el club, junto a estos jóvenes y sus entornos, logren de manera consensuada orientar sus carreras y tomar decisiones que beneficien tanto a cada futbolista como al Real Madrid, porque el talento no puede permitirse quedarse en el camino.
Getty Images









































