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·16 gennaio 2025
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Foto: José Lores / Faro de Vigo
El caso Douvikas ha sacudido los cimientos de Príncipe. Lo que parecía un pequeño problema antes de que se abriese el mercado de fichajes se ha convertido en un tremendo inconveniente para el Celta, que difícilmente saldrá bien parado de este sismo. Todo estaba relativamente controlado hasta ayer, donde ya resultó imposible estirar más los efectos de la tremenda amigdalitis que ha sufrido el internacional griego.
Es un problema de difícil solución para el Celta, que sabe que el jugador tiene un valor, aunque probablemente inferior a la inversión realizada en el verano de 2023, cuando pagó casi 12 millones de euros al Utrecht por sus servicios. Su primera campaña entró dentro de lo previsto, cumpliendo sobradamente en su papel de suplente. Se proclamó máximo goleador de la Copa del Rey, y anotó 7 tantos en Liga. El Celta logró traspasar a Strand Larsen, y todo parecía destinado a que el griego se convirtiese en el titular para revalorizarse.
El ariete heleno completó una pretemporada a la altura de lo esperado y comenzó como titular, pero su rendimiento estuvo lejos de lo ofrecido durante el verano, y acabó cediendo su puesto en el once inicial a Borja Iglesias. En la primera vuelta solo ha sumado 6 titulares, probablemente lejos de lo que esperaba. No se están cumpliendo sus expectativas, y seguramente él tampoco las ha cumplido. Lo que parecía perfecto se ha ido emborronando y ahora tiene difícil solución.
Douvikas es uno de los principales activos de un Celta sediento de traspasos, pero en la actual situación ha perdido mucha fuerza en una negociación. Recuperar los 12 millones de euros de su traspaso es una quimera porque el jugador no los vale, y en la situación actual parece descartada una revalorización. Al griego le ha entrado la prisa en el peor momento.
Habrá que ver cómo se resuelve esta situación. Si llegado el 31 de enero, Douvikas sigue en Vigo la situación aún puede enderezarse, pero una salida antes de esa fecha no será beneficiosa en ningún caso para el Celta. Una cesión no es un buen negocio, aunque puede soñar con que el jugador se revalorice, y un traspaso es una opción casi descartada. Pero tener un jugador descentrado en la plantilla tampoco es un buen plan. Se mire por donde se mire, el caso Douvikas es una patata caliente para el Celta.