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·16 dicembre 2025

El Albacete tiene una herida abierta que penaliza

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Hay derrotas que duelen por el resultado y otras que dejan cicatriz por la forma. El Albacete Balompié vivió una de estas últimas en la Jornada 18 de LaLiga Hypermotion. Ganaba, controlaba, parecía tener el partido en su mano… y lo perdió. No fue un accidente aislado, sino la confirmación de una tendencia inquietante: el conjunto manchego se colocó en cabeza de un ranking de dudoso honor, el de los equipos a los que más veces les han remontado un partido tras ir por delante en el marcador.

Son ya tres ocasiones en las que el Alba ha visto cómo una ventaja se convertía en derrota. Un número que comparte con Sporting y Cádiz, pero que, tras lo ocurrido en la última jornada, coloca al Albacete como símbolo de una fragilidad que empieza a ser estructural y no coyuntural.


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Tres veces por delante, tres veces castigado

En una categoría tan igualada como Segunda División, ponerse por delante no garantiza nada, pero sí debería ser un punto de apoyo. En el caso del Albacete, se está convirtiendo en una alarma. Tres partidos ganados que acaban en derrota no son una anécdota estadística: son puntos que vuelan, confianza que se erosiona y una sensación de vulnerabilidad que se instala en el equipo y en la grada.

No hablamos de un equipo superado de principio a fin, sino de uno que compite, golpea primero y luego se desordena. La remontada sufrida en la Jornada 18 no solo suma a la estadística; refuerza la percepción de que, cuando el rival aprieta, al Alba le cuesta sostener el resultado. Y en LaLiga Hypermotion, donde cada encuentro se decide por detalles, eso se paga caro.

El porqué de una fragilidad que se repite

Las remontadas no suelen tener una sola causa. En el Albacete confluyen varios factores. El primero, evidente, es el aspecto mental. Mantener una ventaja exige convicción, lectura de partido y personalidad. Cuando un equipo empieza a dudar, el rival lo percibe y acelera.

El segundo es el contexto táctico. Proteger un resultado no siempre significa replegarse, y el Alba ha sufrido cuando ha perdido la iniciativa tras marcar. Ceder metros, perder el balón y permitir que el partido se juegue cerca de tu área es una invitación al sufrimiento. Y cuando el gol en contra llega, el golpe psicológico se multiplica.

El tercero tiene que ver con la gestión de los momentos. La Segunda División castiga la desconexión. Cinco minutos malos pueden arruinar 70 buenos. Y al Albacete le está faltando esa capacidad para dormir los partidos, para enfriarlos cuando el escenario lo pide.

El impacto en la clasificación y en la identidad

Estos partidos perdidos tras ir ganando no solo suman derrotas: restan identidad. El Albacete es un equipo que quiere competir desde el orden y la valentía, pero las remontadas sufridas proyectan una imagen de fragilidad que condiciona los encuentros futuros. Los rivales saben que, aunque el Alba se adelante, el partido sigue abierto. Y eso, en fútbol, es una ventaja psicológica enorme.

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Además, los puntos que se escapan pesan el doble en una clasificación tan comprimida. Tres partidos remontados no son solo tres derrotas: son nueve puntos potenciales que habrían cambiado el relato de la temporada.

Mirar al problema de frente para crecer

La buena noticia es que identificar el problema es el primer paso para corregirlo. El Albacete compite, genera ventajas y se pone por delante. Eso habla bien del equipo. La asignatura pendiente está en el después: en cómo gestionar el miedo, el cansancio y la presión cuando el marcador favorece.

Convertir esta estadística en un punto de inflexión es el reto. Aprender a sufrir sin romperse, a defender con balón, a creer que un 1-0 también es una forma legítima de ganar.

Cerrar partidos para abrir futuros

El Albacete lidera ahora un ranking que nadie quiere encabezar. Pero las estadísticas, como las rachas, están para romperse. La temporada es larga y la Segunda División no entiende de condenas anticipadas.

Cerrar partidos es una habilidad que se entrena, se aprende y se interioriza. Si el Alba consigue hacerlo, estas remontadas quedarán como una lección dura, pero necesaria. Porque en LaLiga Hypermotion no gana el que más se adelanta, sino el que sabe resistir cuando el viento sopla en contra.

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