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·14 luglio 2025

El beso eterno: la historia del beso entre Maradona y Caniggia

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El 14 de julio de 1996, Boca goleó a River 4 a 1 en la Bombonera por el Torneo Apertura. Aquel Superclásico, cargado de figuras, fue inolvidable no solo por el resultado, sino por una postal que recorrió el mundo: el beso entre Diego Armando Maradona y Claudio Paul Caniggia, inmortalizado para siempre como “el piquito”.

La historia había comenzado días antes. “Si Cani le hace un gol a River, yo le doy un piquito”, declaró Maradona en la previa. Una frase que muchos tomaron como una humorada, pero que se convirtió en promesa cumplida. Boca, dirigido por Carlos Bilardo, formó con Navarro Montoya; Gamboa, Fabbri, Mac Allister; Basualdo, Carrizo, Verón, Kily González; Maradona; Caniggia y el camerunés Tchami. River, bajo el mando de Ramón Díaz, alineó a Burgos; Hernán Díaz, Ayala, Rivarola, Altamirano; Escudero, Astrada, Lavallén; Amato, Francescoli y Cedrés. Era un partido con nombres pesados y contextos distintos: mientras Boca buscaba consolidar un proyecto nuevo, River venía de conquistar la Copa Libertadores.


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El partido fue dominado por Boca desde el inicio, aunque el primer gol llegó recién a los 43 minutos del primer tiempo. Centro de Caniggia y cabezazo de José Basualdo. En medio del festejo, Diego Maradona se acercó a Caniggia y, como había prometido, lo besó en la boca. Fue un gesto sorpresivo, espontáneo y simbólico, que sintetizaba la relación de amistad y complicidad que ambos mantenían desde los años compartidos en la Selección.

En el segundo tiempo, Caniggia fue el gran protagonista. A los 5 minutos puso el 2 a 0 con una gran jugada individual. A los 21 marcó el 3 a 0 tras un error de Germán Burgos, y a los 31 cerró su hat-trick tomando el rebote de un penal ejecutado por Maradona. Sobre el final, Gabriel Amato descontó para River, pero el resultado ya estaba definido.

Boca ganó con contundencia, y Caniggia jugó posiblemente su mejor partido con la camiseta azul y oro. Aunque no está claro si se llevó la pelota del encuentro, se llevó algo más simbólico: el gesto de afecto de Diego, que transformó una victoria en un episodio inolvidable del fútbol argentino.

Con los años, el “piquito” se convirtió en una imagen icónica, repetida en videos, afiches y camisetas. Caniggia, tiempo después, lo resumió con humor: “Diego daba mejores pases que piquitos”. La escena no fue provocación ni show; fue una celebración de la amistad, la confianza y el amor por el juego.

Aquel 14 de julio de 1996, Boca le ganó a River. Pero la historia recordará, además, que fue el día en que Diego y Cani inventaron una nueva forma de festejar un gol.

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