Un 10 Puro
·17 dicembre 2025
González Fuertes, cuando el árbitro no llega a la jugada en VAR ni en el campo: dudas por su estado físico

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·17 dicembre 2025

El arbitraje español vive desde hace tiempo instalado en una burbuja de autocomplacencia. La Real Federación Española de Fútbol presume de controles físicos “exigentes”, de preparación de élite y de colegiados supuestamente capacitados para seguir el ritmo vertiginoso del fútbol moderno. Pero la realidad, una vez más, se empeña en desmontar el discurso oficial.
El caso de González Fuertes, árbitro internacional y habitual de Primera División durante la temporada 2023-2024, es especialmente revelador. No hablamos de percepciones ni de opiniones interesadas, sino de datos objetivos, medibles y públicos.
El 28 de diciembre de 2023, González Fuertes participó en la San Silvestre de Gijón, una carrera popular de 6 kilómetros. El resultado fue demoledor: puesto 3.679 de 4.211 corredores, con un tiempo de 48 minutos y 30 segundos, lo que arroja una media de 8 minutos y 5 segundos por kilómetro .

Resultados de la San Silvestre de Gijón 2023
Un ritmo que no solo está muy lejos de cualquier estándar profesional, sino que queda por debajo del nivel habitual de un corredor principiante. Y todo ello en una prueba corta, sin las exigencias de cambios de ritmo, aceleraciones y frenadas constantes que sí se producen durante un partido de fútbol de alto nivel.
El dato se agrava al comprobar que cientos de mujeres cruzaron la meta antes que él, desmontando cualquier intento de justificación sobre la supuesta “exigencia” del evento. Mientras tanto, desde los despachos federativos se sigue vendiendo una imagen de árbitros sometidos a pruebas físicas casi militares.
Pero el problema con González Fuertes no es solo físico. Su nombre ha vuelto a situarse en el centro de la polémica tras ser señalado públicamente, con palabras que no dejan lugar a la interpretación y que apuntan directamente a episodios pasados de tensión y amenazas. Un hecho gravísimo que, lejos de aclararse, sigue planeando sobre su figura.
Pero la polémica no termina ahí. Este mismo domingo, González Fuertes volvió a estar en el centro de la escena arbitrando el Alavés - Real Madrid, reabriendo el debate sobre su idoneidad justo después de haber sido protagonista. Además, se le suma la polémica frase pronunciada públicamente en la antesala de la final de la Copa del Rey. Una declaración que fue interpretada por muchos como una advertencia impropia de quien debe garantizar neutralidad, serenidad y ausencia total de protagonismo.
Cuando un árbitro aparece cuestionado por su forma física y por su comportamiento, el problema ya no es anecdótico. Es sistémico.
El fútbol español exige árbitros que corran, que estén cerca de la jugada y que transmitan autoridad. No basta con el silbato ni con el aval corporativo. La élite se demuestra sobre el césped, no en comunicados ni en campañas de imagen.
El caso González Fuertes vuelve a poner sobre la mesa una pregunta que la Federación evita responder:
¿quién controla realmente a los árbitros… y con qué nivel de exigencia?
Y hay quienes, simplemente, no llegan a tiempo.









































