La Galerna
·5 dicembre 2025
Ser Florentino

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¿Se imaginan lo que debe ser despertarse por la mañana siendo Florentino Pérez?
Seguro que no le cuesta madrugar. Debe acostarse temprano. Se levantará casi todos los días a la misma hora y conservará la misma rutina. Cuentan que todo es frugal en sus costumbres. Ya no necesita los lujos que podría permitirse sin esfuerzo alguno. Disfruta de la amistad antigua y del respeto de sus colaboradores más próximos. De la familia. Bromea y abusa de la confianza de los cercanos con la retranca de barrio madrileño: "¿Cómo te fue con tu último negocio?". Ya conocen los audios con los que un sapo deforme por fuera y por dentro pretendía obtener un botín para vivir sin trabajar. El sueño de cualquier vago. El periodismo deportivo siempre fue un estercolero. Una recua de gorrones, aduladores y chantajistas. Esa es la casta que ha sido domesticada por Tebas. Ahora se conforman con un sueldo fijo, una barbacoa en casa de Gil de vez en cuando y una foto al lado de Ceferin.

Para la mayoría de los mortales tener un avión privado es un lujo inalcanzable. Para él sólo es el medio de llegar rápido y descansado a donde necesita llegar. Normalmente trabaja durante el vuelo. Habla con sus colaboradores, organiza su agenda y atiende asuntos del día, principalmente de los que cuestan dinero. Intenta estar conectado con su familia.
Lo que más aprecia en las personas no es el éxito, sino la inteligencia, la astucia, la capacidad de negociación. Se impacienta con los idiotas. Hay pocas cosas que le saquen de sus casillas, pero no soporta a la gente con falta de escrúpulos, de principios, de valores. Puede entender al egoísta, al tramposo, al chabacano, al vicioso. No son difíciles de manejar. Ni siquiera el malvado. Pero el idiota es impredecible e incontrolable y casi siempre sale indemne de su propia torpeza, normalmente causando daños irreparables a otros.Tiene una información muy filtrada de lo que escupen las redes cada día. Identifica a los tres o cuatro que más polarizan, tanto positiva como negativamente, pero su grado de atención a esos temas es comparable al del paciente anestesiado en la sala de operaciones esperando la llegada del cirujano.

No cree en la suerte. Todo sucede por una razón. Las equivocaciones son el fruto de la precipitación o de un error de cálculo. Tomar distancia y tener perspectiva es clave en los negocios. La paciencia, el análisis, la intuición y la visión son las habilidades que le han llevado al éxito. Reconocer un error y saber retirarse a tiempo es una rareza habiendo recibido una educación tradicional en la España del siglo XX. El arma definitiva de Florentino es la fuerza de voluntad y, cuando se trata de asuntos de importancia, la refuerza con su resistencia a la derrota y la negación a rendirse mientras exista una posibilidad de ganar.
¿Quién se habría atrevido a garantizar al madridismo el fichaje del mejor futbolista del rival para la siguiente temporada, llegando al fútbol como un outsider en medio del garrulismo ambiental de los 2000?
El Real Madrid es el centro de su vida. Como si se tratara de un seminarista, sólo escuchó la llamada cuando estuvo preparado. No se habría atrevido a gobernar el club más grande del mundo sin antes haber alcanzado un éxito profesional indiscutible, incuestionable. Una carta de presentación para que nadie pudiera dudar de que estaría a la altura, que sería el indicado para liderar la siguiente transformación del club y del fútbol. La continuación de la obra magna de don Santiago. La historia está escrita. Su tremenda carrera profesional fue el preludio de lo que vimos después.
¿Quién se habría atrevido a garantizar al madridismo el fichaje del mejor futbolista del rival para la siguiente temporada, llegando al fútbol como un outsider en medio del garrulismo ambiental de los 2000?¿Quién habría podido conseguirlo?¿Quién habría puesto su patrimonio como garantía de un arriesgado e inédito plan de negocio para un club de fútbol? Lo que solemos ver es justo lo contrario. Dinastías de golfos que se apropian de bienes sin poner un céntimo convirtiendo clubes en activos liquidables cuando los cronistas olvidaron recordarlo a cambio de treinta monedas de plata y cuando la borregada fue hipnotizada con eslóganes ("nunca dejes de creer"), enemigos imaginarios y persuadida de que la humildad (el equipo del pueblo) es sinónimo de conformismo. Lombrices mirando las estrellas con medio cuerpo emergiendo del estiércol. Qué bonito es eso que brilla allí arriba... ¿Qué será?

Florentino es un guiador, una fuerza imparable, capaz de utilizar tanto la diplomacia como la espada. ¿Quién habría tenido el arrojo de firmar en una servilleta un contrato con un deslumbrante Zinedine Zidane? ¿Quién habría ido a ver a los padres de un imberbe Karim Benzema o de un adolescente Kylian Mbappé, a un barrio humilde de Lyon o de París, para asegurarles que sus hijos estarían en buenas manos, y que se encargaría de ello personalmente? Sólo alguien obligado por la Historia, con una misión trascendente, e impelido por la energía y por la determinación de quien conoce el camino.

Ahora imagínense una persona seria, trabajadora, con inteligencia, talento y formación superior, cuyo éxito profesional es indiscutible, con la vida resuelta para varias generaciones de descendientes, con una reputación planetaria triple A en los negocios, con 200.000 empleados en cinco continentes, teniendo que lidiar con sujetos como Ángel María Villar. Sí, ese exfutbolista venido a más que no acertó nunca a nombrar correctamente el deporte del que vivía y que nos torturaba con sus famosos "fúlbol" o "fúrbol". Imagínense lo que le pasaría a Florentino por la cabeza estrechando la mano de otro exfutbolista igualmente crecido, que le pedía besos en la boca a las jóvenes jugadoras de la selección española o que se magreaba la entrepierna en público para celebrar un gol en el palco de un evento internacional, con decenas de cámaras transmitiendo la señal al mundo...

No sería justo dejar fuera del zoológico al mercachifle del fútbol que sólo trabaja una semana cada cinco años para facturar un inconcebible salario que duplica al del presidente de la Premier League, generando un beneficio incomparable con el de la corrupta liga española. Sólo coincidir con semejante fauna y tener que hablar de dinero con ellos provoca náuseas. Ser Florentino no es fácil.
imagínense una persona seria, trabajadora, con inteligencia, talento y formación superior, cuyo éxito profesional es indiscutible, con la vida resuelta para varias generaciones de descendientes, con una reputación planetaria triple A en los negocios, con 200.000 empleados en cinco continentes, teniendo que lidiar con sujetos como Ángel María Villar
Le critican porque no participa en las asambleas de la RFEF o en las reuniones de LaLiga... En serio, amigos, qué pinta Florentino entre buscavidas, advenedizos de medio pelo y muertos de hambre sin oficio ni beneficio, aspirantes a sobrevivir hasta el siguiente antepalco lleno de canapés, o tramando el próximo sablazo a una constructora turca, a un agente FIFA, al padre de un talento brasileño que está deseando una ficha en Europa... Florentino está en lo suyo. En lo nuestro: en convertir el Bernabéu en una máquina de hacer dinero. En dotar al club de un motor económico que garantice ingresos recurrentes e inagotables a largo plazo. No sean ingenuos. Florentino no necesita dinero y carece por completo de vanidad mundana. ¿Cuántos colores de traje, camisa y corbata le han visto?¿Cuántos relojes? Quiere consolidar y multiplicar el legado de Santiago Bernabéu, la universalidad, y proyectarlo en el tiempo: la inmortalidad. Dejen de mirar el dedo. No lo comparen. Cualquier comparación es un insulto a la inteligencia y a nuestra historia.

No hay gel antibacterial suficientemente potente para eliminar la repugnancia de esas ceremonias de palco estrechando manos de gentuza en los grandes eventos a los que acuden todas las moscas del fútbol. Lo único que consuela a nuestro presidente es poder sentarse al lado de un amigo, es ver a Courtois llenando la portería a lo alto y a lo ancho, a Vini deshacerse de enemigos por la banda en un día inspirado, el trote incansable de Jude o cómo Kylian acomoda su ligero cuerpo para un golpeo que casi siempre anticipa una buena noticia. Sus niños. Los trajo a todos, los vio crecer. Los hizo millonarios. Alguno saldrá díscolo, otro pedirá más dinero, inconsciente de que nunca le faltará nada mientras sea fiel al Real Madrid, y de que no hay mejor lugar en el fútbol que donde está. Alguno se irá y otros llegarán. La mayoría se detendrá cada semana ante las fotos de las paredes de Valdebebas desde donde les contemplan Cristiano, Kroos, Modric, Ramos, verán la de Raúl abrazando a Di Stéfano... y soñarán con formar parte de la Historia pensando que otros ojos los verán a ellos en las mismas paredes, en otro tiempo.
Lo que hoy nos parecen problemas insuperables, agrandados por el ego de cazadores de fortuna de las redes, serán recuerdos de temporadas difíciles ocultas por los títulos que seguirán llenando las vitrinas. Y la vida seguirá.
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