Sin pelos en la lengua: Valdez, el mejor del año | OneFootball

El 2026 está a la vuelta de la esquina, y a modo de cierre de otro año que se nos va en solo algunas horas, en De la Cuna al Infierno repasamos lo mejor de Independiente en un 2025 que lo tuvo al "Rey de Copas" alternando buenos y malos momentos. Acá está, este fue, el jugador destacado.

El año se hizo largo. Tan largo que todavía no termina. Y al equipo que comanda la ciudad de Avellaneda también se le hizo un tanto eterno, sobre todo en ese olvidable segundo semestre que opacó todo lo bueno del primero.

Es que, en ese subibaja que por estos tiempos el fútbol nos refriega y muy a menudo, ahí es donde destacan los que valen la pena. Los que tienen sangre. Los que tienen hambre y sed de ganar, de salir adelante. Y más en un club como Independiente, donde tenés que estar muy bien de la cabeza para ser bueno, aún cuando las papas queman.

Y ese fue Sebastián Valdez. El zaguero central realizó una muy buena tarea a lo largo de estos doce meses. Llegó como una apuesta y terminó siendo una certeza. Porque a la camiseta del Rey de Copas se la transpira con orgullo y compromiso.

A ese punto llegó el ex Central Córdoba, que ni bien se ausentó por una serie de partidos debido a una operación que urgía, la defensa del Rojo hizo estragos. No solo Kevin Lomónaco mermó su rendimiento, sino toda su compañía. Para variar, el mal desempeño de Nicolás Freire sumado a un bajón anímico general, dejaron expuesto a un Independiente que de repente se estaba quedando afuera de todo.

No fue sino hasta los últimos minutos en Chile cuando el seis pudo regresar. Para entonces, el Rojo ya se había complicado de lo lindo. O de lo feo. Pero eso ya es otra historia.

Sebastián Valdez, pilar fundamental

El defensor arribó al Rey de Copas en enero de 2025, con la tarea de acompañar (y hacerlo de buena manera) a Kevin Lomónaco. Y la realidad es que el futbolista que llegaba proveniente del Ferroviario no tardó en acoplarse al equipo dirigido por Julio César Vaccari en aquel entonces. Se acomodó y adaptó rápidamente, transformándose en un pilar determinante en ese equipo que supo ilusionar al hincha.

En esa primera etapa del año completó casi la totalidad de los minutos, jugando 26 partidos y conformando junto al "Cumbia" una performance irrefutable. De no haber sido por su seguridad defensiva, la primera línea del Rojo no habría sido lo mismo.

Una luz en medio del caos 

Lamentablemente, una operación en pleno invierno retrasó mas de lo esperado por muchos su regreso a las canchas. Luego de la goleada por 7 a 0 a Nacional Potosí por la Copa, debió ser intervenido en el tendón peroneo de la pierna derecha, una cuestión que venía arrastrando y ya no quedaba margen para seguir esperando.

Estuvo algunos meses en recuperación, hasta que llegó el momento de regresar. Y fue ni más ni menos que en la ida de los Octavos del certamen Internacional. Lamentablemente, el momento no fue muy oportuno: las cosas estaban complicadas para un Independiente que no levantaba cabeza y que posteriormente terminó quedando afuera de absolutamente todo. Es que claro, el fútbol se juega 11 contra 11. Y no alcanza que sean dos o tres los únicos que transpiren los colores.

Sin embargo, allí fue donde se forjó Sebastián Valdez. En las difíciles. En las malas. Cuando todo o casi todo el equipo no podía dar dos pases seguidos, acumulando mas de 100 días sin victorias, el central zurdo fue de lo mejor o lo mejor del Rojo de Avellaneda. A base de esfuerzo y constancia para ser el alma (junto a Santiago Montiel y Kevin Lomónaco) de un equipo indefendible, se ganó el cariño del hincha que ya lo extrañaba. Si antes se lo apreciaba, ahora se lo adoraba.

No hay dudas, estamos hablando de un futbolista que se ganó un lugar y el cariño de la gente, levantando paredes y proyectando su juego al ataque cuando pudo. Para, aún cuando las cosas se hicieron complicadas, ser el más destacado de la cancha.