¿Todo tiene su final? [OPINIÓN] | El silencio dirigencial que entumece a Hernán Barcos | OneFootball

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·22 novembre 2025

¿Todo tiene su final? [OPINIÓN] | El silencio dirigencial que entumece a Hernán Barcos

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Alianza Lima nació y se forjó profundamente en la cultura popular peruana. No solo hablamos de la vida cotidiana que (todavía) nos rodea, sino también de las tradiciones y costumbres con las que el peruano convivía día tras día. Por ello mismo, históricamente, el club arrastró un paradigma negativo, constituido por el descuido y el juerguerismo que caracterizó a varias de sus principales figuras incluso en nuestros mejores momentos institucionales.

Sí, somos un club rico en historia, reflejada en nuestro palmarés y en un legado que trascendió más allá del fútbol —del cual en EBI nos sentimos orgullosos—, pero, a modo de opinión, pudimos conseguir más de lo que logramos como institución si hubiésemos sido más rigurosos y ordenados tanto en el plano futbolístico como en el dirigencial, en complicidad con el hincha.


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Por: Adrián Tejada (@adrian_fran15)

Este dilema nos traslada al presente, específicamente a la renovación de Hernán Barcos, discutida en las oficinas de Matute por la dinastía Navarro.

Desde mi perspectiva, no renovar al ‘Pirata’ sería un grave error de Franco Navarro, cabeza de la planificación deportiva para el 2026. No solo por lo que significa Barcos, sino porque se dejaría un precedente peligroso que podría arrastrarnos nuevamente hacia el amateurismo de antaño: “bienvenida y larga estadía para los jaraneros; cruz e ingratitud para los disciplinados”.

Los méritos deportivos de Barcos en Alianza sobran. Fue la cara visible del último bicampeonato aliancista, trascendió temporada tras temporada —siendo titular o recambio— a punta de goles tanto en la Liga 1 como en torneos internacionales. Aceptó su rol secundario cuando le tocó (véase 2023 o 2025) y aun así siguió aportando números importantes. Y, quizá lo más relevante, se convirtió progresivamente en un referente mediático necesario para el club ante la avalancha gallinesca en los medios de comunicación.

No tiene lesiones, no tiene escándalos extradeportivos ni hechos que comprometan su legado en Alianza. Con esto, no busco pintar a Barcos como un mártir, porque, como cualquiera, tiene virtudes y defectos. Es comprensible que algunos hinchas no deseen su continuidad por su edad o la idea de un “ciclo cumplido”. Sin embargo, lo que resulta ilógico, en el balance de este 2025, es que jugadores juergueros como Zambrano no sean al menos cuestionados en su continuidad antes que él. El mensaje también va dirigido a los Navarro.

Pase lo que pase, anhelamos que Barcos y Alianza lleguen a un punto en común para que sigan juntos el mismo camino y que su retiro ocurra con los honores que merece: en la institución que lo acobijó cuando venía sin actividad desde Bangladesh y que él ha respetado desde el día 1, con acciones siempre dignas de mención, como su apoyo incondicional a todas las disciplinas del club.

Barcos es un extranjero que respira el mismo aliancismo que todos nosotros, el mismo sentido de pertenencia que mostraron Fernando Martel, Luis Aguiar o Nelson Olveira —por mencionar algunos—, quienes terminaron dejando el club por la puerta de atrás. Hernán no merece ese mismo final y que, como vuelvo a repetir, no volvamos a cometer los errores pasados en nuestras despedidas a los referentes que se impregnaron en la historia de Alianza Lima.

¿Será este fin de la travesía aliancista de Hernán Barcos? Solo en estos días sabremos la respuesta.

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