
La Colina de Nervión
·30 aprile 2025
Una entidad sin rumbo

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·30 aprile 2025
Se acostumbra a decir en el mundo del fútbol que los goles esconden todos los males y son la solución a todos los problemas, aunque más bien habría que decir que el efecto de los triunfos no es sanador sino ocultador. El pasado reciente del Sevilla Fútbol Club así lo demuestra pues, cuando la pelotita ha dejado de entrar, se ha puesto al descubierto toda la suciedad que se escondía detrás de la última UEL conquistada y de las clasificaciones a la Champions, hasta el punto de que parece evidente que en la actualidad es imposible que sobre el terreno de juego no se plasme otra cosa que la insensatez con que está dirigida la entidad. El fútbol, aunque no lo parezca, tiene también algo de ciencia inexorable: es imposible que una mala gestión no termine en catástrofe deportiva, es decir, el devenir de un equipo en el terreno de juego es consecuencia directa de lo que ocurre en los despachos.
A día de hoy es evidente que no hay ningún despacho sevillista en el que se estén tomando decisiones acertadas, de ahí que la consecuencia inmediata sea el coqueteo que tiene el equipo una temporada más con el descenso, y ya van tres. Para corroborarlo, sólo hay que atender a dos hechos conocidos esta semana que hacen que cunda aún más la zozobra ante uno de los partidos más importantes del año, como es el que se jugará el domingo ante el Leganés, en el cual el Sevilla se juega buena parte de su continuidad en primera división —sólo escribirlo duele— puesto que en caso de derrota se aproximaría aún más al abismo y revitalizaría a un rival directo (considerar al Leganés como un rival directo duele aún más). Uno de esos hechos son las confesiones de Suso desvelando las desavenencias personales que tuvo con el anterior entrenador que le condenaron al ostracismo, siendo ni más ni menos que uno de los capitanes.
El ambiente enrarecido que había en el vestuario con García Pimienta era algo difícil de esconder teniendo en cuenta que la mayoría de los capitanes —excepto Gudelj— acumulaban más tiempo en el banquillo de suplentes que el once titular, lo cual era muy llamativo considerando además que la plantilla había quedado corta de efectivos después del maldito mercado de invierno, lo que dio como resultado que apenas fueran 14 o 15 los jugadores con los que contaba el técnico anterior, quien en muchos partidos ni siquiera agotaba los cinco cambios reglamentarios. No era lógico, salvo que mediara conflicto, que un futbolista de la calidad de Suso sesteara durante los encuentros mientras que se acumulaba derrota tras derrota.
Ni era lógico eso ni es tampoco coherente el otro hecho desvelado esta semana, según el cual el club ha empezado ya a sondear el mercado de entrenadores con vista a la próxima temporada. La ilógica no está en el hecho en sí, pues ya se sabe que Caparrós es entrenador sólo para lo que resta de la campaña actual y con el único objetivo de salvar la categoría, con lo cual parece conveniente embarcarse en la tarea de buscar a un nuevo técnico que asuma el mando nada más que se dispute el último partido. La incoherencia se encuentra, sin embargo, en la dupla de nombres que se están barajando para tal menester: Míchel, actualmente en el Gerona, y Bordalás, el del Getafe. Es decir, a los actuales gestores del club lo mismo les sirve un huevo que una castaña, ya que ése es el parecido que tienen los estilos futbolísticos de cada uno de ellos.
En este asunto, la lógica sólo se encuentra en otro dato que mueve también a la ira del aficionado, perplejo hasta límites insospechados por lo que ocurre en el club de sus amores. Valorar dos ideas futbolísticas tan diferenciadas sólo se entiende desde la discrepancia de opiniones existente entre el equipo gestor y el director deportivo; mientras que Del Nido Carrasco y cía apuestan por un técnico aguerrido que infunda competitividad y dureza a sus pupilos, Víctor Orta sigue la línea del fútbol moderno de toquecito e inventos estratégicos aunque no tenga ni mimbres para ejercerlo ni dinero para contratarlo.
Se mire hacia donde se mire, por tanto, en el Sevilla FC sólo se ve en la actualidad incoherencia, ilógica, desavenencias, egos y, en definitiva, una entidad que se desenvuelve sin rumbo porque carece de dirección. No puede ser de otra manera cuando quien preside la entidad es un incompetente aferrado tan sólo a un sueldazo que jamás percibiría en ninguna otra empresa. ¿En qué entidad cobraría semejantes emolumentos Del Nido Carrasco si no tiene dónde caerse muerto?