Grada3
·25 agosto 2025
Vinicius silencia a Rodrygo

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·25 agosto 2025
Lío de brasileños en la banda izquierda. 67 días después, Rodrygo Goes volvía a un once del Real Madrid. Su segunda titularidad bajo la batuta de Xabi Alonso, una semana después de ver todo el partido ante Osasuna desde el banquillo. En la victoria 0-3 de los blancos ante el Oviedo, el ’11’ recuperó sensaciones. Además, lo hizo en el lado zurdo del campo. Lo que tanto deseaba recuperar. Caracoleó, encaró, probó… Había recuperado la sonrisa, pero Vinicius Júnior se la quitó enseguida. Tras 63 minutos en el verde del Tartiere, Xabi decidió sustituirle. El atacante no pudo contener su rabia en el banquillo. Lanzó su camiseta de calentamiento al suelo y expresó toda su frustración a Éder Militão. Vinicius entró por él. Y si el ‘7’ fue titubeante en un principio, el carioca asaltó la banda zurda con una asistencia y un gol antes del pitido final. Para rematar al Oviedo…y a Rodrygo. Vini le lanza un mensaje muy claro: la izquierda es suya. Solo suya.
El inicio del partido confirmó sus ganas. En el minuto 2, Rodrygo ya había dejado una acción desequilibrante dentro del área. Primer aviso a Aarón Escandell. A partir de ahí, se fue soltando. Combinó con criterio y se convirtió en uno de los jugadores más punzantes en ataque. Desde su banda izquierda, siempre buscando terminar las jugadas por dentro. Antes del descanso sus números eran contundentes. 55 balones tocados y un 95% de acierto en los pases (39/41). También se mostró solidario en defensa. Había ganado la mitad de sus duelos en el suelo. Petición de Xabi, obviamente, con su tradicional presión alta. No obstante, los números finales muestran otra faceta más oscura. Fue muy impreciso en ciertas ocasiones. Ninguno de sus centros encontró rematador (0/3), completó apenas el 25% de sus regates (1/4) y perdió un total de 12 balones. Una situación frustrante para el nativo de Osasco.
Por su parte, Vinicius empezó de manera muy discreta. Sustituyó al propio Rodrygo Goes en el minuto 63 y sus primeros encares dejaron mucho que desear. Demasiado. Parecía que no estaba metido en el runrún, como venía mostrando en los últimos meses. Pero de repente, cambió el ‘chip’. En cuanto el ‘7’ le puso aceite al engranaje, la máquina arrancó. Era otro Vini. O bueno, no. Era el de siempre. El Vini de hace un año, antes de la gala del Balón de Oro y aquella fatídica noche de octubre que lo cambió todo. Recuperó la chispa. Le quitó la sonrisa a Rodrygo para ponérsela a él mismo. La suplencia le sentó muy mal e hizo de todo para demostrárselo a Xabi Alonso… en el césped.
Lo pagó con cuchilladas a la cancerbero oviedista. Aunque no completó ningún regate, Vinicius fue un puñal. Inventó la jugada del 0-2. Recuperó el balón y asistió en primer lugar a Kylian Mbappé. Un sobresaliente en cuanto a esfuerzo y compromiso. A posteriori, justo antes de que Ricardo De Burgos pite el final del encuentro, el ‘7’ sentenció a los locales. Con un fino disparo al palo largo, Aarón Escandell se desplegó por completo, pero ni tocó el balón. Un golazo, con reivindicación. Primero, hacia Xabi. Y luego, hacia la grada. Porque durante todo el encuentro, la afición asturiana abucheó a Vini, tirándole hasta botellas y balones de playa. Y por último, hacia Rodrygo.
Cuando Rodrygo Goes parecía tener una nueva bala, apareció Vinicius. En media hora, el ‘7’ hizo todo lo que se le pedía al ’11’. Marcar y asistir. Porque el fútbol habla el idioma del gol. No importan las ‘caracoleadas’, los regates, los pases… va de enjaular y ganar. Vini se sintió en peligro. Ya lo sintió ante Osasuna, cuando fue sustituido por Gonzalo García. Xabi le pinchó, para que los tiburones huelan su sangre.
Pero Vinicius también es un tiburón, y luchará hasta al final. Una situación que frustra a Rodrygo Goes. De los ocho partidos que lleva la era Xabi Alonso, el de Osasco suma apenas 156 minutos repartidos en cuatro encuentros. Su futuro sigue en el aire. En los próximos días, el Tottenham volverá a la carga por Savinho. Si éste se marcha del Manchester City, Pep Guardiola se lanzará a por Rodrygo. El Madrid sigue pidiendo, idealmente, 100 millones limpios por él. El tiempo juega en su contra.