
La Galerna
·21 aprile 2025
Yo vi jugar a Hugo Gatti

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Ya poca gente se acordará del torneo que organizó el Real Madrid en 1977 para conmemorar el 75º aniversario de su existencia. Fue en el mes de marzo, con un formato cuadrangular, con dos semifinales y una gran final, y se denominó como “Torneo Intercontinental”, ya que participaron equipos y selecciones de 4 continentes distintos: la selección de Argentina, que iba a ser anfitriona en la Copa del Mundo del año siguiente, la selección de Irán, como campeona de la Copa Asiática de 1976 (tras derrotar a Kuwait por 1-0), el Mouloudia Chaàbia de Argel (hoy en día Mouloudia Club d’Alger), campeón de la Copa de África de clubs en 1976 (ganando al campeón de Guinea, el Hafia Conakry) y el propio Real Madrid C.F.
Fue la primera vez que vi jugar a Hugo Orlando Gatti, toda una leyenda como guardameta internacional exitoso, que empezó jugando en River Plate (durante 5 temporadas), para acabar siendo un ídolo en Boca Juniors, arco que defendió más de 400 veces entre 1976 y 1989. Ya era apodado como el “Loco” y en 1977 era el titular indiscutible de la selección albiceleste. En el partido de semifinales ante los iraníes exhibió su talento con aquellas salidas fuera del área, con atajadas imposibles utilizando ambos brazos extendidos, rodillas y todas las partes de su cuerpo, muy diferente del clasicismo sobrio que acostumbrábamos a ver en Europa, con referentes como José Ángel Iribar o Sepp Maier.
Tras el 1-1 final, hubo tanda de penaltis, y en ella se lució Gatti con un paradón a tiro del iraní Adelkhani. Gatti aún tiene el récord de penaltis detenidos del campeonato argentino, empatado con su feroz rival Ubaldo Matildo Fillol, que al año siguiente le arrebataría la titularidad en la selección gaucha (amén de la lesión que tuvo el propio Gatti en 1978, que le impidió incluso ser elegido como uno de los tres porteros por César Luis Menotti para la Copa del Mundo).
En la final, Argentina cayó ante el anfitrión, el Real Madrid (verdugo de los argelinos en la semifinal por 2-1), por un solitario gol de Del Bosque, y, nuevamente, el “Loco” volvió a ser la figura de los suyos, haciendo paradas inverosímiles a lanzamientos de Santillana, Breitner y del extremo Macanás. La selección albiceleste formó aquel jueves 24 de marzo con Gatti; Tarantini, Olguín, Killer, Carrascosa; Gallego, Ardiles, Villa; Houseman, Luque y Bertoni, casi todos ellos se proclamaron campeones del mundo al año siguiente en el bochornoso Mundial de Argentina’78.
Gatti tocó ese mismo año 1978 la gloria en agosto al alzar el título de la Copa Intercontinental, a doble partido, ante el Borussia Mönchengladbach (el campeón Liverpool se negó a jugar ante Boca Juniors en protesta por el golpe de estado de Videla unos meses antes), con un contundente 0-3 en Alemania y con una exhibición de Hugo Gatti, que no había podido jugar la ida (2-2 en La Bombonera por hallarse lesionado).
Todo el mundo conoce a Gatti en España debido a sus numerosas apariciones en programas nocturnos como “Punto Pelota” y “El Chiringuito”, destacando por su humor, por su amor al Real Madrid y en no pocas ocasiones por su vehemencia al expresarse, que a veces le jugaba malas pasadas, ya que protagonizó varias “pasadas de frenada” en sus intervenciones.
Cuando vivía en Madrid, Gatti era vecino del barrio de Salamanca y quien les escribe se cruzó varias veces con él por la calle José Ortega y Gasset. Una mañana de un sábado, coincidí con él en una tintorería del barrio y pude departir con unos minutos mientras recogía un par de trajes y él esperaba educadamente su turno. Muy afable, muy auténtico en el trato, sin filtros, recuerdo que, al hablar de nuestro club favorito, me dijo: “ustedes no se dan cuenta de la suerte de tener al Real Madrid, es lo mejor con diferencia de este gran país, por sus éxitos, y por todo lo que representa”. Como es bien sabido, no perdía ocasión el entrañable “Loco” de defender contra viento y marea al Madrid, en toda circunstancia. Y lo bien que hablaba de don Alfredo Di Stéfano, “el más grande”, al que tuvo de entrenador en Boca Juniors entre 1985 y 1986. A raíz de ese día, cuando me cruzaba con él, me seguía saludando amablemente, posiblemente sin recordar nuestra pequeña charla en la tintorería.
Y es que muchas veces tienen que venir de muy lejos personajes como Hugo Gatti para que muchos madridistas de aquí seamos conscientes de lo grande que es nuestro club y de lo mucho que representa para gente que vive a miles de kilómetros de la Castellana. Descanse en Paz Hugo Orlando Gatti, un deportista con una personalidad y un carácter realmente únicos, tanto dentro como fuera del terreno de juego.