
La Galerna
·30 de setembro de 2025
0-5: Los famosos platos rotos

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·30 de setembro de 2025
El Real Madrid ha solventado con una goleada balsámica su partido semiasiático de Champions. 6.000 kilómetros, cinco goles y 6.000 kilómetros (estos últimos se los ahorramos al lector en el título para no agotarlo). El rival pagó los famosos platos rotos del derbi.
Los de Xabi comenzaron con una caraja (que no kazaja) propia de su versión metropolitana, embotellado por un equipo mucho peor, eso sí, que el que tiene a su cargo el Cholo. Por poco marcan los locales, de hecho, en el saque de centro, y los blancos tardaron nueve minutos en enlazar su primera posesión de unos cuantos segundos. Todo eran dudas y nervios, como si la pesadilla del sábado conociera una prórroga básicamente innecesaria.
En el minuto 13, un buen contragolpe del Madrid, gestionado con un gran pase en profundidad, al primer toque, de Mbappé fue lastimosamente marrado por Vini, que optó por un intento de vaselina con la pierna derecha cuando parecía más plausible jugársela con la zurda. Y empezó a asentarse la sensación de superioridad cuando, cinco minutos después, una internada de Fran García fue rematada a placer por Güler, de forma parecida a su gol en el Metropolitano, con rechace de un defensa, y cuando a renglón seguido una gran combinación entre Vini, Güler y Mbappé acabó en un remate de este que despejó el portero.
Güler parecía haber tomado el mando del partido y las cosas fluían. A los 24 minutos, una porfía de Mastantuono en el área, tras un fallo garrafal del central, desembocó en un penalti diáfano. Kylian no perdonó.
Las cosas comenzaron a tomar un cariz de mayor tranquilidad gracias a la clase infinita de Güler, que lo mismo se plantaba en las barbas de Kalmurza que metía peligrosísimos balones en profundidad a su socio Mbappé. Ver al turco sortear rivales en el medio campo y avanzar, jugando después el balón casi siempre con criterio, es una razón para creer.
Se veía activo a Fran, lúcido a Huijsen y algo aturullados a Vini y Mastan. Para dejar mal al cronista, el argentino ensayó un gran disparo tras recibir un pase magistral de Mbappé. La despejó un defensa in extremis. Alaba y Huijsen se desempeñaban más como centrocampistas que como defensas. Güler intervenía en prácticamente todas las jugadas. Era mediocentro, media punta e interior en uno. El Madrid no estaba muy inspirado y se apreciaba cierta laxitud que partía al equipo, producto quizá del largo viaje. Ceballos intervenía mucho y con dinamismo, aunque a veces le sobraba el consabido arabesco vintage.
Al borde del descanso, Mbappé protagonizó lo mejor del partido hasta el momento, con una porra sensacional dentro del área y un tiro rozando el larguero. El francés nunca deja de demostrar su calidad.
Se inició el segundo tiempo con cierta relajación por ambas partes. Al Madrid le sobraban toques (Ceballos, Mastantuono) y cierta intensidad, la que le sobraba a los kazajos, que rascaban algo más de lo normal. En cuanto metía velocidad, el Madrid desarbolaba al rival, y se vio de manera paradigmática en el segundo gol, con asistencia directa desde Courtois en área propia. La celeridad de Mbappé en la carrera y su arte infinito en la definición hicieron el resto.
En el minuto 57, Mbappé falló uno de los goles más claros de su vida después de haber protagonizado una de las mejores jugadas de su vida, con un control de locura tras pase de Güler y bellísima combinación con Vini. También pifió un último pase en un gran contragolpe propiciado por un balón largo de Alaba.
Jugando al contragolpe, el Madrid creaba ocasiones con facilidad, pero no se mostraba quirúrgico, como dicen los de ahora. Luis Mata puso a prueba a Courtois desde lejos.
En el 66, Ceballos tocó levemente a un rival en el área. Menos mal que el VAR anuló el penalti inicialmente señalado. Xabi introdujo a Rodrygo y Brahim por Vini y Mastantuono. Ambos entraron con ganas, precediendo al gol más bonito de la noche, con participación del brasileño. Su eslalon, marca de la casa, lo recibió Güler con un sutilísimo toque en la frontal para que Mbappé anotara con un bellísimo tiro desde la frontal.
También ingresaron al campo Bellingham, Camavinga y Gonzalo sustituyendo a Tchouaméni, Güler y Mbappé. En el 82, Rodrygo rubricó sus brillantes minutos con una gran incursión por la izquierda que remató a gol Camavinga de cabeza. El francés era quien había iniciado la jugada. Brahim redondeó el marcador.
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