
La Galerna
·22 de junho de 2025
3-1: Xabi impone con diez sus soluciones

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Charlotte es la ciudad más importante, la más poblada y la más emprendedora del estado de Carolina del Norte, aunque la capital del estado es Raleigh.
Como curiosidad, antes de ser fundada en el siglo XVIII (1768), el territorio que ocupa actualmente fue explorado, por mandato del emperador Carlos I de España, por el magistrado Lucas Vázquez de Ayllón, quizás un antepasado de nuestro querido Cafucas, que envió al emperador los primeros mapas de aquella zona, tan solo poblada por la tribu catawba, que da origen al nombre del río que atraviesa Charlotte.
Unos siglos después, y bajo un intenso calor de más de 33 grados y una humedad del 65%, se presentó el Real Madrid para tratar de lograr una victoria ante el equipo mexicano de Pachuca, un día después de que otro miembro del grupo Pachuca, el Real Oviedo, lograse merecidamente su ascenso a la Primera División española.
Las críticas desde el empate a uno logrado cuatro días antes frente a Al Hilal habían sido feroces, como es norma obligada con el equipo merengue cuando no gana, y, también, cuando gana, ya bien esté dirigido por Zidane, por Ancelotti o, como en esta ocasión, con Xabi Alonso. Tras un partido y seis entrenamientos furtivos entre los 37 grados de Valdebebas o la humedad de Miami, todos los antimadridistas de los medios, que son mayoría, y una gran parte de los madridistas agazapados tras las redes sociales, ya querían la cabellera del tolosarra en una pica, negándole el pan, la sal, y la posibilidad de comer el turrón en la Villa y Corte.
El estadio esponsorizado por Bank of America (cuya sede central está precisamente en Charlotte) fue el escenario para lo que podía ser un nuevo aquelarre merengue. Fue sede de un amistoso el año pasado ante el Chelsea, con victoria madridista por 2-1 con tantos de Lucas Vázquez —precisamente— y de Brahim. Estadio con capacidad para 74.000 espectadores, algo sorprendente para una ciudad de 900.000 habitantes.
Salió el Madrid esta vez con un 4-4-2. Las buenas prestaciones de Güler ante Al Hilal priorizaban su alineación sobre la de Rodrygo Goes. Y Gonzalo, MVP el pasado miércoles, repetía en punta de ataque ante la nueva baja de Kylian Mbappé, recuperándose de su gastroenteritis adquirida en Florida.
Empezó dubitativo el equipo blanco y pronto dejó una oportunidad clara para Rondón que Fran desvió al córner. Era el minuto 3.
Muy poco después, minuto 7, el desastre: Asencio, último hombre, agarró por la camiseta en la frontal a Salomón Rondón. El colegiado brasileño, sin dudarlo, expulsó al joven central canario, que con esta jugada culminaba un principio lamentable de Mundial de clubs, tras el penalti cometido ante Al Hilal y esta expulsión evitable y más que justa.
Tchouaméni tuvo que ejercer una vez más de bombero de guardia y el centro del campo quedaba algo huérfano sin la jerarquía del francés. Esta circunstancia la aprovecharon los Tuzos para tener sus mejores minutos, en particular con una doble ocasión marrada por Kennedy y luego por Bautista: en ambos casos, la figura gigantesca de Courtois mostró al mundo entero que sigue siendo, con diferencia, el mejor cancerbero del mundo.
Poco a poco se fue rehaciendo el Madrid, que dejaba correr los minutos en busca de un plan de acción. Y el plan llegó. Tras un tiro flojo del joven Elías Montiel, una jugada maravillosa comenzada con un fabuloso taconazo de Gonzalo permitió la cabalgada de Fran García, que dejó un pase medido en la frontal a Jude Bellingham. Nuestro Jude fusiló sin piedad al meta Carlos Moreno con un trallazo pegado al palo izquierdo mexicano.
Un Madrid en inferioridad numérica estaba siendo más solidario que nunca. Hubo un par de ocasiones del Pachuca tras un desviado cabezazo de Rondón y un misil de Kennedy que abortó de nuevo, sobradamente, Thibaut Courtois.
Minuto 43 y todo parecía que iba a llegar al descanso cuando, tras una apertura hacia la derecha, Trent filtró un buen pase al área grande a Gonzalo para que el canterano, el mejor del equipo hasta ese momento, le regalara un pase en plato de caviar a Arda Güler, que controló con su zurda y batió de nuevo a Moreno.
Si nos dicen en el minuto 7 que al descanso el Madrid se iría al vestuario con un claro 2-0, fruto de dos grandes jugadas colectivas, nos habría costado creerlo. El plan de Pachuca, que a principios de partido era de aguantar y salir al contraataque, a partir de la expulsión hizo que tuvieran que proponer, para lo que quizás no estaban mentalizados, y el Madrid, con un nuevo dibujo 4-4-1 —con Gonzalo a la izquierda y Güler a la derecha—, con Vini en punta, aprovechó para tomar ventaja.
Importante triunfo muy trabajado. ejercicio de resistencia y de solidaridad aderezado con una eficacia máxima
Precisamente fue a Gonzalo a quien decidió sustituir en el descanso. Xabi seguramente pensó que Brahim, en las circunstancias de inferioridad numérica y con todo un segundo tiempo bajo el bochorno húmedo de Charlotte, podía tapar mejor la banda izquierda que un delantero como Gonzalo. En cualquier caso, honor y ovación para el joven canterano que se está haciendo un hueco en la plantilla de la temporada que viene.
Entre los minutos 55 y 65, el Real Madrid sufrió los mayores instantes de acoso por parte del Pachuca. Una vez más, Courtois se encargó de despejar los numerosos disparos que recibió por parte especialmente de Kennedy, el mejor de los suyos, de Rondón, y de López. A los 60 minutos habían entrado por cierto Modric y Ceballos para suplir a los agotados Güler y Bellingham.
En la única aproximación merengue, en el 70’, una bella combinación entre Modric y Brahim, tras carrera de Vinícius, dejó una delicatessen del malagueño que Valverde, como si fuese un ariete, marcó con su puntera ante la salida ineficaz de Moreno. Tres tiros a puerta habían significado exactamente tres goles.
Un 3-0 sorprendente, sobre todo tras el bombardeo que recibió el meta belga, pero que le daba seguridad a su equipo faltando apenas 20 minutos de juego. Ya era el momento de pensar en el Red Bull Salzburgo, contra quien el Madrid se jugará posiblemente la primera plaza de su grupo.
Antes del final, el Pachuca logró el gol del honor, bien merecido, en posiblemente el peor disparo mexicano, ya que Montiel contó con el rebote de su disparo en Tchouaméni, y despistó completamente a Courtois.
Ya no había tiempo para más, excepto que Rüdiger jugó unos instantes tras casi dos meses de baja, y que Xabi le volvió a dar unos minutos a Víctor para que Vinícius se llevase una ovación del entusiasta público madridista que se concentró en el estadio Bank of America.
Importante triunfo muy trabajado por un equipo que, al quedarse con 10 faltando más de 85 minutos, hizo un ejercicio de resistencia, de solidaridad, aderezado con una eficacia máxima, con tres hermosos goles marcados por un trío de centrocampistas excepcionales: Bellingham, Güler y Valverde.
Cabe destacar por encima de todos la labor del central Huijsen, que parece como si llevara 10 años jugando en el Madrid, además de muy buenas aportaciones de Valverde, Gonzalo y la brega incansable del lateral, tantas veces minusvalorado, Fran García.
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