City Xtra
·21 de dezembro de 2025
Cinco conclusiones: Manchester City 3-0 West Ham (Premier League)

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·21 de dezembro de 2025

El Manchester City se situó temporalmente en lo más alto de la Premier League con una victoria en casa controlada y convincente por 3–0 sobre el West Ham United en el Etihad Stadium.
El marcador reflejó tanto la agudeza ofensiva del City como la creciente autoridad con la que están navegando el periodo invernal de la lucha por el título. Fue la demostración de un equipo que está redescubriendo su filo en una fase crítica; la presión fue más intensa, los roles ofensivos más claros y la dependencia de Erling Haaland cada vez más complementada por las aportaciones de otros.
Haaland marcó el tono en los primeros cinco minutos, reaccionando más rápido tras el rechace de su primer disparo para adelantar al City por décima vez esta temporada. A partir de ahí, el City dominó la posesión y el territorio, y su superioridad fue recompensada de nuevo poco antes del descanso cuando Haaland se convirtió en asistente, filtrando el balón a Tijjani Reijnders, quien definió con contundencia para doblar la ventaja.
El West Ham amenazó brevemente tras el descanso a través de Jarrod Bowen, pero su fallo resultó costoso. El City recuperó el control total y Haaland volvió a marcar tras un enredo defensivo: su segundo de la tarde y su gol número 104 en la Premier League, superando la cifra de Cristiano Ronaldo en significativamente menos partidos.
La victoria supuso cinco triunfos consecutivos en la Premier League, siete en todas las competiciones, y llevó al Manchester City a 37 puntos, aumentando la presión sobre el Arsenal por otra jornada, mientras el equipo de Mikel Arteta se imponía a domicilio al Everton.
¡Aquí están nuestras Cinco Cosas que Aprendimos de la actuación del Manchester City contra el West Ham el sábado por la tarde!
Los dos goles de Erling Haaland dominarán los titulares, pero también fue una actuación que subrayó cómo su contribución total ha evolucionado dentro del sistema del Manchester City. El primer gol fue el Haaland de siempre: reacción rápida, dominio físico y definición implacable. Pero el segundo, el tanto de Tijjani Reijnders, destacó algo más sutil.
La forma de atacar del City vio con frecuencia a Haaland retrasarse un metro más de lo que esperaban los centrales del West Ham. Cuando Rayan Cherki se internó en el área y le cedió el balón, Haaland no forzó el disparo. En su lugar, lo desplazó con calma hacia el camino de Reijnders, reconociendo la ocasión de mayor valor, una acción basada en la inteligencia de juego más que en el instinto.
Cuando Erling Haaland marcó su segundo, el partido ya se estaba escapando del alcance del West Ham. El propio gol, que llegó tras confusión defensiva y despejes imprecisos, fue emblemático de la presión que aplica el Manchester City cuando los rivales están estirados y mentalmente fatigados. La presencia de Haaland acelera esa fatiga. Los centrales no pueden desconectar, ni por un instante.
Para el Manchester City, esto importa en la carrera por el título. No dependen de que Erling Haaland simplemente culmine jugadas; ahora es un punto de referencia central en torno al cual otros operan con confianza.
Uno de los aspectos más fascinantes de la primera parte fue la visible frustración de Pep Guardiola en los compases iniciales. Pasaron casi 20 minutos antes de su primer gesto enfático, una eternidad según sus estándares de banda. Esa contención estaba justificada.
La presión del Manchester City fue agresiva, compacta y bien coordinada. Rayan Cherki y Erling Haaland lideraron la primera línea con intensidad real, forzando al West Ham a despejes apresurados o pases horizontales. Detrás de ellos, Phil Foden y Nico avanzaron para cerrar líneas de pase, mientras la zaga sostuvo una posición adelantada y confiada.
El resultado fue una asfixia territorial. El West Ham quedó reducido a diagonales esperanzadas y envíos a balón parado especulativos. Su único intento en la primera mitad llegó desde un ángulo cerrado de Jarrod Bowen, más un acto de desafío que una ocasión genuina.
Este nivel de presión colectiva no siempre ha estado presente esta temporada, especialmente en periodos en los que el City se vio obligado a cambios defensivos frecuentes. Aquí, con una estructura más asentada, la presión pareció unificada y no reactiva, una razón clave por la que el West Ham nunca encontró su sitio en el partido.
El gol de Tijjani Reijnders fue significativo más allá de su impacto inmediato en el marcador. Representó un cambio visible en un jugador que a menudo ha parecido atrapado entre la responsabilidad y la duda en los primeros meses de su carrera en el Manchester City.
Antes de marcar, Reijnders ya había experimentado una frustración familiar: una posición prometedora, un instante de indecisión y una ocasión que se esfumaba. Cuando llegó el gol, no fue fruto de sobrepensarlo, sino del instinto. Dos toques rápidos, un movimiento decisivo por delante del defensor y un disparo alto al primer palo.
Eso importa porque el actual Manchester City de Pep Guardiola necesita una tercera amenaza goleadora constante más allá de Erling Haaland y Phil Foden. Sin Kevin De Bruyne para garantizar producto final desde el mediocampo, la carga debe repartirse.
La colocación de Reijnders justo por detrás de Haaland, especialmente con Foden cayendo a la izquierda, permitió al City atacar con capas en lugar de un único punto focal. Después de su gol, su lenguaje corporal cambió. Jugó con más autoridad, pidió el balón y recicló la posesión con mayor seguridad.
Para el equilibrio a largo plazo del Manchester City, que Tijjani Reijnders convierta momentos en números no es un lujo. Se está convirtiendo en un requisito.
La actuación de Rayan Cherki no se medirá solo en goles o asistencias, pero su influencia en el ritmo del juego ofensivo del Manchester City fue inconfundible. Cherki operó con libertad, flotando entre líneas y encarando directamente a los defensores.
Su manejo en espacios reducidos descolocó repetidamente a los jugadores del West Ham. En el gol de Tijjani Reijnders, eliminó a varios defensores con cambios de dirección rápidos antes de soltar el balón en el momento preciso. Fue creatividad nacida de la confianza más que de la estructura.
Lo que ha cambiado en las últimas semanas es la contribución defensiva de Cherki. Su presión fue diligente, sus retornos constantes y su disposición a disputar segundas jugadas marcó el tono para los de su alrededor. Ese equilibrio entre libertad y responsabilidad es lo que Guardiola exige a sus centrocampistas ofensivos.
Cuando Cherki fue sustituido poco después de la hora de juego, no fue un reflejo de su rendimiento, sino un ejemplo de gestión de partido. El City tenía el control y Guardiola aprovechó para refrescar energías. Cherki ya había cumplido.
A pesar de ir 2–0 al descanso, los comentarios posteriores de Pep Guardiola reflejaron insatisfacción con ciertos aspectos de la circulación de balón del Manchester City. Puede parecer contradictorio, pero habla de los estándares que sostienen esta racha.
El City fue dominante, pero no perfecto. Hubo momentos al inicio de la segunda parte en los que concedieron demasiado espacio al West Ham, culminando en el fallo de Jarrod Bowen. La reacción visible de Guardiola ante ese despiste subrayó su preocupación por la complacencia, un tema que ha aflorado en partidos anteriores en los que el City fue castigado.
La respuesta, sin embargo, fue inmediata y contundente. Un triple cambio reenergizó al equipo, aumentó el ritmo y el segundo gol de Erling Haaland disipó cualquier duda. A partir de ahí, el City gestionó el partido con profesionalidad, protegiendo su portería a cero y controlando el territorio en lugar de perseguir más goles de forma imprudente.
Este fue un City en modo pragmático. No necesitaban espectáculo. Necesitaban puntos, impulso y preservación física. Los tres se cumplieron.
Con las lesiones aún afectando zonas clave, el City luce igualmente formidable. Su capacidad para imponer control temprano, castigar errores y gestionar los partidos en el tramo final vuelve a ser una característica definitoria. Mientras el Arsenal mira por el retrovisor, el patrón familiar reaparece.
El Manchester City no está persiguiendo la forma. La está marcando.
Este artículo fue traducido al español por inteligencia artificial. Puedes leer la versión original en 🏴 en este enlace.









































