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·25 de novembro de 2025
Del Horno, Messi, Iniesta…: “teatro” (y fútbol) del bueno

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Los Chelsea-Barça se han convertido un clásico europeo del siglo XXI. La rivalidad llegó a cotas máximas con Mourinho.
Los Chelsea-Barça no son un partido más desde que Mourinho aterrizó en ellos en la temporada 2004-05. Antes, los ‘blues’ y el Barça se habían visto poco por Europa. Si acaso, un par de veces. La primera, en el lejanísimo 1966, para una eliminatoria de Copa de Ferias que el Barça se llevó en el desempate (5-0, con dos goles de Fusté, dos de Rifé y uno más de Zaballa). Y luego, en una eliminatoria memorable de cuartos de final de Champions del año 2000 con prórroga y remontada del Barça en el Camp Nou, con Figo y Rivaldo al mando de las operaciones para levantar un 3-1 de los blues en la ida.
La rivalidad, sin embargo, cogió temperatura en los octavos de final de la temporada 2004-05. Por entonces, los dos equipos ya asomaban como los dos más fuertes de Europa (aunque, curiosamente, la final de aquella edición midió a Milan y Liverpool). El bombo emparejó a los dos equipos en octavos de final. El Barça de Ronaldinho viajó a Londres con un 2-1 esperanzador gracias a un gol de Maxi López, pero el Chelsea era una máquina en el juego de contragolpe y en la vuelta jugó uno de los inicios más memorables que se recuerdan en Stamford Bridge. En 20 minutos, ya ganaba con goles de Gudjohnsen, Lampard y Damien Duff. Dos asistencias fueron de Joe Cole, que era un fantástico lanzador. Sin embargo, apareció el factor Ronaldinho, que se sacó de la chistera un punterazo para la historia que puso el partido 3-2 en un periquete. Para entonces, el Barça estaba clasificado. Llegó entonces la polémica. El Chelsea sacó un córner, Carvalho obstruyó claramente a Valdés y Terry marcó el 4-2. Collina se comió la acción. Pasó el Chelsea contra un Barça al que todavía le faltaba un punto de madurez para ser el mejor.
Quedaron cuentas pendientes y el bombo, caprichoso, volvió a emparejar a los equipos en octavos de final en la temporada 2005-06. Ese Barça estaba más hecho; y aunque Mourinho quiso poner mil y una trampas, entre otras un césped indigno de la mejor competición del mundo, el Barça se repuso al 1-0 de los londinenses con dos goles. El segundo, en una espectacular volea de Etoo. Fue la primera gran exhibición de Messi en la competición El argentino volvió loco al Chelsea, especialmente a Del Horno, que fue expulsado después de darle un patadón sin sentido al entonces extremo. Pareció que había algo más que una consigna de Mourinho, a quien no se le ocurrió otra cosa que acusar a Messi de hacer “teatro del bueno”. El Barça terminó por despachar al Chelsea en la vuelta.
La rivalidad con Mourinho siguió con el portugués en otros clubes, pero también se mantuvo en los Chelsea-Barça. La semifinal de la temporada 2008-09 recoge uno de los episodios más memorables de la historia del club azulgrana. Un gol de Iniesta sobre la hora, con el Barça jugando con diez por expulsión de Abidal, y sobreviviendo de manera milagrosa con diez gracias a Víctor Valdés. El Chelsea protestó con furia el arbitraje de Ovrebo. Drogba habló de “vergüenza” en el mismo césped, y a Hiddink se lo llevaban los demonios. Pero quien corría por la banda celebrando era Guardiola. El Barça se había metido en la final de Roma, rumbo a su tercera Champions League.
El Chelsea tuvo que esperar, pero también se tomó la revancha. En las semifinales del curso 2011-12, el Barça defendía título y era favoritísimo pese a estar en los instantes finales de la era Guardiola. En Stamford Bridge, el Chelsea sacó un 1-0 valiosísimo después de que el Barça se estrellase por el centro, con un equipo sin extremos puros. El fútbol de asociación de Messi, Iniesta, Busquets, Cesc y Xavi no fue suficiente.
Había tiempo para arreglarlo, y el Barça pareció hacerlo. Busquets e Iniesta marcaron en los minutos 35 y 43. No sólo eso. Terry había sido expulsado por agredir a Alexis en el minuto 37. El Barça tenía cuesta abajo el pase a la final, pero se dejó llevar por la euforia, cometió un error y Ramires empató antes del descanso. El Barça tenía toda la segunda parte para hacer un gol. Nada más empezar la segunda parte, sin embargo, Messi mandó al limbo un penalti. Pese a que todavía quedaban 40 minutos, el Barça se estresó y fue incapaz de superar el muro que había levantado Roberto Di Matteo. Torres, con una carrera majestuosa, firmó el 2-2 y silenció el Camp Nou. La eliminación, aunque la decisión ya estaba tomada, significó el anuncio del adiós de Pep Guardiola.
Desde entonces, Barça y Chelsea sólo se han vuelto a enfrentar una vez. Fue en los octavos de final de la temporada 2017-18. Iniesta volvió a marcar en la ida (1-1). La vuelta fue territorio Messi, que marcó dos de los tres goles azulgrana y asistió a Dembélé, que con un escuadrazo firmó uno de sus mejores goles en su triste, a menos por las condiciones que tenía, periplo azulgrana. La eliminatoria, sin embargo, no tuvo el fuego de aquellas de años anteriores, cuando los Chelsea-Barça se convirtieron en uno de los grandes clásicos del inicio del siglo XXI. Este martes, regresa a Stamford Bridge.
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