El Atlético de Madrid compite muy bien | OneFootball

Tras la derrota en Copa del Rey frente al FC Barcelona, los rojiblancos se despiden de otro título en apenas un mes. Después de caer en Champions, los azulgrana eliminaron a los colchoneros en el trofeo de su majestad y terminarán la temporada luchando por el tercer puesto en liga.

Una gitana loca

Todas las esperanzas del Atlético de Madrid este curso estaban depositadas en la vuelta de las semifinales del torneo del K.O. El contexto no era el más idóneo, pero sí idílico para pasar página a lo grande. La misión era dejar atrás el doloroso adiós en Europa frente al Real Madrid y citarse con él en La Cartuja para la revancha. El Metropolitano quería soñar con ese derbi en Sevilla para desquitarse, mientras se resarcía de ese reciente 2-4 que sufrió a manos del Barça en LaLiga.

Unos ingredientes ideales para soñar y creer, tal y como caracteriza al sentimiento atlético. Pero todo quedó en eso; puro sueño. La verdadera fantasía la puso un Lamine Yamal que se convirtió en la pesadilla de Reinildo y prácticamente de toda la grada. Una afición colchonera que solo despertó cuando Ferran Torres mordía, como buen tiburón, en el ánimo local. Los seguidores ya auguraban otro estrépito, mientras De Paul hacía aguas y Azpilicueta era perdonado por el colegiado.

Tiró las cartas

Un árbitro que fue el foco de la ira por su soltura amonestando. La hinchada pagó la frustración con el andaluz de camino a vestuarios, pero Simeone tenía claro que el problema principal había sido su planteamiento o sus elegidos en el once inicial. Por ello, el técnico argentino sentó a su hijo Giuliano y a los dos zagueros con tarjeta. Todo un mensaje de que el preparador no estaba nada contento con lo que estaba viendo.

El Cholo no se guardaba ningún as y se aferró al verdugo máximo del FC Barcelona; Sørloth. Y el noruego falló la primera, marcó la segunda, pero esta vez no sirvió. El nórdico era una isla perdida en fuera de juego, ahogándose en los empellones de Araújo y muy lejos de un Julián Álvarez asfixiado por Koundé. Aún así, tanto la ‘araña’ como el vikingo suponían la principal amenaza para los de Flick, puesto que Griezmann pagó con creces el precio de su edad y el desgaste. No estaba el comodín Correa en la baraja…

Para el cajón

Un abanico del que sí dispone la plantilla culé y donde Eric García, Gerard Martín y Lewandowski aportaron el empuje suficiente para aguantar al más puro estilo Atlético de Madrid. Por el otro lado, a los rojiblancos ya no le quedaban fuerzas. Eran insuficientes los esfuerzos de Llorente llegando desde la posición de central improvisado. Baldío también el ahínco de Javi Galán o la apuesta por los destellos de Riquelme que no terminaron de llegar.

Así se esfumaban irremediablemente las opciones de la temporada bajo los gritos de «échale h****s», pero con esos no se puede lanzar a portería. Una indignación lógica, teniendo en cuenta que los anfitriones fueron incapaces de disparar entre los tres palos en el partido más decisivo del año. En una cita, a principios de abril, donde estaba en juego el devenir del curso y en su propio estadio, chutaron seis veces…Normal que Giménez pidiera perdón.

Aquí sigo a tu lado y a tu lado moriré

El charrúa, uno de los hombres de confianza de su míster, arropó al jefe cuando la prensa cuestionaba un posible final de ciclo y dejó un mensaje para la afición: «Disculparnos por esos momentos en los que no supimos estar a la altura.» Aún así, también fue autocrítico con la primera parte de los suyos: «Creo que lo que nos faltó fue empezar el primer tiempo como empezamos el segundo.» Algo que al parecer no le sentó bien a su propio líder dentro del vestuario.

Un vestuario que capitanea Oblak, pasa por Koke, sigue en Griezmann, se añade Azpilicueta…Pero que ve como el transcurso del tiempo deja una ristra de oportunidades perdidas, partido a partido. Efectivamente, en un legado que ha cambiado la historia de una entidad, aunque el precio y redito está saliendo demasiado caro. A la sombra de los grandes clubes que nunca se alcanzan ni con 200 millones de inversión en fichajes.

El Atlético de Madrid podría sumar solo una liga en diez años, contando LaLiga, Copa del Rey y Champions / Foto de archivo

Con un discurso de resignación donde con competir muy bien, puede que ya no baste. Al igual que tampoco fue suficiente en 34 de las 40 veces que el Atlético de Madrid de Simeone no pudo derrotar al Barça. Aunque el balance con los azulgrana puede que realmente sea lo de menos y lo verdaderamente preocupante sea la rutinaria costumbre de cerrar la campaña en blanco una y otra vez.