El Ceuta apura el mercado en busca de la «salvición» | OneFootball

La espera se hizo larga, quizás demasiado. Tanto, que la última experiencia de la AD Ceuta en el fútbol profesional hace 45 años, parecía otra de esas epopeyas que cuentan los mayores más que un recuerdo nítido de la propia realidad. Un pasado brillante que alienta a las futuras generaciones a continuar en ese mismo camino que trazaron sus ancestros; pero que, realmente, tiene pocas opciones de volverse a dar. Un matemático, en su caso, te diría que, más que pocas opciones, directamente se trata de una cuestión imposible. Solo basta lanzar un dado de más de veinte caras- una por cada equipo que busca el ascenso cada temporada- para darte cuenta de ello.

El Ceuta no quiere soñar

Sin embargo, en una categoría tan singular como es la Segunda División, hay hueco para prácticamente todo menos para los números, precisamente: goles de suma belleza volcados sobre lienzo. Hazañas imposibles relatadas en las páginas de un libro. Giros diabólicos de guión en esas películas que deberían ser infinitas. Y, sobre todo, sueños que traspasan todo tipo de límites impuestos por el subconsciente, para presentarse repentinamente ante tus ojos. Porque sí: los sueños se cumplen a veces.

Aunque, eso sí, llegan con todo lo que arrastra la idea de soñar, como una mala sombra. Al igual que ese dado que, visto de frente, muestra una cara mientras oculta todas las demás, los sueños también esconden una curiosa condición, como ese niño pequeño que se esconde tras la cortina, creyendo que eso lo vuelve invisible ante una regañina. Tarde o temprano, se acaban. Pueden ser idílicos, fantasiosos e intensos. Sí, pero también de duración limitada. Una vez que irrumpen por la ventana los primeros rayos del amanecer, el despertar te devuelve a la —cruda— realidad, dejando solo como vestigio una estúpida sonrisa al recordarlo. Ahí es cuando lo bonito se acaba.

Aunque vuelve a LaLiga Hypermotion con la condición de novato, el Ceuta quiere hacer que, más que un sueño efímero, su paso por la categoría sea una estancia que perdure en el tiempo sin descartar, por supuesto, cotas más elevadas en un futuro quizás no tan lejano. Para ello, el objetivo pasa en primer lugar por la salvación o, mejor dicho, la “salvición”.

Tras sumar un buen puñado de jugadores con experiencia como son Anuar, Juanto Ortuño, Manu Sánchez, Manu Vallejo, Bassinga, Matos, Yann Bodiger, Diego González, Samuel Obeng o Konrad de la Fuente, entre otros; el cuadro caballa ha apurado el mercado para sumar una última pieza que le faltaba: Salvi Sánchez, un futbolista que viene a reforzar la posición de extremo, que quedó algo debilitada tras la salida de Efe Aghama rumbo al Cádiz CF; pero, sobre todo, a contribuir con sus amplios conocimientos en la categoría a la causa de la permanencia.

Vuelve el mito para mostrar el camino

Salvi es, después de todo, uno de esos alumnos aventajados de Segunda División, graduado con honores, además. Suma dos ascensos, tanto con el Cádiz CF como con el RCD Espanyol. Tanto en uno como en el otro equipo, fue una pieza clave. Especialmente recordado será su paso por la Tacita de Plata, donde brilló como un extremo de toda la vida. Una bala. Junto a Álvaro García, formó una de las parejas más icónicas de la categoría. También una de las más demoledoras para las defensas rivales. El cadismo disfrutó, hasta que le tocó verle marchar ya con el equipo en Primera División.

Mucho ha cambiado Salvi desde entonces. El desborde con el que recorría la banda no es, después de tantas temporadas, tan espectacular. Es más, desde Ceuta preocupa el estado físico en el que pueda llegar tras haber permanecido nueve meses en el paro, pese a que ha estado entrenando en solitario. Hasta que pueda recuperar el tono, pasará un tiempo. Confían en ello.

En cualquier caso, lo único que se espera del sanluqueño en esta nueva experiencia es que sea ese intrépido aventurero que guíe a la expedición caballa a través de una jungla espesa como es el fútbol profesional, utilizando su nutrida experiencia como machete para poder despejar el camino. Ese que conduzca al Ceuta a la salida de una ruta absolutamente laberíntica o, aún mejor, al descubrimiento de una mina rebosante de plata. Porque sí, el Ceuta quiere permanecer en Segunda División