El curioso caso del dorsal 17 entre los internacionales del Betis | OneFootball

Hay números que se cogen porque están libres. Y hay otros que se heredan, aunque nadie lo diga.

El 17 pertenece a ese segundo grupo. En el Betis no es un dorsal neutro. Es un número cargado de memoria, de alegría, de orgullo y de una manera muy concreta de entender este club. Por eso cuesta creer que sea casualidad que tantos futbolistas ligados al Betis lo sigan llevando cuando se ponen la camiseta de su país.

Bakambu, Abde, Fornals, Pablo García, Jesús Rodríguez con la sub, e incluso Borja Iglesias cuando ya no estaba aquí, han coincidido en lo mismo: el 17. Demasiadas veces como para no pensar que hay algo más detrás.

Porque cuando un número se repite así, no es moda. Es identidad.

El dorsal 17 evoca una etapa bonita, reconocible para cualquier bético. Evoca sonrisas, desborde, compromiso, conexión con la grada. Evoca a alguien que hizo del fútbol un lugar feliz y que convirtió ese número en algo familiar, casi sagrado. Y cuando un jugador ha vivido eso de cerca o lo ha tenido como referencia, es normal que no quiera soltarlo.

No hace falta explicarlo demasiado. En el fútbol, las elecciones también cuentan historias.

Por eso Abde mantiene el 17 con Marruecos. Por eso Bakambu y Fornals lo repiten. Por eso en la cantera, Pablo García y Jesús Rodríguez lo empiezan a llevar sin complejos. Y por eso Borja Iglesias, incluso lejos del Betis, siguió aferrándose a ese número.

En los partidos de selecciones no se juega como club, pero el Betis aparece en pequeños gestos.

Quizá sea casualidad. Pero demasiadas veces como para no significar nada.