
La Galerna
·16 de setembro de 2025
El fútbol español es como el papel higiénico

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·16 de setembro de 2025
Buenos días, amigos. En la vida no todo tiene arreglo, de hecho, la propia vida no lo tiene. En numerosas ocasiones es necesario desechar lo agotado, lo estropeado por el uso o el mal uso, por no tener reparación ni limpieza posible, y adquirir algo nuevo. Ocurre con el fútbol español. Y con papel higiénico. Y en ambos casos, por el mismo motivo.
Llevamos décadas, aproximadamente desde el cambio de los 80 a los 90 del siglo pasado, respirando un hedor en las competiciones nacionales que lejos de remitir aumenta. De repente, el Barcelona, un equipo que hasta entonces no era más que uno más del pelotón de cabeza, fichó don dinero público (TV3) un puñado de grandes jugadores, Arminio coloca a Negreira a su vera y comienzan a ganar títulos mientras el Madrid observaba atónito cómo se los robaban.
Desde entonces y hasta hace un par de años y medio, el papel higiénico que es el fútbol español cada vez era menos blanco y estaba más sucio. En febrero del 23, aparecieron las pruebas que señalaban quién había ensuciado la celulosa de emergencia. Hacienda obraba en su poder con las facturas que demostraban que el FC Barcelona había pagado millones de euros durante décadas a Negreira, el número dos de los árbitros.
Cualquier persona, organismo, institución, Gobierno decente habría optado por tirar a la basura aquello y acudir al súper a comprar más rollos de papel de baño. Sin embargo, la opción fue dejar el mismo rollo que había sido usado y ensuciado durante años en el WC, y obligar al resto a usarlo.
Los afectados, tal vez porque de higiene moral andan justos, no pusieron pegas, y siguieron utilizando el mugriento papel higiénico. El único que alzó la voz y solicitó que se compraran rollos nuevos fue el Real Madrid ante la deshonra, la afrenta, la humillación, en definitiva, la cerdada, de seguir reutilizando papel higiénico usado. Fue (es) duramente reprendido por ello y obligado a utilizar la parte más sucia del rollo.
El personal de limpieza cuya función es revisar que los baños estén en perfecto estado, en este caso la prensa, tampoco alertó de que el rollo de papel higiénico era mismo desde hacía lustros y que su color y hedor eran indescriptibles. Aquí vemos a Sique Rodríguez, periodista que hizo público el caso previo acuerdo con el club de sacarlo cuando lo hubiesen prescrito, justificando el hecho.
Sin embargo, quienes dirigían y dirigen el balompié patrio en un principio no hicieron absolutamente nada. Adujeron que el papel estaba limpio y podía usarse perfectamente. Al cabo de dos años y con el rollo de un color negreiro oscuro, consideraron que había llegado el momento de tomar medidas. ¿Comprar un pack de 32 de Scottex, que es mucho papel? No, pasarle una toallita al papel usado y enrollarlo de nuevo para darle el enésimo uso.
Es decir, mantener a todos los árbitros negreiros, a todo el andamiaje negreiro que sostiene la Federación y el CTA, a los socios y accionistas del Barça que producen la señal de los partidos y se la facilitan —nunca mejor dicho— al VAR. Darle con una toallita al ignífugo folclórico del Rolex, convertirlo en Fran Soto y hacer lo propio con las otras cabezas visibles. En definitiva, no limpiar la mierda sino esparcirla. Con perdón.
En los cuatro partidos de liga, el papel directamente es radioactivo. A pesar de ello, el Madrid, poniendo sobre el campo unos dídimos del tamaño de Júpiter, ha logrado vencer todos. Y ha decidido elevar a la FIFA un informe con el estado higiénico del arbitraje español.
Y aquí aparece el actual factótum del Tinglao, Tebas, afirmando que si el Madrid pone en conocimiento del máximo organismo futbolístico mundial que desde hace décadas se está utilizando el mismo rollo de papel higiénico en el WC que es el balompié español, lo que se busca es dañar la competición. No, Javier, la competición no tiene arreglo, por lo que no se busca dañarla, sino dinamitarla para instaurar una nueva y limpia. Sin pagos a árbitros, con transparencia, sin sistemas de elección feudales de presidentes de territoriales y de la RFEF, con árbitros que no hayan pagado al hijo de Negreira, que no hayan sido aupados por él a la élite, con un VAR en manos de una empresa independiente, etc.
Una vez más, el culpable es quien denuncia la inmundicia, pero no quien la eyecta. A Tebas lo que le preocupa no es lo corrupto del asunto, sino que fuera se sepa que en España se permite y se fomenta la corrupción. «Que me quedo sin comer», pensará.
Ayer, por ejemplo, expulsaron a Pere Milla, jugador del Espanyol, por decirle al árbitro que es muy malo, algo así como si a una actriz la despiden de un rodaje por decirle a Robert de Niro que es muy buen actor. En el fútbol español se persigue la verdad y se fomenta el fraude. Quizá porque lo primero aporta tranquilidad de conciencia pero no dinero. Uno no puede ir a comprar un kilo de salmonetes y pagar en tranquilidad de conciencia.
¿Y las portadas?
En Marca y As vemos cosas que nos alegran: vuelve la Champions y vuelven Bellingham y Camavinga. Esta noche jugamos contra el Marsella un partido que huele a jabón de ídem, no al papel higiénico patrio. Alberto Cosín ha preparado un análisis del peligroso equipo de De Zerbi, no os lo perdáis.
Esta noche, durante un par de horas, olerá bien. Os dejamos la prensa cataculé por aquí por si se os ha acabado el papel higiénico.
Pasad un buen día.