Da igual la pelota
·22 de novembro de 2024
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Cantaban las ondas radiofónicas el posible final de la denominada travesía por la Segunda División del Real Zaragoza en la previa de la eliminatoria de la promoción de ascenso a Primera División ante el Numancia. Tras varios años en el pozo de la categoría de plata el equipo soñaba con regresar al primer nivel.
Con un meritorio tercer puesto en la fase regular y con unos últimos meses de récord, el equipo aragonés había cosechado un valioso empate en Soria, sin embargo, no iba a ser el día. Un gol de Diamanka en el tiempo de añadido, por cierto, exjugador del cuadro blanquillo, rompía la vasija de las esperanzas y la tristeza pasó a ser la nota dominante en aquella calurosa de junio de 2017. De aquel día han pasado siete años, varias crisis económicas y una pandemia inhóspita en el siglo XXI.
Desde esa temporada que terminó con la moral de varios jugadores, el abismo del descenso se ha acercado en varias ocasiones a las entrañas de la Romareda, sin embargo, el Real Zaragoza no se ha movido de la Categoría de plata, donde acumula doce campañas. Correcto doce temporadas en Segunda División de un equipo que ha obtenido títulos europeos y hasta su descenso se mantenía entre los siete primeros equipos de España. La pregunta es sencilla y en cierta medida obligada ¿Qué ha ocurrido?
El 10 de mayo de 1995, el Real Zaragoza tocaba el cielo de París y culminaba uno de sus puntos más álgidos. Con el gol desde el medio del campo de Nayim en el tiempo de descuento de la prórroga, el conjunto aragonés se proclamaba campeón de la Recopa de Europa con Alfonso Solans de presidente quien habían conseguido juntar en un equipo a jugadores de la talla de Esnáider, Pardeza o Xavi Aguado. A este hito le siguieron varias Copas del Rey y un título liguero que se escapó en la última jornada, sin embargo, la muerte de Solans un año después de la Recopa fue un punto de inflexión.
De las pocas cosas negativas de Alfonso Solans Serrano, fue que tuvo un hijo que no le gustaba el fútbol y se centró en el negocio de la marca, Pikolin. Por deseo de su padre se quedó con el club, sin embargo, el descuido de la faceta económica dejó una deuda cercana a los 70 millones de euros y es que los éxitos deportivos no habían dado importancia en demasía al dinero.
Los jugadores del Real Zaragoza celebran la consecución de la Recopa// Heraldo de Aragón
Al tener una fecha de caducidad y tras cumplir la última voluntad de su padre, Solans hijo vendió la propiedad en el año 2006 y abandonó el Real Zaragoza. Con el objetivo de sanear las cuentas, un inversor soriano, llamado Agapito Iglesias- junto con el apoyo de los políticos que gobernaban en Aragón- se convirtió en el máximo accionista del Real Zaragoza. Tal fue el impacto de la llegada del soriano que en unas declaraciones que llegaron a ser portada de Marca, el presidente aseveró que en tres años el cuadro aragonés lucharía por alzarse con el título liguero.
La primera temporada bajo la propiedad de Agapito, quien delegó sus funciones de presidente en Eduardo Bandrés- hasta entonces ministro de Hacienda de Aragón, el equipo terminó en una meritoria sexta posición con Víctor Fernández a la cabeza, sin embargo, el giro hacia el abismo había comenzado. Con un verano estival con fichajes exorbitantes en cifras económicas, el Real Zaragoza buscaba acercarse a las primeras posiciones. Sin grandes resultados y con una plantilla de grandes estrellas, pero con problemas internos en el vestuario, se consumó el descenso a Segunda División. La caída había comenzado.
De la misma manera que en diferentes ocasiones el Real Zaragoza tenía que comenzar un nuevo proyecto para volver a Primera División y como ha sido habitual en su historia recuperó la categoría una temporada más tarde. Gracias a la dirección de Marcelino, actual entrenador del Villarreal, y los goles de Ewerthon o Arizmendi el equipo terminaba la temporada regular en segunda posición y volvía a Primera División tras una victoria contra el Córdoba.
En busca de lo prometido en su llegada, el dirigente zaragocista invirtió en jugadores que no aportaron el rendimiento esperado y que en la actualidad no se ha devuelto a varios equipos el dinero de la venta que aumentaron la deuda del Real Zaragoza. En la faceta deportiva la situación no era mejor y la calidad de los futbolistas continuaba su devaluación. Las salvaciones en las últimas jornadas ante el Levante y el Getafe no fueron más que alargar la agonía del cuadro aragonés.
El empresario Bandrés con Agapito Iglesias en una imagen archivo// Periódico Aragón
Con la salida de Bandrés de la presidencia, Iglesias se convirtió en el presidente del Real Zaragoza. Junto con Antonio Prieto como director deportivo, la retahíla de nombres de futbolistas que vistieron la camiseta del club blanquillo no tiene final, más aún, cuando en la última temporada en Primera División, la 2012/2013, los despidos de jugadores por impagos se aceleraron. Sin director deportivo tras la salida de Prieto, Agapito cogió las riendas de los fichajes y la tensión aumentó.
Pese a la situación extradeportiva y el aumento de la impaciencia de los aficionados, el equipo llegó a Navidad en puestos europeos, sin embargo, una única victoria en 16 partidos condenó al Real Zaragoza al descenso y pese a salir en varias jornadas, la suerte estaba echada. La última jornada el equipo, aunque dependía de terceros resultados, luchaba por mantener la categoría y recibía al Atlético de Madrid, pero el partido estaba fuera de la Romareda.
Desde los diferentes grupos de peñas se habían convocado una manifestación para mostrar su opinión sobre la figura de Agapito Iglesias y pedir su dimisión, que fue conocida como la ‘Agapitada’, los aficionados firmaban bajar a Segunda División si Agapito Iglesias dejaba de ser presidente del Real Zaragoza. En este caso una de las dos se cumplió, que fue el descenso a Segunda División.
Un nuevo descenso. Esa era la realidad deportiva de la institución que ya acumulaba una deuda cercana a los 130 millones de euros y que había recibido la llegada de una figura, Suso Gª Pitarch, recomendada por el actual presidente de la Liga, Javier Tebas. Bajo el puesto de director general de Pitarch las decisiones polémicas en el plano deportivo no cesaron y los despidos de Movilla, Paredes o José Marí congelaron la relación de la afición con el club. Pese a la vuelta de Víctor Muñoz al banquillo de la Romareda, ganador de varias Copas del Rey, y la llegada la secretaria técnica de varios antiguos emblemas zaragocistas, la situación no mejoraba en el último intento de Agapito.
La manifestación del 17 de julio del año de 2014// Mundo Deportivo
No sin dificultades, tras la primera temporada del Real Zaragoza en Segunda División, con una manifestación el 17 de julio de 2014 que albergó a cerca de 15.000 personas y con Hacienda y la Liga reclamando el dinero que debía la institución se puso una fecha límite, donde los organismos retirarían la inscripción del Real Zaragoza por impagos. El 31 de julio el Real Zaragoza, salvo una llegada de inversores desaparecería, de la misma manera que había sucedido en Salamanca, con la Unión Deportiva Salamanca un año antes.
Parecía todo perdido para los maños y el tiempo tornaba a su fin, la desaparición y una posible refundación del equipo se acercaba. Fue durante la última semana del plazo cuando comenzaron las arduas negociaciones con Agapito Iglesias, quien sostuvo su propiedad hasta el último día, donde Cesar Alierta en colaboración con la Fundación 2032, avalaron la deuda de la institución con la compra del 72% del paquete accionarial propiedad del soriano.
Con esta operación el Real Zaragoza, dentro de una situación muy precaria, podía comenzar una nueva temporada en el fútbol profesional, donde la cantera fue la salvación deportiva del club. Un activo que ha aumentado su participación hasta la actualidad, donde el Real Zaragoza ha conseguido sanear sus cuentas y busca regresar a la Primera División doce años después.
Autor: Luis Miguel Serrano
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