El madridismo (por fin) acepta su inferioridad | OneFootball

Las goleadas del FC Barcelona al Real Madrid han sido una costumbre en las dos últimas décadas del siglo XXI. Desde aquel 0-3 en noviembre de 2005, la afición y la prensa 'merengues' han recibido una y otra vez duras derrotas en Clásicos, a las que siempre surgía una excusa -o varias- para justificar el ridículo del equipo sobre el campo. Con excepción del mencionado duelo en el Santiago Bernabéu, donde buena parte de la grada blanca aplaudió a Ronaldinho, no había una sensación de inferioridad tan marcada en el madridismo con respecto al Barça.

Y eso que, en medio, transcurrieron los ciclos de Guardiola y Luis Enrique, siendo el equipo de Pep el que más amarguras causó a la 'Casa Blanca', con 14 títulos en cuatro años en los que el Madrid apenas ganó 3 trofeos y un 2-6 en Chamartín. Siempre hubo una polémica arbitral, una baja por lesión, una polémica... Algo que le restara mérito a la victoria azulgrana, pero el Barça de Hansi Flick ha obrado el milagro: por fin, el madridismo en pleno reconoce estar muy lejos del nivel del Barcelona.

Nada más terminar la final de la Supercopa (2-5), tanto la prensa como la afición madridista coincidieron, increíblemente, en la 'fortuna' que supuso haber perdido por 'solo' tres goles de diferencia. En ese sentido, el concenso sobre el impacto de la expulsión de Wojciech Szczesny en el resultado fue total. Y no para hablar sobre una posible remontada, ni mucho menos. El agradecimiento al polaco fue casi conmovedor por haberles salvado de una auténtica masacre que habría dejado al proyecto deportivo 'merengue' al borde del abismo. No hay que ser demasiado radicales para prever que una diferencia mayor a cinco goles le habría costado el puesto a Carlo Ancelotti.

Y, tal vez, lo más llamativo, ha sido el silencio de la 'Casa Blanca' después de la final en Jeddah. El único que dio la cara tras la 'manita' fue Luka Modric, quien no dudó en admitir lo "feo" que resulta recibir nueve goles en dos partidos ante el rival de toda la vida. El desahogo del croata, casualmente, llegó después del viral 'consuelo' de Florentino Pérez a su capitán, tirando de ironía sobre la posibilidad de perder alguna final. Estas palabras, por cierto, no sentaron nada bien a la 'caverna', así como tampoco la gentileza de su presidente con los jugadores del Barça.

Pero, más allá de algún resentido que nunca falta, la postura del Madrid tras la final es de aplaudir. Sí. Reconocer la superioridad del rival es parte del deporte, aunque la prepotencia de los adeptos al madridismo les cueste entenderlo. También es bueno, de cuando en cuando, hacer autocrítica y entender que no se puede depender exclusivamente de las épicas y los favores arbitrales en cada temporada. La cofradía blanca se ha acostumbrado en la 2024-25 a las derrotas en partidos grandes (no solo en los Clásicos) y parece haber cierta resignación sobre lo que se les puede venir en los próximos meses de continuar con el mismo plan.

Mientras tanto, el Barça da pasos firmes hacia un 2025 que puede ser histórico y, por primera ve en la historia, puede haber un madridismo capaz, quizá no de aplaudir, pero sí de reconocer los méritos de un equipo cada vez más aceitado sobre el campo, con talento y personalidad para superar a cualquier rival sin cambiar de estilo o idea. Aún falta mucho por competir, pero cada cual tiene claro a qué aspirar de aquí a junio.