El Real Madrid no encuentra el camino del gol antes del parón | OneFootball

No hay silencio más duro en el fútbol que el que deja un gol que nunca llega. El Real Madrid se marchó de Vallecas sin celebrar, sin ese grito que suele esconder los problemas y calmar las dudas. Por primera vez en esta Liga, el equipo blanco se fue sin marcar. Y lo hizo, además, en el peor momento: justo cuando parecía despegar tras el Clásico. El parón llega como un respiro, sí, pero también como un espejo que obliga a mirar de frente lo que no funciona.

Ni fútbol ni pegada. Esa es la sensación que deja el empate sin goles ante el Rayo Vallecano. El conjunto de Xabi Alonso atraviesa un bache que va más allá de la falta de acierto. El equipo no juega mal, pero tampoco bien. Domina, pero no daña. Y cuando no hay colmillo el que siempre acompaña a Mbappé, los problemas se hacen más grandes.

El desgaste es evidente. De Anfield a Vallecas, el trayecto ha sido corto, pero la semana, eterna. En Inglaterra, Courtois sostuvo al Madrid ante el Liverpool; en Vallecas, el conjunto blanco apenas inquietó al portero rival. “Aquí cuesta llevar el partido al terreno que uno quiere”, admitió Xabi Alonso tras el encuentro. “La Liga es partido a partido y hoy no se ha podido ganar.”

Mbappé, símbolo y termómetro del ataque blanco, también se apagó. Tocó solo 27 balones en 90 minutos y no logró marcar. Su racha goleadora se detuvo (13 tantos en 12 jornadas) y Vallecas lo neutralizó. Sin su brillo, el Madrid perdió su referencia ofensiva: el francés ha participado en más de la mitad de los goles del equipo (52,94%), una cifra que evidencia la dependencia que genera su figura. Cuando Mbappé no aparece, el Madrid se queda sin rumbo.

Pero el problema no es solo individual, sino colectivo. Las cifras dicen que el equipo ha rematado más de 20 veces por partido en las últimas cinco jornadas, algo que no pasaba desde 2010. Sin embargo, las estadísticas engañan: la mayoría de los tiros carecen de intención y peligro. En Vallecas, solo cinco disparos a puerta, ninguno realmente amenazante. Mucha posesión, pocas ideas. Ataques previsibles, escasa movilidad y una dependencia excesiva de Vinicius, que sigue siendo la chispa más viva, pero demasiado solo en su lucha por agitar el juego.

Xabi Alonso había logrado enderezar el rumbo tras el Clásico, pero este tropiezo reabre las dudas. El parón servirá para ajustar y recuperar energías, pero también para reflexionar. El técnico debe encontrar la manera de devolver al equipo la frescura, conectar a sus delanteros y recuperar la confianza que parecía asentada hace apenas dos semanas.

Porque los goles volverán, sí. Pero el Madrid no puede esperar de brazos cruzados. De momento, se queda sin pólvora. Sin gol. Y, lo que es peor, sin respuestas.

Autor: Iván.

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