El Real Madrid remonta sobre la hora y evita que el Barcelona sea Campeón | OneFootball

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·14 de maio de 2025

El Real Madrid remonta sobre la hora y evita que el Barcelona sea Campeón

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El Real Madrid salvó más que tres puntos este miércoles. Salvó el honor, evitó una celebración culé y rescató una victoria en su último aliento gracias al canterano Jacobo Ramón, quien en el minuto 95 empujó un balón con más fe que fuerza para desatar un grito retenido durante 90 minutos en el Bernabéu. El tanto del juvenil sirvió para derrotar 2-1 a un Mallorca valiente, sostenido por un Leo Román que firmó una de las actuaciones más memorables de un portero visitante en Chamartín.

El gol de Mbappé, que igualó el tanto inicial de Martin Valjent, había reanimado a un Madrid que se tambaleó por momentos entre la resignación y el tedio. Pero fue el tanto final del canterano lo que impidió el posible alirón del FC Barcelona en Cornellà-El Prat, el título de sofá más amargo imaginable.


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Un Madrid desarmado, pero orgulloso La previa estuvo marcada por el caos. Con doce bajas incluidas las de última hora de Lunin y Brahim, Ancelotti tuvo que hacer encaje de bolillos para cumplir con la regla de los siete jugadores del primer equipo en el campo. Apenas pudo tirar de diez futbolistas profesionales, entre ellos Courtois, Mbappé, Modric y Valverde. El resto, una mezcla de esperanza y emergencia.

El duelo comenzó cuesta arriba para el local. El Mallorca de Jagoba Arrasate, ya salvado y soñando con Europa, se adelantó cerca del descanso con un zapatazo inesperado del central Valjent, aprovechando la pasividad defensiva blanca. El plan de los baleares era claro: doble punta con Larin y Muriqi, presión intensa y resistencia en bloque.

Con el 0-1, el show pasó a llamarse Leo Román. El arquero balear lo paró todo: un mano a mano a Endrick, un remate a bocajarro de Bellingham, otro de Valverde, un disparo venenoso de Güler, y cuanto intento surgiera del talento blanco. La grada, aletargada por la temporada, ni se inmutaba. Hasta que Mbappé, en modo depredador, sacó petróleo de la nada.

Una asistencia de Modric, dos recortes eléctricos y un disparo seco por el primer palo bastaron para que el francés empatara el partido y, de paso, se acercara más al Pichichi (ya le saca tres goles a Lewandowski). Fue una explosión efímera. El Mallorca no se rindió y Courtois, que también oposita a mejor del mundo, salvó un gol cantado tras error de Jacobo Ramón.

Cuando el empate parecía irreversible, con el Madrid volcado a la desesperada y los cambios medidos por el reglamento más que por la táctica, apareció la jugada final. Un córner prolongado por Jesús Vallejo que entró como recurso de último minuto cayó en el segundo palo. Allí, en el lugar donde no brillan las estrellas sino los obreros, Jacobo Ramón, con 20 años y más nervio que experiencia, la empujó con la puntera para sentenciar el 2-1.

No fue una victoria que valga títulos, pero sí dignidad. El Real Madrid, descompuesto y remendado, le dio una alegría a su gente y, lo que es más simbólico, frenó la fiesta anticipada del eterno rival. En un Bernabéu resignado, un canterano dio una lección de orgullo. Porque aunque no haya copas que levantar, en Madrid el honor siempre se juega hasta el minuto 95.

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