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·04 de outubro de 2025

El rugido español que estremeció Mandalika

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Hay carreras que no se miden por segundos, sino por la sensación que dejan en el espectador cuando los motores callan. La carrera sprint del Gran Premio de Indonesia en el Circuito Internacional Urbano de Mandalika, fue una de esas tardes en las que un podio demuestra que no es cualquier cosa: Fermín Aldeguer y Raúl Fernández, firmaron un doblete simbólico que muestra la sed de victorias para prolongar la autoridad española en el motociclismo internacional.

Mandalika ardía. No solo por el calor húmedo de la isla de Lombok, en donde se ubica el circuito, sino por el rugido de más de veinte motores esperando el apagón de los semáforos. Desde el primer giro, Aldeguer se adueñó de la carrera. Su Ducati se deslizaba con una calma que contrastaba con el caos que la rodeaba. Bezzecchi, impaciente, perseguía con ansiedad una redención; Pedro Acosta, eterna promesa, se acercaba con velocidad; y Fernández, detrás, observaba, paciente, sabiendo que el podio no solo se conquista, se resiste.


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Fueron 13 vueltas que se sintieron como un duelo antiguo e inesperado. Aldeguer sobre el asfalto, parecía que cada curva estaba escrita para él. Pero el destino, caprichoso, le tenía reservada una última vuelta cruel: Bezzecchi le arrebató la victoria a tres décimas del final, una remontada increíble. No hubo error, ni drama. El español respondió con firmeza ante el ataque furtivo, pero la impaciencia y la pulcritud del piloto italiano se llevaron la carrera.

Sin embargo, la madurez del español con la que tomó el segundo puesto demuestra que perder así también es ganar algo. "Al final tenemos que darnos por satisfechos. Estamos de vuelta en el podio y eso es un buen resultado. Sin embargo, perder la victoria en la última vuelta no es nada divertido" comentó Fermín Aldeguer.

Detrás, Raúl Fernández levantaba los brazos por su tercer lugar. Un gesto pequeño, pero con peso de historia. Tres años de altibajos, de dudas, de lesiones y caídas, condensados en un podio que supo más a alivio que a euforia. "Estoy contento. No tengo muchas palabras. Después de cuatro años aquí en MotoGP y tres con Aprilia, si estoy aquí es gracias a ellos", dijo señalando al equipo que nunca lo soltó.

El box de Aprilia olía a mezcla de gasolina y redención. Por otro lado, Marc Márquez, el líder del campeonato con 545 puntos, quedó noveno tras una penalización, siendo esa su peor posición en la temporada; y, en el centro de todo, son los jóvenes españoles que devolvieron al paddock la confirmación de que el campeonato sigue pintado de rojo y amarillo. España domina el Mundial no solo en los puntos, sino también en las ganas de seguir demostrando con hechos la calidad que tienen en el deporte.

Al final, el sol cayó sobre el circuito y el público desapareció, pero la sensación de que algo puede ser distinto este domingo se quedó en el aire. Sin duda, esa sprint de hoy fue apenas el preludio de algo mayor. Aldeguer, nos dejó la imagen de su mirada fija en la nada, parecía más bien, ya estar corriendo la carrera en su mente. Fernández, por su parte, estaba más sereno, porque hizo lo que tenía que hacer en la carrera de hoy, pero también era como si manifestara poder mantener esa racha por mucho más tiempo.

Mañana, cuando el ruido despierte de nuevo al Circuito de Mandalika, veremos si lo que pasó hoy fue solo casualidad o tal vez el aviso de algo mayor, de algo más inesperado.

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