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·19 de novembro de 2025
España no remata la fiesta

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Tras un buen inicio, la selección española pierde el orden, encaja dos goles y firma el empate gracias a Oyarzabal
En Sevilla, la milagrería de los viejos tiempos de España, se reanimó Turquía. Ahora la selección española cierra sus clasificaciones sin rezos ni santorales. Un empate sabe mal, un síntoma de que no sirve cualquier cosa.
La selección, en un muestrario de sillas vacías, se congeló antes de tiempo tras un buen inicio. La bonita costumbre de las goleadas se interrumpió donde sólo había fiestas. Se puede tomar como un aviso de que el Mundial no se gana nueve meses antes.
El partido llegó a La Cartuja con el menú cerrado lo que metió a mucha gente en el sofá. Para rematar el aroma a partido Black Friday, con sus descuentos y rebajas, Turquía reservó a Güler y Yildiz, sus reyes del talento, por el riesgo de que una tarjeta les dejara sin repesca.
De la Fuente metió la mano en el cofre y colocó en el césped cuatro novedades, las de Marcos Llorente, Aleix García, Yeremy y Dani Olmo. Todavía había aficionados en los atascos cuando Cucurella se metió por la izquierda para que Olmo rompiera la red de puntera.
Fue el inicio de un pulso entre el mediapunta y Altay, el portero del United, que llegó a otros dos lanzamientos del azulgrana que buscaban el bingo. Cuando las articulaciones se lo permiten, Dani Olmo hace mucho daño en esa zona en la que apaga el radar del equipo contrario. Está en una selección en la que una parada en boxes sirve para que otro bólido te deje sin puesto.
Por la banda derecha Marcos Llorente iba en parapente, otro que no se conforma con ser un jugador de los de por si acaso. En el centro, sin Zubimendi, el cargo de gobernador recayó en Aleix García, un relevo que ahora pasa a ser casi un marroncillo.
En Turquía, a gusto con sobrevivir, todo pasaba por Gül. Primero, por un codazo a Laporte con el que casi le manda la nariz a La Maestranza; después, porque encontró el paraíso del empate tras un córner.
Esa primitiva reanimó a Turquía y desordenó a España, que encajó otro golpe en el comienzo de la segunda mitad. No es habitual ver cómo la selección española perdía el rumbo. Los turcos, a los que España había hecho más flojos de lo que son, mandaban en el marcador hasta que Oyarzabal igualó.
De la Fuente rascó en el banquillo para que entraran Ferran, Baena, Fermín y Samu, un ariete con el número ‘3’, un guiño a los antiguos Mundiales, aquellos en los que había porteros con el dorsal ‘8’. El encuentro entró en una ruleta con Unai Simón y Altay estirando guantes. Yilmaz lo intentó con una chilenaza de póster y un derechazo a las que respondió el portero con manoplazos.
La ‘vía Samu’ metió a Turquía en el área. Álex Baena probó de nuevo la destreza de Altay mientras se apagaban las luces. En Sevilla el milagro fue que Turquía salió viva.
/Marca









































