
La Colina de Nervión
·22 de abril de 2025
Insólito supino

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·22 de abril de 2025
En los últimos años, todo lo que acontece en el Sevilla Fútbol Club forma parte de lo insólito. En el ámbito social, la guerra en la Junta General de Accionistas no solo enfrenta a los propietarios de los grandes paquetes accionariales, sino que incluso ha traspasado la frontera de lo racional hasta provocar la ruptura irreconciliable de una familia, los Del Nido, quienes difícilmente van a recobrar la cordialidad en el resto de sus vidas. Nunca jamás habrá una cena de Nochebuena con todos los Del Nido juntos en la misma mesa. Y todo, por dinero.
En el terreno de juego, al equipo de Nervión le vienen ocurriendo cosas absolutamente inverosímiles: le han impedido la alineación de tres futbolistas horas antes de un partido como ocurrió con los canteranos implicados en el affaire con el otro equipo de la ciudad tras el derbi en el Sánchez-Pizjuán, le han anulado un gol porque el balón roza en el codo de un delantero que no interviene en la jugada; le asedian las plagas de lesiones que, últimamente, le impiden contar con dos jugadores que vinieron en el reciente mercado invernal supuestamente para reforzar la plantilla; recibe goles en las últimas jugadas, o en los últimos minutos, de casi todos los partidos. Son toda una serie de sucesos que impiden que el aficionado del Sevilla Fútbol Club pueda presenciar con tranquilidad el devenir de su equipo, sabedor de que en el momento más inesperado va a ocurrir algo que sobresalte su ánimo y sume más incertidumbre a un futuro ya de por sí incierto.
No obstante, el colmo de lo kafkiano ha ocurrido este pasado fin de semana incumbiendo a la gestión deportiva. Después de varios años en los que la confección de la plantilla por parte de la dirección deportiva, incluyendo el último periodo de Monchi y toda la era Orta, ha sido bastante deficiente, lo del pasado domingo contra el Alavés es de lo que clama al cielo. Se pensaba que ya habíamos visto el insólito supino cuando se contrató en el último día de mercado a un futbolista sin equipo como Januzaj —sí, todavía sigue siendo futbolista del Sevilla Fútbol Club aunque usted no lo recuerde— para pagarle una auténtica millonada de la que nunca se ha hecho merecedor, pero con los actuales gestores la capacidad de asombro del aficionado es ilimitada.
En el último encuentro en el coliseo nervionense, aparece en la alineación del equipo visitante el nombre del jugador Joan Jordán, cedido al equipo vitoriano por el Sevilla Fútbol Club hasta el próximo mes de julio. En dicho contrato de cesión figura que el sueldo del futbolista va a salir en un 70% de las arcas sevillistas mientras que el 30% restante corresponde a los alavesistas. Pues bien, no sólo es que Jordán luchara durante todo el partido contra el equipo que le paga, sino que además contribuye de una manera decisiva en la consecución de un gol que pone en extraordinario peligro la continuidad en la máxima categoría del fútbol nacional del club que abona la mayor parte de su salario. Es decir, que en un partido de trascendencia descomunal como el del domingo, el Sevilla Fútbol Club le paga a uno de sus enemigos para que le haga el mayor daño posible. Otro mérito a consignar en la intachable hoja de servicios de Víctor Orta.
Ya no se trata de haberle aplicado la llamada cláusula del miedo en el contrato de cesión firmado con el Alavés; se trata de utilizar la lógica dado el contenido de dicho acuerdo. Esa cláusula del miedo corresponde a un escenario en el que el club que recibe al jugador corre con todos los gastos mientras que el de origen se reserva el derecho a no ser ‘agredido’ por un futbolista que aún es de su propiedad; pero en el momento en el que el profesional pasa a cobrar un sólo céntimo del club de procedencia es lógico y evidente que no debería pelear contra los que, a fin de cuentas, son sus propios intereses. Sin embargo, en el Sevilla Fútbol Club de Del Nido Carrasco, Víctor Orta y compañía la lógica es una ciencia abstracta y confusa que escapa a sus capacidades intelectuales, mientras que lo insólito y rocambolesco se ha instalado en las entrañas de una entidad que se hunde irremisiblemente en todos los aspectos. Y pensar que hace sólo dos años este equipo estaba a punto de conseguir un nuevo título europeo. Hay que ser muy inútil para destrozar tanto en tan poco tiempo.
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