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Independiente goleó 3 a 0 a Vélez en el Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini con una actuación espectacular que hace olvidar la derrota frente a River y entusiasma con un juego que evoluciona y no tiene techo.

El hincha del Rojo llegaba con expectativas de ver cómo el equipo de Vaccari se pararía frente al campeón del fútbol argentino, teniendo en cuenta la dura caída en el Monumental el sábado pasado. Sin embargo, con el transcurrir del encuentro, toda esa incertidumbre se convirtió en un leve pensamiento pre-partido.

El Rey de Copas inició el cotejo a todo ritmo, ya que, desde el minuto cero, comenzó a presionar ordenadamente a los jugadores del Fortín, haciendo que los dirigidos por Domínguez casi no pudieran salir desde el fondo de la cancha sin tener que saltar líneas. Debido a esto, se generaron varias ocasiones de gol en la primera media hora de juego por las peligrosas recuperaciones en campo rival.

A partir de esto llegaron los primeros dos goles. El inicial fue con un gran pase de Cabral, un disparo exigente de Spörle y un certero rebote de Ávalos. El segundo vino luego de una gran cantidad de toques al balón para que Spörle le diera un pase en forma de centro a la cabeza del goleador del campeonato. Como si fuera poco, Independiente es el equipo que más goles ha hecho en el torneo, con 10.

En tan solo 10 minutos, el equipo pasó de compartir el dominio con el Fortín a terminar de destrabar el partido. Aunque no hubo jugadas de alto peligro en contra, la defensa del Rojo se mantuvo firme, con una dupla de centrales cada vez más afianzada, aunque con alguna desatención en la salida que alteraba a Rodrigo Rey (quien, por suerte, tuvo poca participación).

Si bien es sabido que en el segundo tiempo la intensidad fue más controlada para evitar que el partido se fuera de las manos, cabe destacar la rapidez con la que Independiente pasaba de ataque a defensa y viceversa. Vélez, lógicamente, buscaba el descuento, y el contraataque se perfilaba como la opción ideal. Con esto llegó el último y más bello gol de la jornada: casi como un guante, Giménez Rojas le dio un pase exacto al 10 del Rojo, y Cabral, casi sin pensar, la clavó suavemente en el ángulo para cerrar una noche toda Roja.

El Rey de Copas volvió a demostrar para qué está hecho y, definitivamente, sigue afianzándose en la lucha por el liderato, fundamentalmente en jugar bien, algo que se premia con aplausos y se gana con buen fútbol.