MuyDeFútbol
·24 de dezembro de 2024
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El Tottenham Hotspur no levanta cabeza. La goleada recibida por el Liverpool de Slot ha sentado como un jarro de agua fría en el norte de Londres, donde ya se plantean si Ange Postecoglu debe seguir en los banquillos. El partido fue una representación a imagen y semejanza del equipo, del carente control que se le presupone a una plantilla aspirante a la Champions. Empezaron encajando dos. Maddison recortó distancias y, antes de marcharse al túnel de vestuarios, un Szoboszlai en nivel MVP golpeó de nuevo a unos ‘Spurs’ que se tambaleaban en la lona.
El encuentro siguió desarrollándose como una película de terror. Mohamed Salah, como protagonista del partido, atemorizaba a la parroquia ‘Spur’, la cual solo podía esperar no recibir una goleada mayor tras el quinto gol.
Dejan Kulusevski tras el gol de Szoboszlai al filo del descanso. Fuente: Tottenham Hotspur. Vía: X
La temporada para los ‘Spurs’ está llena de altibajos y contradicciones. Tras una temporada 2023/24, en la cual el técnico australiano tomó los mandos y transformó al equipo en cuerpo y alma, esta presente está suponiendo una crisis identitaria para los londinenses. Dejar de lado el estilo y aspirar a ser más sólidos o continuar con él hasta encontrar regularidad, esa es la cuestión.
Precisamente, esa identidad fue la que elevó los estándares y el nivel del Tottenham. Una línea alta, una presión tras pérdida asfixiante y el valor otorgado a la posesión les permitieron reconocerse como un equipo atrevido. Ahora se miran al espejo e intuyen la figura de uno temerario. Encuentros como el del Palace o Ipswich, frente a los de Manchester City o Aston Villa, ilustran a un equipo antitético en la propia ejecución de su estilo.
Dominic Solanke celebrando su gol frente al Chelsea junto a Dejan Kulusevski. Fuente: Premier League. Vía: X
Jugadores como Brennan Jonhson, Solanke o Kulusevski están siendo de lo más notable para ellos. En contraposición, la ausencia en cuerpo de su pareja de centrales, Van de Ven y Romero, y en alma de Heung-Min Son, están llevando a la deriva a un club que ansía competir en la máxima competición europea. Ante esta tesitura, Angelo Postecoglu debe valorar entre traicionar su estilo para sobrevivir en el club o mantener una fe ciega que le haga morir por sus ideas.