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La Galerna

·31 de agosto de 2025

Polivalencia: un arma de doble filo

Imagem do artigo:Polivalencia: un arma de doble filo

La polivalencia es una virtud. Según la RAE, alguien polivalente es aquel que vale para muchas cosas. Sin embargo, esto no significa que el sujeto al que se le atribuye esta característica sea igual de bueno desempeñando diferentes tareas, aunque sea capaz de realizarlas.

Llevado al fútbol, un jugador puede cumplir en otras posiciones que no sean la suya. Pero esto no tiene por qué venir acompañado de que rinda igual de bien de lo que lo haría si jugara en su posición original.


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Son pocos los casos en los que un jugador es capaz de rayar a un nivel similar en diferentes posiciones y que su nivel sea, como mínimo, de notable. Y lo más curioso del asunto es que, en el Real Madrid, tenemos dos ejemplos muy recientes: Federico Valverde y Eduardo Camavinga.

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La posición idónea de estos dos jugadores es la de interior y pivote, respectivamente. No obstante, los hemos visto jugar a gran nivel como laterales derecho e izquierdo, respectivamente. De hecho, con Valverde surge siempre el chascarrillo de que solo le queda ganar una Champions como lateral, dado que ya ha ganado una jugando como falso extremo, y otra formando un doble pivote con Kroos.

Un concepto que deriva de la polivalencia es la reconversión, que consiste en cambiar la posición original de un jugador para intentar desarrollar su máximo potencial en otra, y que juegue en esta nueva posición de manera habitual. A lo largo de la historia del fútbol han existido reconversiones que cambian carreras, como la de Sergio Ramos del lateral derecho al central, o la de Andrea Pirlo,de mediapunta a organizador.

La polivalencia es una virtud. Según la RAE, alguien polivalente es aquel que vale para muchas cosas. Sin embargo, esto no significa que el sujeto al que se le atribuye esta característica sea igual de bueno desempeñando diferentes tareas

Sin embargo, en la plantilla actual del Real Madrid no hay ninguna reconversión posible a corto plazo. A pesar de ello, en los últimos días he leído bastantes peticiones de probar a Huijsen en otras posiciones por su gran calidad con el balón en los pies. Y me gustaría comentar algo al respecto.

Dean Huijsen es central. Puede parecer una obviedad, pero para algunos no lo es. Durante estos días, ha aflorado un debate en redes sociales sobre si Xabi Alonso debe utilizarle como pivote por su gran capacidad de sacar el balón jugado, a fin de intentar ganar mayor fluidez en el centro del campo. Esto es algo que me parecería un craso error. Huijsen no es pivote. Lo que hace especial a Dean es precisamente esa pulcritud a la hora de jugar el balón siendo central. No es habitual ver un defensor con tanta destreza a la hora de distribuir el juego.

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Es lo que me gusta denominar como "jugador trampa". En este caso, hablamos de un central que, además de ser un privilegiado en todo aquello que se le pide a un defensa, cuenta con atributos y virtudes que se le presuponen a un centrocampista.

Tenemos varios ejemplos parecidos en la historia reciente del Real Madrid. Una de las teorías más escuchadas en los últimos años era la que planteaba a Marcelo como extremo. Todos recordamos a Marcelo como un jugador muy creativo, capaz de inventarse jugadas propias del típico extremo brasileño “gambetero”. Y eso es precisamente lo que hacía tan diferencial a Marcelo. Que siendo lateral tenía virtudes que se le atribuyen a un extremo.

Pero era el propio Marcelo el que resaltaba esta evidencia. Él mismo, en una entrevista, aseguraba que era lateral y que, si le probaban en posiciones más adelantadas, su fútbol se vería muy resentido porque se sentiría perdido en el campo.

Huijsen no es pivote. Lo que hace especial a Dean es precisamente esa pulcritud a la hora de jugar el balón siendo central. No es habitual ver un defensor con tanta destreza a la hora de distribuir el juego

Otro ejemplo es el de Benzema como mediapunta  por detrás de un nueve. Lo que hacía especial a Karim, aparte de facturar siempre muy buenas cifras como si fuera un delantero centro, salvo un par de temporadas, era su sobrenatural entendimiento del juego y su inigualable capacidad para asociarse con cualquier compañero. Se decía siempre que era “un 9 con alma de 10”. Y eso era, efectivamente. Benzema tenía que partir de la posición del nueve para generar incertidumbre en los centrales y de esa manera poder bajar a zonas en las que combinaba con los centrocampistas. Era un verso libre, pero partiendo siempre desde la punta del ataque.

Algo parecido ocurre con Huijsen. En sus primeros partidos hemos visto situaciones en las que conduce prácticamente hasta la frontal del área rival, o en las que se sitúa muy cerca de los centrocampistas para servir de apoyo. Todo eso es posible porque lo hace partiendo desde la posición de central. Pero no es algo que se pueda forzar intentando que inicie como pivote. Es un añadido más a su juego que sirve para desconcertar a los rivales y generar superioridades.

Al jugador no hay que pedirle algo que no es. Simplemente, hay que dejar que su talento y sus propios automatismos se amolden al equipo para intentar sumar y generar ventajas.

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