Tiralíneas Madrid
·16 de outubro de 2025
Rayo Vallecano Femenino, un histórico en decadencia

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·16 de outubro de 2025
De la Champions al exilio: el Rayo Vallecano femenino lucha por no desaparecer mientras la directiva mira hacia otro lado.
El Rayo Vallecano Femenino vive uno de los momentos más oscuros de su historia. El que fuera uno de los clubes más laureados del fútbol español, tricampeón de Liga entre 2008 y 2011, campeón de la Copa de la Reina en 2008 y participante en tres ediciones de la Champions League, se encuentra hoy hundido en el fondo de la clasificación de la tercera categoría nacional.
Bajo el nuevo nombre de Fundación Rayo Femenino, el equipo de Óscar Lomas continúa su particular exilio lejos de Vallecas. La Real Federación Española de Fútbol ha confirmado que su próximo encuentro liguero se disputará en el Ernesto Cotorruelo, instalación de la Federación Madrileña, después de declarar no aptos los campos 3 y 4 de la Ciudad Deportiva del club por el mal estado del césped.
El conjunto franjirrojo ya se vio obligado a jugar en ese mismo escenario la eliminatoria de la Copa de la Reina y el partido liguero contra el Espanyol B el pasado 12 de octubre, lo que evidencia la falta de soluciones por parte de la entidad. A día de hoy, el Rayo femenino no cuenta con un campo propio en condiciones mínimas para competir.
La situación institucional tampoco ofrece motivos para el optimismo. Desde la llegada de Raúl Martín Presa a la presidencia en 2011, el equipo ha sufrido un deterioro constante, tanto en lo deportivo como en lo social. El abandono culminó con el descenso a Segunda División en 2022, poniendo fin a 19 temporadas consecutivas en la élite.
Además, varias jugadoras han denunciado públicamente la falta de contratos laborales y el impago de cotizaciones a la Seguridad Social, hechos que llevaron a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) a presentar denuncias ante la Inspección de Trabajo entre 2021 y 2024.
Mientras el club presume del buen momento del primer equipo masculino, el femenino se apaga lejos de su barrio y de su gente. Lo que un día fue un símbolo de orgullo y competitividad en el fútbol femenino español, hoy solo intenta sobrevivir.