Diario La Escuadra
·08 de junho de 2025
Real Murcia 0-1 Gimnàstic: Un golpe más para una afición inquebrantable

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·08 de junho de 2025
Este sábado 7 de junio de 2025. El estadio Enrique Roca hervía con 31.003 almas en las gradas, cifra récord para el Real Murcia y la Región. Desde horas antes, la ciudad vivía una euforia total: fan zones, mosaicos, pancartas en balcones y comercios animando al autobús grana, todo para empujar desde las 18:30h a su equipo. En esta vuelta de semifinales por el ascenso a la Segunda División, al Murcia le valía empatar tras el 1‑1 de la ida. Así que el ambiente y la presión estaban diseñados para una final: “¡El Real Murcia va a salir a ganar!”, declaraba Fran Fernández antes del encuentro
El pitido inicial activó el termostato emocional. El Murcia presionó fuerte, empujado por un Enrique Roca que parecía ser el tan famoso «jugador 12». En los primeros 15 minutos, el arquero del Nàstic, Dani Rebollo, se convirtió en la gran figura: sacó un disparo de Raúl Alcaina y dos más de Moha Moukhliss.
El equipo local generó varias ocasiones claras: cabezazos al límite del área que sólo salieron desviados, centros cerrándose y remates que pasaron cerca. Pero no hubo fortuna ni precisión. En la otra portería, Gazzaniga apenas sufría: el Nàstic se defendía con orden, y Rebollo estuvo firme cuando el Murcia lo buscó. En esta primera parte, el equipo local fue el único sancionado con tres amarillas, por parte de: Alberto González 21´, Moha 25´, Flakus 44´.
Así se llegó al descanso: 0‑0. En ese momento, la grada murciana aún tenía la esperanza intacta, pero también cierta inquietud por la falta de gol.
Fuente: Cadena Ser
La segunda mitad arrancó con la misma intensidad local. El Murcia parecía querer más, aunque sin concretar. Sin embargo, el duelo se rompió en el minuto 60. El Nàstic montó una contra fulminante: Víctor Narro puso un centro preciso que encontró al delantero Pablo Fernández, quien remató con calma y marcó el 0‑1.
La grada murciana no se vino abajo, y animó más que nunca. Desde el primer gol, el partido se rompió y se convirtió en una locura. El Nàstic, con seguridad, jugó de forma inteligente: ganó espacio, replegó líneas, se encastilló atrás, y esperó a las contras, donde se produjeron varios 2 contra 3, y el equipo visitante tuvo la oportunidad de rematar el partido, pero el mejor jugador del Real Murcia, David Vicente, impidió que esas contras acabaran en gol.
El Real Murcia lo intentó con todo: entradas agresivas, centros al área, cambios ofensivos… Hasta el portero Gazzaniga subió en un córner buscado a nivel del área rival.
Pero faltó concreción. La mejor fue un remate de Alberto Toral que se fue fuera por poco, y luego un cabezazo suelto que Rebollo atajó sin problemas.
El árbitro pitó el final: 0‑1. El Nàstic pasó a la final. Para el Murcia fue una noche amarga: el ascenso se queda fuera por duodécima temporada seguida
Cuando acabó el partido, el silencio pesó tanto como el marcador. Aún así, muchos aficionados murcianistas permanecieron en el estadio aplaudiendo. Fue un reconocimiento al esfuerzo del equipo que llegó fuerte, generó ocasiones y lo dio todo.
Desde el banquillo del Nàstic, el capitán Joan Oriol expresó el orgullo de sus jugadores: “Supimos sufrir y aprovechamos la oportunidad”. Eso lo resume todo: oficio ante la presión y claridad para golpear cuando había que hacerlo.
La ciudad de Murcia se vaciaba lentamente: muchos salieron con la sensación de haber presenciado una fiesta, aunque amarga. Una fiesta por el récord de asistencia, por la movilización de una ciudad, y por el orgullo de haberlo intentando hasta el último segundo.
Fue una noche emotiva, vibrante, y que quedará grabada en la memoria de quienes lo vivieron. El Real Murcia lo intentó, jugó bien en fases, generó ocasiones… pero se topó con un rival pragmático. El Nàstic encajó, aguantó y supo golpear justo cuando más dolía. En fútbol, a veces sobra actitud y falta puntería.
Y aunque el resultado tumba el ascenso, queda el consuelo de una afición entregada: pitido final, silencio… y luego aplausos. Porque si algo no faltó en esta semifinal fue corazón.