Agente Libre Digital
·24 de agosto de 2025
Sangre, sudor y victoria

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·24 de agosto de 2025
Si a lo atípico de tener que competir en agosto, le sumas lo novedoso de la competición y lo inusual de la ubicación, te queda un Zamora C.F – Unionistas para la historia. Ni el calor, ni la lejanía con respecto al Ruta de la Plata impidieron que una horda de seguidores rojiblancos poblaran las instalaciones del Luciano Rubio.
Ni tan siquiera los privilegiados que pudieron buscar refugio del sol bajo la única grada del estadio pudieron sortear el calor. Los abanicos, a veces tradicionales y a veces improvisados, se convirtieron en el complemento de moda para la parroquia local.
Directos desde Salamanca, los seguidores de Unionistas, fieles a la cita, comenzaron a colorear de blanco y negro uno de los sectores aledaños al verde.
El primer ¡uy! por parte de la grada vino provocado, como ya viene siendo habitual, por el diablo Monerris que paseó un centro con veneno por el corazón del área salmantina. Farru tuvo en sus botas la réplica, casi de manera inmediata, en una gran acción a balón parado.
Monerris estaría apunto de hacer saltar el plan de partido rival por los aires, pero el larguero decidió negarle el gol, un robo de pillo, una cabalgada marca de la casa y un disparo seco que hizo tambalear los cimientos de la meta de Marco.
Loren Burón, tras buscar las cosquillas de manera ininterrumpida a cada defensor salmantino, terminó encontrando petróleo tras sufrir una dura entrada que, tras la consiguiente tangana, supuso la expulsión de Farru. El partido se reanudó, un poco más bronco y un poco más falto de ritmo. Unionistas logró salvaguardar el empate hasta el descanso sin que la diferencia numérica se notara lo más mínimo.
El segundo tiempo arrancó con los roles bien marcados, el Zamora C.F. se dispuso a acosar la meta rival y se habría llevado el gato al agua en el primer minuto de no ser porque un gran envío de Merchan se pasearía por el área sin encontrar rematador. Tales eran las ganas de la parroquia rojiblanca de cantar un gol que todos los rojiblancos se pusieron en pie tras un envío de Carlos Ramos que, pese al efecto óptico, pegó en la parte lateral de la red.
El Luciano Rubio, convertido en una olla a presión, explotaría con la consecución del gol local. Farrel, quien no estaba cuajando su partido más brillante, se sacaría de la chistera un disparo inapelable directo a la escuadra charra. Unionistas, pese a la inferioridad tanto en verde como en el luminoso, no le perdió la cara al partido en ningún instante.
Los hombres de Oriol Riera siguieron atacando la meta de Fermín con más ahínco incluso que en minutos anteriores. El larguero le regaló una vida extra al Zamora que ya veía como los salmantinos igualaban la contienda. Así se llegó a la conclusión del partido, quizá no el más brillante, quizá no el más estético, pero desde el punto de vista más resultadista, el partido que todo aficionado del Zamora habría firmado.