Un doblete de Pedro Rodríguez deja al Inter sin Scudetto' ¡revancha culé! | OneFootball

El fútbol, ese dramaturgo cruel y brillante, siempre guarda una última vuelta de tuerca para los incrédulos. Cuando el Inter de Milán ya saboreaba el champán del ‘Scudetto’, apareció Pedro Rodríguez —sí, ese Pedro, el del Barça de Guardiola, el de los goles sin estridencias— para aguar la fiesta como un invitado inesperado que llega con traje viejo, pero precisión quirúrgica.

A sus 37 años, Pedro no corre: flota. Ni celebra con euforia: asiente, como quien dice "aún sigo aquí". En un Giuseppe Meazza repleto de expectativas y bufandas listas para la celebración, el canario firmó un doblete que resucitó a la Lazio y convirtió el escenario en una ópera trágica para los locales.

Al Inter se le escapa el "Scudetto" en el último segundo

El segundo gol, en el minuto 90, fue un bisturí en la autoestima interista: un disparo frío, preciso, casi quirúrgico, como si se vengara —sin rabia, solo con estilo— de tantas noches donde el guion parecía escrito por otros.

El escenario no era neutro, ni casual. Hace apenas unas semanas, el mismo estadio había sido el cementerio europeo del FC Barcelona. Ironía fina del destino: el Inter, verdugo reciente del Barça en Champions, cayó víctima de uno de los últimos mohicanos de esa generación azulgrana que enamoró al mundo. Pedro, que ya parecía vivir en las notas a pie de página, fue el protagonista de un epílogo inesperado.

La Serie A se decidirá en la última jornada

Y por si fuera poco, el contexto general se prestaba para la tragedia griega: el Nápoles había empatado contra el Parma. El camino al título estaba despejado para el Inter, bastaba con ganar. Pero el fútbol, como las buenas novelas, desprecia los finales predecibles.

Ahora, la Serie A se definirá en la última jornada. El Inter deberá vencer al Como y rezar para que el Nápoles no le saque los tres puntos al Cagliari. Todo por culpa de un jugador que ya no estaba en las quinielas, pero que aún tiene pólvora en las botas y cicatrices en la memoria.

Pedro Rodríguez no solo marcó dos goles. Rompió una narrativa. Y en este deporte de cronómetros y caprichos, nada es más valioso que eso: ser el hombre que le quita la pluma al guionista.