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·23 de abril de 2025

UNIÓN EN LA ALTURA: solo un equipo de Santa Fe pudo salir victorioso en esta condición

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Un día, la FIFA dijo que se había acabado. Jugar al fútbol en campos como los de La Paz (3.600 metros sobre el nivel del mar), Bogotá (2.600 metros), Cuzco (3.350 metros) y Quito (2.850 metros), donde las selecciones y clubes locales sacaban ventaja de sus rivales a nivel de adaptación física, fue considerado un maltrato a los futbolistas foráneos y por ello, en mayo del 2007, el entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter, anunció que se prohibía encuentros internacionales que se disputen a más de 2.500 msnm.

Pero la medida duró poco ante la presión de los afectados y pronto volvería el mal de altura a la CONMEBOL, la confederación de fútbol en Sudamérica.


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La polémica es de larga data. “Jugar en la altura es inhumano”, es una declaración de una lista de futbolistas o directores técnicos que no han nacido o crecido en las alturas de los Andes. A más de 2.300 metros (y con mayor gravedad a 3.650 metros) todos los futbolistas acostumbrados al llano tienden a sufrir.

La presión barométrica es mucho menor en la altura, lo que determina una pérdida de capacidad aeróbica del 30 al 34%, según el médico fisiólogo argentino Juan Carlos Massa, quien estudió a la selección albiceleste por 25 días en La Quiaca (Jujuy, Argentina), a 3.600 msnm, a poco de un partido con Bolivia. A todas luces, esta pérdida es una desventaja frente a futbolistas adaptados a jugar en altura.

Las carreras intensas, los piques, saltos, remates, cambios de ritmo y dirección, consumen en el deportista ciertos combustibles cruciales: la fosfocreatina (molécula que almacena energía en el músculo) y el glucógeno (azúcar depositada en el músculo) y glucosa (azúcar en la sangre).

Frente la intensidad, y al no haber oxígeno en el momento en el que se descompone la glucosa, se produce el ácido láctico. Una alta acumulación del referido ácido, que es en simple la fatiga que sentimos, puede en la altura tener efectos muy negativos en cuanto a rendimiento.

A nivel del mar, el futbolista se recupera al estar parado, caminando, trotando o corriendo moderadamente: el sistema aeróbico recupera la fosfocreatina y “lava” el referido ácido, permitiéndose una reutilización del mismo y la recuperación del deportista para hacer nuevos esfuerzos. Pero esto se dificulta en la altura, donde el oxígeno no abunda.

Con los procesos descritos, al perder el deportista un alto porcentaje de la capacidad de su sistema aeróbico, pierde en todas sus capacidades: tiene menos explosión, fuerza de remate, velocidad, potencia, etcétera.

El lactato (o ácido láctico) le produce agitación, pesadez muscular y empieza a perder coordinación motriz: no pasará el balón a su antojo, ni será tan preciso en todos sus movimientos.

Peor aún, puede perder noción de factores espaciales, temporales y de fuerza, visión, y tomar decisiones más incorrectas que lo normal. En lo psicológico, pueden volverse menos tolerantes y realizar más faltas. Según el especialista argentino, esto ya se puede empezar a sentir a los 5 minutos de juego.

Si uno repasa los cuatro equipos profesionales de la provincia de Santa Fe en AFA (dos santafesinos y dos rosarinos) se encontrará con varias rarezas con el tema altura, considerando los dos países cerca del cielo y todas las competiciones internacionales de la Conmebol (Sudamericana, Libertadores, Recopa y hasta la desaparecida Conmebol).

En el caso de Colón, con más de 50 partidos internacionales, los sabaleros nunca jugaron por encima del nivel del mar.

“Rosario Central nunca enfrentó a un equipo cuatoriano y eso que tiene más de 100 partidos entre la vieja Conmebol, Sudamericana y Libertadores. En el caso de los canallas, Ecuador y Bolivia, son los dos únicos países donde no jugó por torneos Conmebol”, explica el querido colega rosarino Carlos Durhand.

En el caso de Newell’s Old Boys de Rosario es el único que pudo gritar cerca de las nubes. Lo hizo por la Copa Sudamericana 2023 goles de Iván Gómez, Cristian Latorre en contra y Jorge Recalde.

“Newell’s venció a Blooming y acaricia los octavos de final de la Copa Sudamericana”, titulaba el 25 de mayo de 2023 el sitio TyC Sports.

“La Lepra se recuperó de un mal arranque, se impuso por 3-2 en Bolivia y sumó el cuarto triunfo seguido para sacarle cinco de diferencia a Aucax Italiano, que venció a Santos. Newell’s mantuvo su andar perfecto en el Grupo E de la Copa Sudamericana y quedó a un paso de los octavos de final al superar por 3-2 a Blooming, en condición de visitante y por fecha 4 de la competencia continental.

“Pese a la clara superioridad en el desarrollo, el partido no arrancó de la mejor manera para el equipo conducido por Gabriel Heinze debido a que el brasileño Rafinha abrió el marcador a los 12 minutos del primer tiempo».

“Sin embargo, Newell’s después logró evidenciar en el marcador la diferencia de jerarquía entre los dos equipos y antes del entretiempo llegó a la igualdad con un golazo de Iván Gómez».

“En el complemento, la Lepra dio vuelta el resultado con los tantos del uruguayo Christian Latorre en contra y el paraguayo Jorge Recalde, a los 13 y 22 minutos, en tanto que en el final descontó Leonardo Fenga”, finalizaba la crónica.

Antes, la “Lepra” había perdido con Bolívar en La Paz (1 a 0 Libertadores 1988); 3-2 con The Strongest en Copa Libertadores 2006; 2-0 contra San José de Oruro por Sudamericana 2010.

En el caso de Unión, camino a sus primeros 20 partidos internacionales, tal como lo reflejó El Litoral, jugó una sola vez en la altura y perdió.

“Será la tercera vez de Unión en este país. Muchos seguramente recordarán más aquella visita a Quito cuando el equipo de Madelón fue a buscar la clasificación contra Independiente del Valle, luego de haberle ganado claramente el partido de ida, y fue eliminado a través de los penales. La recordarán porque esa vez pudo asistir el público visitante y hubo respuesta satisfactoria del hincha tatengue a pesar de la lejanía”, explicaba en su informe Enrique Cruz.

La otra visita fue a Guayaquil, cuando el equipo de Azconzábal consiguió eliminar a Emelec en la segunda intervención de Unión en la Copa Sudamericana, pero ese partido se disputó en plena pandemia y no hubo acompañamiento masivo como se había dado en la anterior ocasión.

La curiosidad de ese primer encuentro, en el Atahualpa de Quito, es que Unión enfrentó al equipo que luego se coronaría campeón en la final con Colón. Era la primera fase y no se jugaba en forma de grupos, como ahora, sino con eliminación directa.

En el partido de ida, en Santa Fe, Independiente del Valle había llegado con pocos jugadores y apenas tuvo a cuatro suplentes e hizo sólo dos cambios. Ese día, Unión ganó 2 a 0 con los tantos marcados por Mazzola y Lotti, pero marró también dos penales (Fragapane y Zabala), que pudieron liquidar la serie en Santa Fe en el encuentro de ida.

La revancha se jugó el 17 de abril de 2019 (hace unos días se cumplieron seis años de ese partido), ya en otro contexto en cuanto al armado del plantel de Independiente del Valle.

El trámite fue totalmente distinto, Independiente del Valle lo ganó 2 a 0 y fueron a la definición por penales, quedando la victoria en manos de los ecuatorianos.

Madelón puso esa noche a Nereo Fernández; Damián Martínez, Yeimar Gómez Andrade, Bottinelli y Bruno Pittón; Zabala, Mauro Pittón, Acevedo y Fragapane; Troyansky y Mazzola. Luego ingresaron Corvalán, Cuadra y el uruguayo Javier Méndez.

Unión hizo una logística particular para ese partido, porque llegó a Quito horas antes del mismo y fue recibido por una gran cantidad de simpatizantes que fueron al hotel a saludar a los jugadores y al cuerpo técnico.

Los dos partidos fueron muy opuestos en cuanto al trámite y los ecuatorianos lograron sacar una ventaja en la definición a través de los penales, cuando Unión tuvo, en el partido de ida, todo para liquidar la serie en esos primeros 90 minutos.

Ese partido estuvo enmarcado en la primera fase de esa Copa. ¿Cómo terminó la historia?, con Independiente del Valle coronándose campeón en Paraguay.

La segunda vez de Unión se dio al año siguiente, cuando el fútbol se había reanudado en plena pandemia. En esa segunda fase de aquella Copa de 2020, Unión enfrentó a Emelec de Guayaquil. La situación fue diferente porque en este caso no hubo que lidiar con la altura, pues se jugó en el llano.

También fue diferente la definición. En Santa Fe, Unión había perdido 1 a 0. En Guayaquil, la historia fue distinta y Unión ganó 2 a 1, clasificando a la tercera fase por la conquista de los dos goles como visitante (esta vez no hubo definición por penales).

Ese partido se jugó el 5 de noviembre de 2020, abrió la cuenta Javier Cabrera para Unión, empató Barceló y el Cuqui Fernando Márquez convirtió el segundo gol que le dio la victoria al equipo del Vasco y la consecuente clasificación para los octavos de final.

Unión formó con Moyano; Vera, Blasi, Nani y Corvalán; Cañete, Leyes y Carabajal; Javier Cabrera, Juan Manuel García y Troyansky. Luego entraron Nardoni, Luna Diale, Gerometta, Jhonatan Galván y Fernando Márquez.

El Estadio Olímpico de Riobamba, donde el Mushuc Runa recibirá al Unión de Vazzoler este miércoles a las 23 de Argentina, acaricia los 3.000 metros sobre el nivel del mar. ¿Se le dará esta vez al Tate, cerca del cielo, por la Copa Sudamericana y ante el equipo del “Ponchito”?.

Por Darío Pignata, enviado especial a Ecuador

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