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·16 de novembro de 2024
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A partir del jueves por la tarde, durante el partido contra Israel (0-0), Warren Zaire-Emery asumió un nuevo rol difícil de describir. Centrocampista ofensivo, sin ser un verdadero creador de juego, el jugador del PSG debía compensar la falta de creatividad de los ‘bleus’ en los últimos partidos.
Una elección que no fue un regalo, como señala Ludovic Obraniak.
“No fue un gran éxito pero tampoco fue un regalo. Este chico debe estar de cara al juego, nunca de espaldas al juego. No podrá evolucionar como segundo atacante dada su orientación corporal. Me costó mucho ver alguna complementariedad con Kolo Muani. Pero, al menos, los tres círculos lo intentaron y mostraron generosidad. Kanté trabajó delante, detrás, salvó algunos tiros. Camavinga probó suerte desde lejos. Pero claramente falta un genio, un chico con una sensibilidad técnica más asertiva en el pase, capaz de crear, de hacer jugar a los demás”, afirma en una entrevista con L’EQUIPE, antes de continuar.
“Olise podría desempeñar este papel, pero aún necesita estar detrás del delantero. Allí jugó de extremo con un lateral que rara vez dobla. Fue demasiado fácil para los dos pistones defenderse de nosotros. No necesitaron apresurarnos porque rápidamente entendieron que nunca nos centramos. Tuvimos la posesión durante todo el partido pero jugamos con dos jugadores que vinieron a poner el balón en los pies de nuestros centrales, lo que nos impidió generar superioridad por los costados y por el medio. Nos faltaron jugadores en el espacio entre líneas. Un chico como Maghnes Akliouche (Mónaco) podría ser interesante para este papel, pero tampoco hay que pedir demasiado”, añade Ludovic Obraniak.