Clásico Regio: El día que Gignac silenció sin piedad la casa de Rayados (VIDEO) | OneFootball

Guadalupe, Nuevo León.- El Clásico Regio 112 se jugó en el Clausura 2017 y es recordado como uno de los duelos más intensos y emocionantes en la historia del fútbol regiomontano. Tigres y Rayados, los eternos rivales del norte, se enfrentaban en una semifinal que prometía drama, pasión y grandes emociones. Y no decepcionó. Ante un abarrotado Estadio BBVA, Tigres dio un golpe sobre la mesa y eliminó a Monterrey con un contundente 2-0, asegurando su lugar en la semifinal del torneo.

El partido de ida en el Estadio Universitario había dejado a Tigres con una ventaja de 4-1. Desde los primeros minutos, la tensión se podía cortar con un cuchillo. Rayados buscaba desesperadamente remontar el marcador global, pero se toparon con una muralla defensiva felina y, sobre todo, con un Nahuel Guzmán en estado de gracia.

La primera estocada llegó de los pies de un André-Pierre Gignac inspirado. El francés, ídolo de la afición de Tigres, aprovechó un tiro libre para marcar el primer gol de la noche con un golazo espectatular. La anotación fue un balde de agua fría para los locales, que veían cómo sus esperanzas de avanzar a la semifinal se esfumaban ante sus ojos.

Rayados no logró reaccionar, y Tigres, con inteligencia y paciencia, continuó controlando el partido. La cereza en el pastel llegó con el segundo gol, obra nuevamente de Gignac, que definidió en una gran escapada y silenció al Gigante de Acero. Mientras los jugadores de Tigres celebraban con su afición, en la grada rayada reinaba la desolación. Monterrey había sido superado en todas las líneas y quedaba fuera del torneo en su propia casa.

Este Clásico Regio 112 no solo fue memorable por el resultado, sino por lo que representó. Tigres no solo venció a su máximo rival, sino que lo hizo por primera vez en una Liguilla,, en un escenario de máxima presión, y lo catapultó a una final donde finalmente se coronarían campeones. El 2-0 de aquella noche sigue siendo motivo de orgullo para la afición felina, y una herida abierta para los hinchas rayados.