El Atletico salva la imagen de LaLiga tras una terrible jornada de Champions | OneFootball

Chipre, Bélgica e Inglaterra. Los lugares donde cuatro de los cinco equipos españoles en Champions se han estrellado en esta jornada de primeros de noviembre. Derrotas del Real Madrid y Athletic en Liverpool y Newcastle, empate (y gracias) del Barcelona en Brujas y derrota del Villarreal en Pafos, Chipre, ante un equipo de una localidad aún más pequeña que la castellonense.

Sólo el Atlético, que logró doblegar al modesto Union Saint Galloise en el Metropolitano, salvó el honor de LaLiga en la máxima competición europea. Pero esto no va de rasgarse las vestiduras, o de que los chicos del Cholo saquen pecho. Sino que merece un análisis mucho más profundo.

Hace un par de años, Rafa Benítez, por aquel entonces entrenador del Celta, puso el grito en el cielo: las restrictivas medidas asociadas al FairPlay financiero impulsado por Javier Tebas como presidente de la patronal habrán logrado que los clubes profesionales no mantengan deudas con las administraciones. Algo fantástico, sin duda. Pero a costa de descapitalizar el talento del fútbol español. “Los clubes nos vemos obligados a vender a nuestros mejores jugadores para poder cumplir con la normativa y poder inscribir a los nuevos refuerzos”, vino a decir Benítez.

El tiempo le ha dado la razón. LaLiga española se sume en la mediocridad europea. No sólo es que los equipos se desprendan de talento, es que esa falta de talento acaba salpicando otros aspectos del juego: por ejemplo, la intensidad. La diferencia de nivel entre equipos de LaLiga es tan mayúscula que el resultado es una competición 'no competitiva'. Y cuando esos mismos equipos pasean por Europa, sus jugadores parece que van con un ancla enganchada a la cadera porque son incapaces de aportar la misma 'eneryía', que diría Ancelotti, en el campo.

Flick logró que el año pasado el Barcelona pareciera un avión, y por eso llegó a semifinales de la Champions. Ancelotti no encontró la intensidad necesaria en los suyos, y por eso está fuera del Madrid. Esa misma intensidad es la que busca Alonso con esa presión adelantada que no sigue ni la mitad de su equipo. El Atletico del Cholo era un equipazo cuando mordía rótulas pero le han exigido “jugar bien”, que por lo visto no implica dejarse el alma. Valverde y Marcelino, dos entrenadores como la copa de un pino, hacen que sus equipos jueguen muy bien al fútbol, pero con las manos en los bolsillos. Y eso pasa factura.

El problema es, sí, LaLiga. Una normativa más laxa de Fairplay financiero que permita recuperar talento y fichar nuevo. Un reparto más equitativo de los derechos televisivos que impida la absoluta desigualdad entre equipos de la misma categoría. Eso está en la mano de Tebas. Lo mismo si un día no se levanta enfadado es capaz de darse cuenta.