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·3. Februar 2025
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Un beso en la boca de un jefe "no debe de ocurrir en ningún ámbito social ni laboral", afirmó este lunes la jugadora Jenni Hermoso en el juicio al antiguo jerarca del fútbol español Luis Rubiales por el beso que le impuso contra su voluntad ante los ojos del mundo.
"Sentí que estaba fuera de contexto totalmente (...) Me estaba besando mi jefe y esto no ocurre, no debe de ocurrir en ningún ámbito social ni laboral", dijo Hermoso, primera testigo del juicio al expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) que empezó este lunes.
"Me sentí poco respetada", señaló Hermoso, quien declaró con voz tranquila por más de dos horas en el tribunal ubicado en San Fernando de Henares, en las afueras de Madrid.
Rubiales, de traje oscuro y sentado junto a su abogada, está acusado de agresión sexual por el beso y por coacciones para que la futbolista disculpara el gesto, delitos por los que la Fiscalía solicita 2,5 años de cárcel.
"Un beso en los labios, [lo doy] solamente cuando yo decido hacerlo", zanjó la jugadora a preguntas de la fiscal. "Mancharon uno de los días más felices de mi vida, y para mí es muy importante decir que en ningún momento busqué ese acto ni mucho menos me lo esperé", añadió.
El escándalo estalló ante los ojos del mundo entero el 23 de agosto de 2023, cuando las jugadoras de la selección femenina española, tras haber ganado el Mundial en Sídney, llegaron al podio para las medallas.
Al felicitar a Hermoso, la número 10, Rubiales le agarró la cabeza con las dos manos y le plantó un beso en los labios.
El gesto se volvió viral en redes y generó reacciones de indignación en todo el mundo, pero Rubiales se aferró al cargo pese a una suspensión de la FIFA y la multiplicación de los llamados a dimitir, incluso del Gobierno de España.
Finalmente, renunció en septiembre de 2023.
El exentrenador de la Roja femenina, Jorge Vilda, y dos exdirigentes de la RFEF, Rubén Rivera y Albert Luque, están también procesados por las coacciones a Hermoso, un delito por el que la Fiscalía pide para ellos año y medio de cárcel.
Hermoso explicó que acabó harta de las "incontables" veces que le pidieron que hiciera un comunicado o un video para justificar los hechos, hasta que pidió que la dejaran "en paz".
Preguntada por abogados de los acusados por qué continuó celebrando la victoria en el Mundial después del beso, afirmó: "mi actitud (...) no quita lo que yo siento y (...) no tengo ni que estar llorando en una habitación ni haberme tirado al suelo cuando pasó el acto para dar a entender que eso no me gustó".
"Me sentí desprotegidísima" por la federación, añadió la exjugadora del Barcelona, que dijo haber sentido "miedo de ir por la calle" al volver a España por la atención mediática del caso.
Encontró refugio "allá en México", donde jugaba en el Pachuca, "estando tan lejos", narró.
Aun así, y "hasta el día de hoy, mi vida parece que ha estado en 'stand by'", agregó.
Hermoso se mostró "harta" cuando, tras el beso forzado, directivos de la Federación le mostraron un comunicado, posteriormente enviado a periodistas, que "le quitaba un poco de importancia al incidente" y estaba escrito como si lo hubiera redactado ella, relató Patricia Pérez Requena, jefa de prensa de la RFEF, quien también testificó este lunes.
Rubiales siempre ha descrito el gesto como "un piquito" --un beso en los labios-- entre amigos pero, para la Fiscalía, se lo impuso "de manera sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación de la jugadora".
"Ni un beso no consentido más, ni una agresión sexual más", escribió este lunes en X la ministra de Igualdad del Gobierno de izquierda, Ana Redondo, quien agradeció la "valentía" de Hermoso.
El juicio se extenderá hasta el 19 de febrero e incluirá gran cantidad de testigos, desde varias compañeras de Hermoso, como la doble Balón de Oro Alexia Putellas, al seleccionador masculino Luis de la Fuente, que comparecerá este martes.
Rubiales, de 47 años, declarará a partir del 12 de febrero.
Rubiales también es investigado judicialmente por presunta corrupción y contratos irregulares durante su presidencia de la RFEF, entre 2018 y 2023.
San Fernando de Henares, España | AFP